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¿Posees el seguro apropiado?

Determina si una póliza de cuidados a largo plazo tiene sentido para ti.

Pareja de adultos mayores

Getty Images

In English | “Cuidados a largo plazo” se refiere a todas las distintas clases de ayuda que las personas que padecen enfermedades crónicas, discapacidades u otros trastornos necesitan para funcionar todos los días, durante un largo período de tiempo. La mayoría solo necesita ayuda para llevar a cabo actividades cotidianas simples, tales como bañarse, vestirse y comer. Otras, posiblemente también necesiten la asistencia especializada de enfermeras, terapeutas u otros profesionales.

Los cuidados a largo plazo incluyen una amplia gama de servicios y de apoyo que las personas pueden recibir en sus hogares, en sus comunidades o en otros lugares de residencia alternativos, tales como las instituciones de vida asistida y los hogares para el cuidado de adultos mayores.


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Sin embargo, los cuidados a largo plazo pueden resultar costosos. El costo de los servicios de asistencia depende del tipo de atención que tú necesites, el grado de necesidad y el tiempo durante el cual se brindarán los servicios. Los costos varían según el lugar donde vivas. 

Ni los seguros de salud contratados por empleadores ni Medicare cubren servicios de cuidados a largo plazo por períodos prolongados, por lo que algunas personas optan por contratar un seguro de cuidados a largo plazo para cubrir gastos futuros. Según las opciones de póliza que tú elijas, el seguro de cuidados a largo plazo puede cubrir la atención domiciliaria, el cuidado diurno de adultos, servicios de vida asistida, la atención en hogares para el cuidado de adultos mayores, la coordinación de cuidados y otros servicios, y a veces incluye costos para modificar tu vivienda a fin de que puedas seguir viviendo en ella de forma segura.

Ten presente que el seguro de cuidados a largo plazo no suele cubrir la totalidad de estos gastos; es probable que aún debas pagar algunos gastos menores. Existen diversos factores que deben considerarse antes de decidir si debes comprar una póliza de seguro de cuidados a largo plazo.

La edad y tu estado de salud

Las pólizas cuestan menos si las contrata cuando eres más joven y gozas de buena salud. Si tienes más edad o padeces alguna enfermedad grave, es probable que no puedas obtener cobertura, y de conseguirla, quizá sea mucho más costosa.

Costo de las primas

Decide si puedes pagar las primas del seguro de cuidados a largo plazo, ahora y en el futuro, sin desequilibrar tu presupuesto. Las primas suelen aumentar y es probable que tus ingresos bajen. Si tú no estás en condiciones de pagar la prima, podrías perder todo el dinero que ya haz invertido en tu póliza.

Ingresos reducidos

Si tienes dificultades para pagar tus cuentas ahora o te preocupa si las podrás pagar en el futuro, cuando tengas menos bienes, podría no tener sentido gastar miles de dólares al año para pagar el seguro de cuidados a largo plazo.

Sin embargo, si tus ingresos son bajos y tu necesitas cuidados a largo plazo, quizá puedas reunir los requisitos para recibir Medicaid. A diferencia de Medicare, Medicaid cubre el costo de tu asistencia en una residencia para el cuidado de adultos mayores. No obstante, primero deberás agotar casi todos tus recursos antes de ser elegible para recibir cobertura. También deberás reunir otros requisitos. En la mayoría de los estados, Medicaid paga una cantidad limitada por atención domiciliaria.

Sistema de apoyo

Tú puedes tener parientes y amigos que puedan proporcionarte parte de los cuidados a largo plazo en caso de que lo necesites. Analiza si tu querrás o no su ayuda, y cuánto puedes esperar razonablemente de ellos.

Asegúrate tu mismo a través de ahorros e inversiones

Un asesor financiero o un abogado especializado en asuntos relativos a la tercera edad o en planificación patrimonial puede asesorarte acerca de cómo ahorrar para cubrir los gastos menores derivados de los cuidados a largo plazo. Si tu tienes el dinero suficiente para pagar un seguro de cuidados a largo plazo y quieres ahorrar tus bienes para tus herederos, evalúa la posibilidad de contratar este seguro.

