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Cómo apoyar al ser querido en sus últimos días

Palabras y acciones de amor que debe tomar en cuenta un familiar cuidador.


spinner image Cómo apoyar al ser querido en sus últimos días
No esperes al último instante para hablar con tu ser querido de asuntos pendientes.
Portra Images/Getty Images

Tal vez la situación para la que estamos menos preparados sea la de proporcionar apoyo emocional a nuestro ser querido en sus últimos días. No es una labor fácil. No lo es ni física ni emocionalmente, por eso te comparto algunos consejos puntuales que te servirán de guía. De aquí puedes escoger los que necesites de acuerdo a tu circunstancia, con el objetivo de ponerlos en práctica durante un difícil trayecto de despedida.

1. No hay necesidad de pretender que la persona no está muriendo. Aceptar la realidad nos permite hablar con franqueza y actuar de manera natural. Algunas personas se sienten incómodas al hablar de la muerte. Si tu ser querido es así, respeta su silencio con amabilidad y deja que sea él quien inicie la conversación. Pregúntale cómo puedes mejorar su día o en qué puedes ayudarlo. Es una forma neutral de iniciar un diálogo, dándole control del tema, aunque no llegue a hablar de la muerte. Lo más importante es darle control de lo poco que puede controlar. Anímalo a hablar permitiendo que lleve el rumbo de conversación.  

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2. La solemnidad, la seriedad y el silencio permanente tal vez no sean los mejores compañeros para esos últimos días. Las conversaciones naturales y ratos llenos de humor se convierten en recuerdos que podrás atesorar con tu ser querido. Recordar momentos especiales y situaciones jocosas, o compartir algo gracioso que ha ocurrido recientemente puede dar pie a ratos de esparcimiento en los que se estrechen lazos familiares. No te sorprendas si tu ser querido desea pasar sus últimos días riendo y bromeando, aun cuando se acerca la muerte. Es posible que esté preocupado por ti y, a través del humor, quiera hacer menos tenso el ambiente para todos.  

3. Si tu ser querido busca momentos de silencio, respétalo. Es muy posible que, al estar en sus últimos días, quiera disfrutar de tu presencia. Enfócate en la compañía que le das, disfruta cada momento que todavía puedes compartir, y compenétrate con la persona en ese momento y espacio. Si se rompe el silencio, escucha a la persona con atención, mírala a los ojos, toma sus manos y espera tu turno de hablar. Al vivir sus últimos días, tal vez sea más importante para tu ser querido ser escuchado que oír palabras tranquilizadoras.

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4. Tendrás tu turno de hablar. Algunas veces será tu ser querido quien te lo dé explícitamente y en algunos casos tú lo tomarás. Te sugiero que no esperes a tener una elocución perfectamente ensayada en tu cabeza para hablarle, ya que no necesita un discurso perfecto, necesita amor y paz. No esperes al último instante para hablar con tu ser querido, y procura expresarle en algún momento lo siguiente:

  • “Te quiero”. Hazle saber lo mucho que significa para ti, y lo mucho que valoras haberlo tenido en tu vida. Resaltar las cosas bellas que te permitieron amar a esta persona puede convertirse en algo muy emotivo para ambos; pero aun así, es importante para quien vive sus últimos días saber que es amado. Los seres humanos necesitamos ser amados y saber que alguien nos ama. Al enfrentar aspectos desconocidos de la muerte, puede ser reconfortante para tu ser querido saber que estás allí, amándolo incondicionalmente.
  • “Gracias”. Para quien vive sus últimos días puede ser una fuente de satisfacción escucharte decir que ha dejado huellas, que ha dejado un legado (no tiene que ser necesariamente una herencia monetaria). Agradece a tu ser querido por lo que ha representado en tu vida con ejemplos concretos de su impacto positivo. Por ejemplo: “Has sido un padre maravilloso y de ti aprendí lo que es verdaderamente importante al criar a mis hijos”, o “Sin tu apoyo no habría logrado graduarme de la universidad”, o “Siempre pude confiar en ti y no sentirme juzgado”. “La gratitud”, dijo Jean Baptiste Massieu, “es la memoria del corazón”.
  • “Perdóname”. No es fácil pedir perdón, pero es el camino a la sanación emocional.  Sentirse perdonado es una experiencia liberadora en la que se limpian heridas y se crea espacio para el respeto y el amor. Cualquiera la razón para pedir perdón, no esperes a que sea demasiado tarde.
  • “Te perdono”. Aun si tu ser amado no ha querido o podido pedirte perdón por aquellas cosas que te hirieron, en un acto de reconciliación, articula tú lo que fue la ofensa y regálale la liberación del perdón. No es demasiado tarde y se te hará más fácil si tomas en cuenta que quien perdona es el más beneficiado.

La persona que se acerca a la muerte sabe que son los últimos días. Es más enriquecedor aceptar esa realidad y es mejor enfrentarla con valor que huir de ella.

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