Vida Sana
Durante el último año, Jessica Johnson ha tratado de equilibrar las responsabilidades de cuidar a su hija de 12 años, que sufre una enfermedad mental, y a sus suegros, que padecen enfermedades crónicas. Como muchas personas de la generación X, esta madre ama de casa de 45 años se siente presionada por la competencia entre las necesidades de unos hijos que crecen y unos padres que se hacen mayores. Luego, la pandemia del coronavirus ha hundido al país en un confinamiento real.
Ahora, Johnson está aislada en su hogar en Nueva Jersey con su marido y sus dos hijas, e intentando averiguar cómo cuidar a sus suegros en Texas; su suegra se está recuperando de una operación de espalda, y su suegro tiene dificultades para tratar su diabetes y su enfermedad cardíaca. "Intentamos aguantar", dice ella. "Pero es realmente aterrador".
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Mientras las personas en el país se esfuerzan por estar seguros y entender un panorama de incertidumbre, Johnson y otras personas como ella se encuentran en una posición difícil, presionadas por las responsabilidades de cuidar a ambas partes. La generación X, los nacidos entre 1965 y 1980, tienen ya más probabilidades de estar cuidando de alguien que los integrantes de otras generaciones. La persona promedio que cuida de un adulto mayor es una mujer de 49 años, con un empleo, y que provee cuidados no remunerados a su madre durante 20 horas semanales, según la Family Caregiver Alliance. Con el aumento de la edad en la maternidad, es más probable que las mujeres que rondan los 50 años de edad tengan hijos todavía en casa. Añade el coronavirus a la mezcla, y el estrés aumenta.
"Es la tormenta perfecta", afirma Ada Calhoun, autora de Why We Can't Sleep: Women's New Midlife Crisis. "Estamos cuidando de los niños que están aprendiendo a distancia desde casa mientras trabajamos, si podemos, y mientras nuestros padres son el blanco de esta enfermedad".
Nos preocupamos por todos
La hija de 12 años de Johnson ha sido hospitalizada tres veces durante el año pasado y es excepcionalmente sensible al estrés de la pandemia. Sus sesiones de terapia ahora son en línea, y han suspendido las otras intervenciones por los cierres de los servicios no esenciales. Al mismo tiempo, Johnson ha tenido que coordinar la atención de salud de sus suegros desde la distancia, una tarea para la que normalmente ella o su esposo tendrían que haber volado a Texas.
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