¿Quién necesita cuidados a largo plazo?

Según los datos más recientes, alrededor del 70 % de las personas mayores de 65 años requerirán cuidados a largo plazo durante sus vidas. En promedio, alguien que actualmente tiene 65 años necesitará algún tipo de cuidados a largo plazo por el término de unos 3 años. Y dentro de ese período, la persona probablemente reciba casi 2 años de atención domiciliaria. Existen diversos factores que influyen en la posibilidad de que tu seas más propenso o no a necesitar servicios de cuidados a largo plazo:

Edad: A medida que envejeces, tu necesidad de cuidados a largo plazo por lo general se incrementa.

Estado civil: Las personas solteras tienen mayores probabilidades de necesitar atención pagada.

Sexo: Las mujeres son más propensas que los hombres a necesitar cuidados a largo plazo, fundamentalmente porque su expectativa de vida suele ser mayor.

Estilo de vida: La mala alimentación y el sedentarismo pueden incrementar tu necesidad de asistencia.

Historial clínico y antecedentes familiares: Los antecedentes familiares de mala salud pueden aumentar tu necesidad de cuidados a largo plazo.

Por qué las personas compran seguros de cuidados a largo plazo

Existen diversas razones por las que optarías por contratar un seguro de cuidados a largo plazo. Una posibilidad es asegurarte de que tus parientes no tengan que pagar por los cuidados que necesites. Otra es que el seguro te pueda ayudar a mantener tu independencia en tu propio hogar durante más tiempo. O quizá decidas contratar una póliza porque esta te permite ingresar en la institución de vida asistida o en la residencia para el cuidado de adultos mayores que elijas. O, tal vez simplemente quieras ahorrar tus bienes para tus herederos.

¿Qué tipo de póliza puedes contratar?

En el 2009, la mayoría de las personas contrataron pólizas individuales en forma directa a agentes de seguros. Las compañías de seguros también pueden vender dichas pólizas por correo y por teléfono. Si piensas contratarla a través de un agente de seguros, averigua si el agente posee capacitación adicional en seguros de cuidados a largo plazo (muchos estados lo exigen). Asegúrate de verificar en el departamento de seguros de tu estado si el agente posee la licencia exigida para vender seguros en ese estado.

Mientras tanto, a continuación se describen los distintos tipos de pólizas disponibles:

Planes a cargo del empleador

Algunos empleadores ofrecen pólizas de cuidados a largo plazo grupales o facilitan la contratación de pólizas individuales a tarifas grupales preferenciales. Una serie de planes grupales no incluye criterios de evaluación, lo cual significa que es probable que no debas satisfacer requisitos médicos para ser elegible, al menos en un principio. A veces, los familiares también pueden disponer de los beneficios mediante el pago de primas y después de haber pasado por los exámenes médicos correspondientes.

Si dejaras de trabajar para tu empleador o si tu empleador te cancela el seguro, podrías conservar la póliza o convertirla en otra póliza. Sin embargo, sus beneficios y los costos podrían cambiar.

Planes ofrecidos por organizaciones profesionales

Las organizaciones profesionales o de servicios también pueden ofrecer seguros grupales de cuidados a largo plazo. Al igual que en el caso de la cobertura a cargo del empleador, evalúa tus opciones para estar al tanto de lo que podría suceder si la cobertura llegara a su fin o si tu abandonaras la organización.

Pólizas conjuntas

Estos planes te permiten contratar una póliza con cobertura para más de una persona. El beneficio conjunto puede ser utilizado por un matrimonio, una pareja sentimental o dos adultos que sean parientes. Existe, por lo general, un beneficio total o máximo que se aplica a todos los asegurados en virtud de la póliza. Por ejemplo, si una pareja posee una póliza con un beneficio máximo de $100.000 y una de las personas utiliza $40.000, la otra dispondría de $60.000 para sus propios servicios. Es decir, en el caso de una póliza conjunta, se corre el riesgo de que una de las personas agote los fondos que la otra podría necesitar.

