Vida Sana
Después de que mi padre falleció hace 11 años, mi mamá se hizo muy independiente. Su calendario social estaba repleto con encuentros de su club de lectura, ensayos de coro y reuniones con el grupo de cinematografía, a los que acudía manejando. Su memoria también se mantuvo aguda durante años. Lo sé bien porque podía recordar incidentes de mi niñez que yo había olvidado hacía rato.
Sin embargo, la demencia lo cambió todo. Hace unos tres años, mi madre empezó a tener accidentes automovilísticos; por suerte, nada graves, pero sí preocupantes. Una noche olvidó cómo regresar a casa del ensayo de coro. A veces notaba que le costaba recordar los nombres de amigos y parientes. A menudo no podía acordarse dónde guardaba los utensilios que usaba con frecuencia en la cocina.
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Mi familia y yo sabíamos que necesitaba ayuda, pero no queríamos mudarla de su casa y del vecindario de Míchigan que adoraba y donde me crie. Le encantaba estar rodeada de familias jóvenes que pasaban por su casa con bebés y perros. Además, su salud física era relativamente buena. No necesitaba un auxiliar de cuidados en el hogar. Necesitaba a alguien que sencillamente pudiera hacerle compañía.
Un servicio diferente
Este tipo de servicio se conoce como acompañamiento para adultos mayores, una solución para las personas en la misma situación de mi madre. Necesitan cierta supervisión, pero no atención médica, así como ayuda con tareas como cocinar y transporte, pero no para comer o vestirse. Y anhelan la compañía. Casi la mitad de las mujeres mayores de 75 años viven solas. “Tenemos seres queridos que están en casa solos sin mantener conversaciones y que no participan realmente en la vida ni se sienten relevantes”, dice Sherri Snelling, gerontóloga y representante de Comfort Keepers, agencia de cuidados en el hogar. “Esas personas desean charlar y entablar ese tipo de relación”.
En general, los recursos para buscar auxiliares de cuidados en el hogar (típicamente las agencias que emplean o contratan personal de enfermería u otros asistentes calificados, cuyo ingreso en parte lo paga el seguro médico) no son los adecuados para encontrar acompañantes. ¿Cómo se consigue a alguien que simplemente esté dispuesto a acompañar a una persona mayor y que ayude en la casa?
“Hay mucha necesidad. Pero no creo que tengamos buenos modelos para encontrar el servicio de acompañamiento porque no encaja en el concepto tradicional de cuidados en el hogar o de atención médica en el hogar”, dice Christina Irving, directora de servicio al cliente de Family Caregiver Alliance.
Por eso, un recurso útil son los sitios web que también conectan a las familias con distintos tipos de asistentes domésticos, como cuidadores de niños, cuidadores de mascotas y personal de limpieza. Estos incluyen compañías como Care.com, Comfort Keepers y CareLinx. La ventaja es que indagan en los antecedentes de los asistentes para que no tengas que hacerlo tú mismo. Pero las tarifas son más altas porque estas agencias cobran una comisión.
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