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Cómo pueden recuperar su impulso los cuidadores agotados

Dale prioridad a tu conexión con un ser querido en lugar de completar tu lista de tareas pendientes.


spinner image Una cuidadora conversa animadamente con una mujer mayor mientras toman café al aire libre.
Fred Froese / Getty Images

 "Estoy agotado. Totalmente exhausto", dijo Scott, de 53 años, durante una sesión de terapia reciente. La madre de Scott sufre dolor de espalda crónico y frecuentes caídas. Scott, cabizbajo, habló en voz baja. Llevaba cuatro años yendo a la casa de su madre varios días a la semana para ayudarla. Últimamente, la visitaba con regularidad en el hospital después de que ella fuera ingresada por una grave infección renal. Estaba exhausto.

El cansancio de Scott no era físico. Cuando no estaba haciendo labores de cuidador, tenía energía para jugar al sóftbol con el equipo de su empresa o ir a bailar con su esposa. Pero cada vez que llegaba a la casa de su madre y ella le daba la última lista de tareas pendientes, su ánimo decaía. Amaba a su madre y se esforzaba por ayudarla tanto como siempre, pero empezaba a ver a la cariñosa mujer que lo había criado como una fuente inagotable de tareas.

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Este es uno de los efectos más lamentables que los cuidados a largo plazo tienen en los cuidadores familiares. La mayoría de ellos comienzan su trayectoria como cuidadores con nobles intenciones, gran entusiasmo y mucho vigor. Pero los meses y años de la rutina de prestar cuidados los desgastan psicológicamente de tal manera que su actitud, antes entusiasta, se vuelve desganada, resignada y desanimada. Acaban realizando de forma mecánica y apática la lista de tareas diarias. En el proceso, pierden de vista lo que significa ser cuidador: ayudar a alguien que aman, precisamente porque los aman.

Scott no quería pensar en su madre como en una tirana implacable. Cuando él la trataba así, suspirando ligeramente o con la mirada perdida mientras ojeaba su última lista de tareas, ella se sentía herida, y luego él se sentía culpable. Entonces, ¿cómo pueden él y otros cuidadores emocionalmente agotados, reponerse y reavivar su entusiasmo por dar cuidados? Estas son algunas ideas:

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Da prioridad a la conexión, y no la realización de tareas

Es cierto que los cuidadores familiares suelen tener tantas tareas —desde pagar facturas hasta recoger los medicamentos, pasando por el aseo y la vestimenta— que están impacientes por terminarlas cada día. Pero ser "hacedor" siempre puede tener un efecto extrañamente paradójico: en lugar de poner toda su atención en la persona a la que cuidan, completar las tareas de una lista puede transformarse en una preocupación que lo consume todo. Los cuidadores se convierten en expertos en administrar tareas, pero se distancian emocionalmente de la persona por la que sacrifican su tiempo y energía.

Aunque sea gratificante tachar tareas de una lista, los psicólogos creen que conectar con las personas a nivel emocional es más satisfactorio en última instancia. Imagina que un día te saltas las tareas —o al menos limitas el trabajo del día solo a las más esenciales— y en cambio, pasas la mañana haciendo un árbol genealógico o una historia familiar oral con la persona que cuidas. O considera la posibilidad de tener una charla sincera sobre las circunstancias actuales, por muy difíciles que sean, incluyendo las manías, inquietudes y esperanzas de un ser querido. A la larga, terminar las tareas no será lo que los cuidadores recuerden cuando un día traigan a la memoria su pasado como cuidadores. Serán esos momentos de conversación y conexión, en los que se sintieron conmovidos y renovados.       

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Tómate el tiempo de sentir tu tristeza

A veces, los cuidadores se vuelcan de lleno en cumplir las tareas de cuidado por sus propios motivos emocionales: al hacer las cosas mecánicamente todo el tiempo, es menos probable que sientan sus reacciones emocionales ante lo que ocurre. ¿Y cuál es la reacción más común? A menudo, se trata de la profunda tristeza que produce presenciar el deterioro de un ser querido. Conectar con el propio dolor y tolerarlo, tal vez sea un requisito previo para dejar de hacer tareas y crear momentos emocionalmente satisfactorios con las personas a su cargo, a quienes les queda poco tiempo.

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Pide ayuda a cambio

Una de las principales razones por las que el cuidado es tan agotador es que los cuidadores dan mucho de sí mismos, pero no pueden, o no quieren, recibir nada de la persona a la que cuidan. Lo que en el pasado podría haber sido una relación más bidireccional —por ejemplo, una madre y un hijo que se cuidan mutuamente de diferente forma— se convierte en una relación asimétrica. Siempre que sea posible (y hay que admitir que no siempre lo es), los cuidadores deben pedirles a las personas a quienes cuidan que les den algo a cambio.  

Por ejemplo, cuando su madre le entregue su lista de tareas, Scott puede darle la de él. La lista de Scott podría incluir tareas como: "Llama a la farmacia para asegurarte de que tus medicamentos estén listos antes de que vaya a recogerlos" y "¿Puedo consultarte un problema de trabajo para que me aconsejes?" Será menos susceptible a sentirse utilizado por su madre con el paso del tiempo si recibe a cambio incluso pequeños detalles de ayuda y amor.

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