Programas de convenio estatales

Los programas de convenio estatales consisten en iniciativas de colaboración entre un gobierno estatal, una compañía de seguros privada y los residentes de ese estado, destinadas a asociar el seguro de cuidados a largo plazo con el programa Medicaid del estado. Estos programas están vigentes o en desarrollo en aproximadamente 40 estados. Si tu contratas una póliza de seguro de cuidados a largo plazo que reúne los requisitos para complementarse con el programa de convenio de tu estado, puedes conservar una determinada cantidad de bienes y seguir reuniendo los requisitos para ser beneficiario de Medicaid.

En general, con un programa de convenio, tú estarías en condiciones de conservar un dólar de tus bienes por cada dólar pagado por la póliza, en la medida en que reúnas todos los otros requisitos para ser beneficiario de Medicaid, entre los que se incluye tener ingresos limitados.

Las pólizas compatibles con el programa de convenio deben cumplir con ciertas normas específicas, las cuales varían de un estado a otro. Recuerda preguntarle a tu agente de seguros si la póliza que estás considerando contratar es compatible con el programa de convenio, cómo opera con Medicaid, y cuándo y cómo tu reunirías los requisitos para recibir la cobertura de Medicaid. Si no obtienes respuestas claras o si tienes más preguntas acerca de Medicaid y el programa de convenio vigente en tu estado, consulta con tu State Health Insurance Assistance Program (SHIP, Programa Estatal de Asistencia en Seguros de Salud).

Según las normas federales, la mayoría de las pólizas vendidas actualmente son deducibles de impuestos. Esto significa que tu puedes, bajo ciertas condiciones, deducir el valor de las primas de tu impuesto federal sobre el ingreso en concepto de gastos médicos. Desde luego, este sería el caso suponiendo que tu efectuaras las deducciones bajo este concepto y tuvieras costos médicos que excedieran el 7,5 % de tu ingreso bruto ajustado.

El importe de la deducción federal depende de tu edad. También cabe destacar que los beneficios pagados a través de la póliza por lo general no están sujetos a impuestos, por no considerarse ingresos. Muchos estados también ofrecen créditos o deducciones impositivas limitadas.

¿Cuánto cuesta el seguro de cuidados a largo plazo?

Los aseguradores determinan el costo del seguro de cuidados a largo plazo basado en el tipo de cobertura que contrates, tu edad y estado de salud al momento de hacerlo. Mientras más edad tengas al momento de contratar el seguro, mayor será tu prima mensual.

Por ejemplo, en el 2008, la prima anual promedio para un asegurado de 40 años era de $2.050. Un asegurado de 50 años pagaba $2.306, unos doscientos y tanto de dólares más. Sin embargo, para una persona de 60 años, el costo se incrementaba a $3.109, en tanto que un asegurado de 70 años pagaba $6.007.

Cómo elegir la mejor póliza para ti

A diferencia de las pólizas de Medigap —el seguro privado contratado para complementar Medicare—, el seguro de cuidados a largo plazo no cuenta con opciones estandarizadas. Las diferentes pólizas ofrecen una diversidad de opciones de cobertura. En vista de que hoy día tú no sabes cuáles serán tus necesidades futuras en lo que respecta a los cuidados a largo plazo, es probable que quieras contratar una póliza con opciones flexibles. Pero antes de contratarla, consulta a más de una compañía, asegúrate de comprender todos los aspectos de la póliza y obten respuestas por escrito. A continuación te sugerimos algunas preguntas importantes:

¿Qué servicios cubre?

Revisa los tipos de servicios cubiertos por la póliza que estás considerando. Averigua en dónde puedes recibir dichos servicios y quiénes están autorizados a proporcionarlo. Las pólizas pueden cubrir las siguientes opciones de atención:

Residencia para el cuidado de adultos mayores: Establecimiento con un nivel de servicio que brinda una amplia gama de asistencia de salud calificada, cuidado de rehabilitación, atención personalizada y actividades diarias en un ambiente en el que los residentes están las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Verifica si la póliza cubre otros aspectos además de habitación y pensión completa.

