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Al reanudarse las visitas, los residentes de hogares de ancianos reciben su primer abrazo

Es 'mejor que tomar helado', dice una hija, pero las restricciones y los retos continúan.


MIRA EL VIDEO: El reencuentro de una madre con su hija

Después del agobiante año de pérdida y soledad que causó la COVID-19 en los hogares de ancianos de Estados Unidos, muchos residentes finalmente se están reencontrando con sus seres queridos para abrazarse y tomarse de la mano durante visitas dentro de los centros, gracias a las pautas que el Gobierno federal actualizó recientemente para estos establecimientos.

“Parece el comienzo de un nuevo día”, dice Glen Lewis, director ejecutivo de la comunidad de viviendas para adultos mayores Edgewater en West Des Moines, Iowa. El sector de enfermería especializada reinició las visitas el 11 de marzo, un día después de que los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) publicaran las nuevas pautas (enlace en inglés).

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“Sin duda ha sido un aspecto positivo para nuestros residentes”, señala Lewis. “No hay nada como ese sentido de comunidad, comunicación y compañerismo que brinda la propia familia”.

Si bien las revisiones de las pautas constituyen las medidas más radicales para reunir a los residentes con sus familiares y amigos desde que se prohibieron las visitas en los hogares de ancianos en marzo del 2020, todavía existen muchos protocolos para prevenir infecciones. Los visitantes deben usar mascarilla, la cantidad de visitas que puede haber al mismo tiempo es limitada, y también se limita la cantidad de tiempo que pueden permanecer en el centro.

Estas restricciones continúan siendo un reto para algunos residentes, según Maureen Cadwell, directora ejecutiva de Weston County Manor, un hogar de ancianos de Newcastle, Wyoming. Si bien las recientes flexibilizaciones son “muy bienvenidas”, todavía hay dificultades, admite. “Y afectan a todos”, es decir, a los residentes, al personal y a los seres queridos.

La bienvenida a las familias

“Los centros deben permitir las visitas dentro del establecimiento en todo momento y para todos los residentes [independientemente del estado de vacunación]”, indican las pautas de los CMS, y citan la vacunación generalizada en los hogares de ancianos (enlace en inglés) y la disminución de las infecciones por COVID-19 entre los residentes y el personal.

Las excepciones incluyen a los residentes que están en cuarentena o que tienen COVID-19. Además, se desaconseja permitir visitas para los residentes que no están vacunados y que viven en un hogar de ancianos donde menos del 70% de los residentes están completamente vacunados y cuyo condado tiene un índice de infecciones por COVID-19 superior al 10%.

spinner image Hal Bergen y su esposa Sharon Peters-Bergen.
AARP Studios

La agencia también dispuso permitir el “contacto cercano” —que previamente había desaconsejado— si un residente está completamente vacunado y tanto el residente como la visita usan una “mascarilla que ajuste bien” y se lavan o desinfectan las manos antes y después de la visita.

"Reconocemos el profundo efecto que causaron la separación y el aislamiento", dijeron las autoridades de los CMS. “También reconocemos que no hay nada que pueda reemplazar el contacto físico, como el cálido abrazo entre un residente y un ser querido”.

Los más de 15,000 hogares de ancianos del país, que están regulados por los CMS, pueden enfrentar sanciones si no cumplen con ciertos requisitos de las pautas federales, como el uso de cubiertas faciales o mascarillas en todo momento durante las visitas. Otras secciones de las pautas son menos directas y pueden considerarse recomendaciones, no obligaciones. Por ejemplo, indican que “los centros deben considerar programar visitas durante un período de tiempo específico” para ayudar a garantizar que todos los residentes puedan recibirlas. Sin embargo, no se sugiere ningún plazo ni penalización por incumplimiento.

“El solo hecho de poder tocar tu mano o tu cabello... significa tanto. Es fantástico”.

—Hal Bergen, de Chicago, a su esposa, Sharon Peters-Bergen

Las comunidades de vida asistida y otros tipos de centros de cuidados a largo plazo no tienen obligación de atenerse a las pautas de los CMS, ya que están regulados por los Gobiernos estatales, no por el Gobierno federal. Sin embargo, muchos estados han vuelto a publicar su guía para los centros de cuidados a largo plazo, que se atienen fielmente a las recomendaciones que publicaron los CMS.

Visita por el 94.° cumpleaños de su esposo

Gracias a los cambios que dispusieron los CMS, Sharon Peters-Bergen pudo ir en persona a celebrar el 94.° cumpleaños de su esposo, Harold “Hal” Bergen, en Selfhelp Home, un centro de enfermería especializada de Chicago. El año pasado tuvo que cantarle el “Feliz cumpleaños” a través de una ventana. Este año no le permitieron celebrarlo en el comedor del centro con otros residentes, para quienes llevó bagels y panecillos, pero de todos modos nota cierto progreso.

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“Recibir la noticia de que realmente podía verlo en persona fue increíble”, dice Peters-Bergen. “Una cosa es hablar por teléfono, pero otra es estar allí”.

Y ese primer abrazo fue “maravilloso”, agrega. “Si amas a alguien, quieres abrazarlo, quieres tocarlo. Así que fue un sentimiento profundamente liberador”.

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Para Bergen, quien sufrió largos períodos de aislamiento y soledad durante los cierres a raíz de la pandemia, el sentimiento fue mutuo. Cientos de miles de residentes de hogares de ancianos de todo el país han padecido la misma angustia.

“El solo hecho de poder tocar tu mano o tu cabello... significa tanto”, le dijo a su esposa, con quien lleva 45 años de casado. "Es fantástico".