Institución de vida asistida: Residencia integrada por unidades del estilo de un departamento en el que se dispone de servicios de atención personal y otros, tales como comidas a domicilio, los cuales son adaptados para satisfacer las necesidades individuales.

Cuidado diurno de adultos: Programa fuera del hogar que proporciona servicios de salud, servicios sociales y otros servicios de apoyo en un ambiente supervisado para adultos que necesitan cierto grado de ayuda durante el día.

Atención a domicilio: Programa que incluye diversos servicios, tales como ayuda para bañarse, afeitarse y realizar las tareas domésticas.

Modificación de la vivienda: Adaptaciones realizadas en la vivienda, tales como la instalación de rampas o agarraderas, para incrementar la seguridad y el fácil acceso.

Coordinación del cuidado: Servicios proporcionados por un profesional capacitado o con licencia, que ayuda a determinar las necesidades, a localizar los servicios y coordinar el cuidado. La póliza puede también cubrir la supervisión de los cuidadores.

Opciones de servicios futuros: Si se establece un nuevo tipo de servicio de cuidados a largo plazo entre el momento en que tú contrataste el seguro y el momento en que requieras atención, algunas pólizas tienen la flexibilidad de cubrir estos nuevos servicios, aun cuando la póliza no los cubra específicamente. La opción “servicio futuro” puede estar disponible con la aprobación del asegurador, si la póliza contiene un texto específico acerca de las opciones alternativas.

Algunas compañías de seguros exigen utilizar los servicios de una agencia de cuidados domiciliarios certificada o de un profesional con licencia, mientras que otras compañías permiten contratar cuidadores independientes, sin licencia o familiares. Las compañías pueden imponer ciertas exigencias —tales como licencia, si es que está disponible en tu estado— o restricciones sobre los establecimientos o los programas utilizados. Asegúrate de contratar una póliza que cubra los tipos de establecimientos, programas y servicios que tú querrás y que estén disponibles en la zona donde vives. Mudarse a otra zona podría implicar una diferencia en cuanto a tu cobertura y los tipos de servicios disponibles.

¿Cuánto cubrirá la póliza?

Las pólizas te permiten elegir el monto de cobertura que quieras; sin embargo, es importante que sepas qué cobertura obtendrías y por cuánto tiempo. Las pólizas pueden cubrir distintos montos por distintos servicios —como $50 diarios por atención a domicilio y $100 diarios por asistencia en residencia para el cuidado de adultos mayores— o pueden contemplar una tarifa por cualquier servicio. La mayoría de estas pólizas tienen algún tipo de límite respecto del beneficio, que se fija en una cantidad específica de años; también puede ser de por vida o traducirse en un monto total en dólares.

Los “beneficios conjuntos” te permiten utilizar un monto total en dólares en beneficios para distintos tipos de servicios. Con estos beneficios, tú puedes combinar servicios que satisfagan tus necesidades particulares.

Compara el monto de los beneficios diarios de tu póliza con el costo promedio de los cuidados en tu zona de residencia.

Recuerda que tú tendrías que pagar la diferencia. A medida que el precio de la atención aumenta con el tiempo, tu beneficio comenzará a devaluarse, a menos que tu cobertura incluya una protección contra la inflación.

¿Cuáles son los requisitos para comenzar a recibir los beneficios?

Los "activadores de beneficios” son las condiciones que se deben reunir para poder comenzar a recibir los beneficios. La mayoría de las compañías consideran la incapacidad para realizar ciertas “actividades de la vida diaria” para determinar a partir de qué momento entran en vigencia los beneficios.

Por lo general, las pólizas entran en vigencia cuando tu necesitas ayuda para realizar dos o tres actividades de la vida diaria. Las más comunes son bañarse, comer, vestirse, ir al baño y caminar. La higiene personal —es decir, poder bañarse— debe incluirse en la lista de "activadores de beneficios" de tu póliza, ya que suele ser la primera tarea que se vuelve imposible de hacer por cuenta propia.

Es importante que la póliza que tú contrates contenga un activador distinto para el pago de beneficios en caso de deterioro cognitivo, tal como la enfermedad de Alzheimer. Ello se debe a que una persona puede ser físicamente capaz de realizar sus actividades diarias, pero ya no puede hacerlas sin ayuda. Los estudios de funcionamiento cerebral comúnmente se consideran “activadores de beneficios”, en reemplazo del deterioro cognitivo. Pregunta si es necesario que tengas a alguien que realice dichas actividades o que esté a tu lado y te supervise, a fin de que puedas recibir los beneficios.

¿A partir de cuándo se reciben los beneficios?

La mayoría de las pólizas incluyen un período de espera o carencia antes de que la compañía de seguros comience a cubrir gastos. Este período se expresa en una cantidad de días después de que tú hayas sido certificado como “elegible para los beneficios”. Lo típico es elegir hasta 100 días. Calcula detenidamente cuántos días podrías pagar la asistencia antes de que comience la cobertura. Y ten presente que los períodos de carencia más cortos incrementan el precio de la póliza.

Asimismo, es importante destacar que algunas compañías cuentan el tiempo a partir del momento en el que fuiste certificado y pagaste la asistencia calificada por la cantidad de días especificada. Por el contrario, otras compañías lo hacen desde la fecha de certificación y no exigen ningún requisito en cuanto al pago de la asistencia.

Elije una póliza que te exija cumplir con tu período de carencia solo una vez durante la vigencia de la póliza, en lugar de una que lo haga esperar cada vez que necesites atención.

¿Mis beneficios seguirán el ritmo de la inflación?

En vista de que muchas personas contratan un seguro de cuidados a largo plazo 10, 20 o 30 años antes de recibir los beneficios, una opción importante para considerar es la protección contra la inflación. Indexar según la inflación permite que el beneficio diario que tu elijas se ajuste a la par del incremento del costo de los cuidados.

Por lo tanto, si tienes menos de 70 años al momento de contratar un seguro de cuidados a largo plazo, es fundamental incluir una protección contra la inflación de incremento automático. Durante la vigencia de la póliza, los aumentos automáticos comunes del beneficio diario, que están basados en el monto original del beneficio, por lo general no siguen el ritmo del precio de los servicios.

Algunas pólizas ofrecen opciones de compra futura u opciones de compra garantizada. Estas pólizas comienzan con una cobertura más limitada y, por consiguiente, una prima más baja. Más adelante, en un momento determinado, tú tienes la opción de incrementar tu cobertura, aunque a veces sea mediante el pago de una prima mucho mayor.

Si tú rechazas la opción varias veces, puedes perder la posibilidad de aumentar el beneficio en el futuro. Si no se aumenta la cobertura, esta opción puede dejarte con una póliza que cubra solo una fracción del costo de los cuidados.

Cuanto más joven seas al momento de contratar el seguro de cuidados a largo plazo, más importante será contratar una póliza que incluya protección contra la inflación.

¿Qué sucede si no puedo seguir pagando las primas?

Si, por alguna razón, dejaras de pagar la prima o renunciaras a su beneficio, una opción de “incaducidad” te permitirá recibir ciertos beneficios reducidos que dependerán del monto de dinero que tú ya hayas pagado. Algunos estados exigen que las pólizas ofrezcan beneficios de “incaducidad”, que incluyen opciones de beneficios con diferentes primas.

Dado que las cláusulas de “incaducidad” varían de un estado a otro, consulta con tu State Health Insurance Assistance Program (SHIP) antes de renunciar a la póliza. Si tu póliza no posee una opción de “incaducidad” y tú dejas de pagar las primas, perderás todos los beneficios por los que pagaste.