Al final del pasillo del Selfhelp Home, el reencuentro entre una madre y su hija fue igualmente entrañable. “Mejor que el helado, que la pizza y que el chocolate”, dice Ellen Rosner, al describir cómo se sintió al abrazar por primera vez en más de un año a su mamá, Josefina “Finnie” Rosner.

Para Finnie Rosner, esa cercanía representa un regreso a cierta normalidad en su vida. “Es una sensación maravillosa”, dice.

Reencuentro de viejos amigos del mismo centro

Si bien las nuevas pautas del Gobierno se centran en permitir el ingreso de más visitas del exterior a los hogares de ancianos sin que existan riesgos, las actualizaciones también posibilitan el reencuentro de residentes a quienes no se les permitió reunirse durante la pandemia.

“Estas dos mujeres literalmente se tomaban de la mano y decían: ‘Estoy tan feliz de verte. Estoy tan feliz de verte’. No dejaban de abrazarse”.

—Glen Lewis, West Des Moines, Iowa

Poco después de que se publicaran las nuevas pautas, Edgewater organizó una cena para reunir a los residentes de diferentes sectores de la comunidad de cuidados continuos. Dos amigas de toda la vida, una del área de enfermería especializada y la otra del área de vivienda asistida, no se habían visto desde que comenzó la pandemia.

“Estas dos mujeres literalmente se tomaban de la mano y decían: ‘Estoy tan feliz de verte. Estoy tan feliz de verte’”, dice Lewis, el director ejecutivo de Edgewater. “No dejaban de abrazarse. Fue muy conmovedor”.

Para muchos residentes de hogares de ancianos, poder reconectarse durante las comidas comunales, el bingo o las actividades manuales es tan especial como volver a tener acceso a la familia.

“Mis hijos pueden venir a visitarme, pero no lo hacen muy seguido”, dice Norma Reman, residente de Weston County Manor. “Además, por supuesto, no es que puedan entrar sin más”. Las restricciones actuales de la comunidad permiten que cada residente reciba solo una visita de una hora o dos visitas de media hora por semana.

“Por eso, lo más agradable es poder ir a la mesa y sentarnos a comer juntos, como se supone que debe ser”, dice.

Alice Cunningham, también de Weston County Manor, está de acuerdo: “Sí, realmente, realmente extrañábamos mucho eso”.

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A veces surgen dificultades y confusión

Si bien muchos residentes de hogares de ancianos de todo el país disfrutan de la suspensión de las restricciones, otros no.

En una visita reciente a Weston County Manor, Connie Reimer estaba emocionada de finalmente poder sentarse junto a su madre de 99 años, Doris Voss, y ayudarla a hojear las páginas de un álbum de fotos. Pero Voss, que padece de demencia, se negaba a usar mascarilla.

“No pude tomarla de la mano ni darle un abrazo porque no se quiso poner la mascarilla”, explica Reimer. “No entiende que una cosa depende de la otra”.

Es probable que muchas familias afronten las mismas dificultades. Más de la tercera parte de los residentes de los hogares de ancianos tienen deterioro cognitivo grave, y alrededor de una cuarta parte tienen deterioro cognitivo moderado, según el “2015 Nursing Home Data Compendium” (Compendio de datos de hogares de ancianos del 2015) de los CMS.

Para poder continuar la visita, Reimer y Voss tuvieron que trasladarse a una de las cabinas de visitas del centro, que tienen separadores de plexiglás transparentes para mantener la distancia entre los residentes y las visitas. Allí, no fue necesario que Voss usara mascarilla, pero era difícil escuchar a su hija a través de la pared. Al final, Reimer dejó de conversar y en cambio le hizo escuchar música tranquila con su teléfono.

“Eso fue muy frustrante”, dice Reimer, quien fue testigo del deterioro de la salud física y mental de su madre durante los cierres. “Y ahora ambas estamos vacunadas, así que sería bueno poder visitarla sin pasar por todo esto”.

Si bien los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recientemente publicaron nuevas pautas para la población general en las que indican que no es necesario que las personas completamente vacunadas usen mascarilla en espacios cerrados cuando están con otras personas completamente vacunadas, los CMS no publicaron la misma recomendación para los hogares de ancianos. Más bien, el uso de cubiertas faciales y mascarillas sigue siendo un principio fundamental para la prevención de infecciones por COVID-19 que “debe cumplirse en todo momento”.

"El virus no ha desaparecido"

Recuperarse de una pandemia lleva tiempo, en particular para las comunidades como los hogares de ancianos que demostraron ser tan vulnerables ante los brotes graves, advierte Jennifer Schrack, profesora adjunta de Epidemiología del Envejecimiento en la Facultad de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, en Baltimore.

La COVID-19 cobró la vida de más de 180,000 residentes y miembros del personal de centros de cuidados a largo plazo, que incluyen hogares de ancianos, comunidades de vida asistida y otros entornos donde los adultos mayores viven en lugares cerrados. Esta cifra representa más del 30% de todas las muertes por coronavirus que se produjeron en Estados Unidos, según la Kaiser Family Foundation (enlace en inglés). La mayoría de esas muertes ocurrieron entre residentes de hogares de ancianos.

Si bien la disminución de casos en los hogares de ancianos y los nuevos datos que respaldan la eficacia de las vacunas para prevenir las infecciones por coronavirus y sus complicaciones son todas “buenas señales”, dice Schrack, “el virus no ha desaparecido” y “todavía quedan muchas incógnitas”.

“Si realmente estamos progresando, lo que queremos hacer es mantener ese rumbo, y poner fin a algo antes de tiempo tan solo nos hará retroceder”, señala. “Todos quieren volver a la normalidad. Solo tenemos que mantener eso en mente y resistir unos meses más. Y esperamos que eso suceda”.

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