¿Necesitaré pagar primas cuando reciba los beneficios?

Muchas pólizas te permiten dejar de pagar la prima cuando comienzas a recibir los beneficios. Algunas compañías dejan de cobrar las primas de inmediato, mientras que otras lo hacen después de una cierta cantidad de días.

¿La compañía puede cancelar mi póliza?

Las pólizas cuentan con “garantía de renovación”, lo que significa que no se pueden cancelar ni terminar como consecuencia de la edad, estado físico o salud mental del asegurado. Esta garantía asegura que tu póliza no caducará, a menos que agotes todos tus beneficios o no hayas pagado las primas.

¿Aumentarán mis primas?

Las compañías de seguros no pueden aumentarles la tarifa a personas individualmente, aunque pueden aumentar la tarifa respecto de una clase de pólizas similares dentro de tu estado.

La mayoría de las primas aumentan a lo largo de la vigencia de la póliza. Unos 20 años atrás, algunas compañías fijaron primas bajas, poco realistas, y no podían cubrir los costos. Luego, se vieron forzadas a aplicar un aumento significativo a sus tarifas. Muchas de estas compañías con el tiempo se retiraron del mercado de seguros de cuidados a largo plazo.

Ahora, la National Association of Insurance Commissioners (NAIC, Asociación nacional de comisionados de seguros) ha establecido pautas para la fijación de tarifas que se basan en estimaciones más conservadoras para determinar las primas. Aproximadamente la mitad de los estados han adoptado estas medidas, junto con varias de las grandes compañías de seguros. Algunos departamentos de seguros estatales realizan un seguimiento de los aumentos de beneficios y tarifas, y otros, como los de California y Nueva York, los publican en línea.

¿Existen exclusiones en cuanto a la cobertura?

Todas las pólizas tienen algunas condiciones por las que niegan cobertura. Solicítale a tu agente que las revise contigo. La mayoría de los estados han prohibido a las compañías que le exijan al asegurado haber estado hospitalizado o en una residencia para el cuidado de personas mayores por una determinada cantidad de días para poder recibir los beneficios. Algunos estados permiten esta exclusión, lo cual podría hacer que tú nunca llegues a ser elegible para recibir un beneficio.

Las exclusiones de cobertura más comunes son las relacionadas con abuso de drogas y de alcohol, y las enfermedades relacionadas con el VIH. Asegúrate de que la enfermedad de Alzheimer y otras afecciones comunes, tales como las cardiopatías, la diabetes o ciertos tipos de cáncer no estén contempladas como razones para no brindar los beneficios.

¿Puedo obtener una póliza si padezco una enfermedad preexistente?

Los expertos de la industria del seguro estiman que aproximadamente entre el 16 % y el 18 % de las personas que quieren contratar una póliza son rechazadas a causa de enfermedades preexistentes. Si una compañía vende una póliza a alguien que padece una enfermedad preexistente, luego de venderla suele retener el pago de la atención relacionada con esa enfermedad por un período de tiempo determinado. Asegúrate de que este período de pagos retenidos sea razonable para ti.

Si tú no le informaras de tu enfermedad preexistente a la compañía, es probable que esta no cubra los cuidados relacionados con esa enfermedad.

La mayoría de las compañías efectuará una revisión informal para determinar si tú eres elegible para la póliza. Esto sirve de ayuda en el caso de que exista la posibilidad de que a ti te nieguen cobertura, ya que otra compañía podrá preguntar si alguna vez te la negaron.

Decidir si el seguro de cuidados a largo plazo es adecuado para ti puede llevarte mucho tiempo e investigación, pero será tiempo bien empleado. Si tú te informas debidamente, podrás tomar una buena decisión sobre tus cuidados a largo plazo.

Para más información sobre cómo planificar para los cuidados a largo plazo, visita www.aarp.org/decide. Comienza a planificar para los cuidados a largo plazo ahora, elabora un plan adecuado para ti y compártelo con tus seres queridos. Permite que AARP te ayude.

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