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El envejecimiento y las enfermedades incluye presupuestar y cubrir el costo de los cuidados

Explora tus opciones a largo plazo para que tus cuidadores no tengan que pagar después.


spinner image Una pareja revisando sus finanzas haciendo un presupuesto para los gastos de atención a largo plazo.
JohnnyGreig/Getty Images

Todos deberíamos anticipar que algún día necesitaremos de cuidados. Simplemente, no hay garantía de buena salud ni de longevidad. Pero sí es innegable que las crisis médicas y las enfermedades crónicas pueden causar estragos en la situación económica de una familia.

La mayoría de las personas con necesidades médicas o funcionales (comunicación, transporte, supervisión) requerirán algunos cuidados. Entre quienes no viven en un centro de vida asistida o un hogar de ancianos, solo 3 de cada 10 reciben ayuda remunerada (enlace en inglés) de empleados domésticos, ayudantes o alguna otra forma de asistencia. Eso se debe a que, en Estados Unidos, son los cuidadores informales —los amigos o familiares de la persona que necesita ayuda— quienes prestan la mayoría de los cuidados. En muchos casos, estos cuidadores informales no reciben ningún pago por su trabajo, y muchas veces esta situación implica para ellos cuantiosos gastos personales y grandes riesgos.

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Los cuidadores, en promedio, gastan entre $7,000 y $13,000 al año de su propio bolsillo para ayudar a la persona a quien cuidan. Y trabajan en promedio 23.7 horas semanales (cifra que ha aumentado desde el comienzo de la pandemia de COVID-19). En pocas palabras, son la columna vertebral del sistema de salud de Estados Unidos y constituyen la primera línea de atención para las personas enfermas y de edad avanzada. Si les pagáramos a estos cuidadores por sus horas de trabajo y les reembolsáramos por su tiempo, estaríamos desembolsando decenas de miles de dólares cada uno a los aproximadamente 53 millones de cuidadores en este país.

Desde luego, los cuidadores no lo hacen por el dinero. La mayoría de nosotros lo hacemos por amor —porque es nuestra familia— y porque queremos ayudar. Lamentablemente, esta situación termina perjudicando la situación económica de los cuidadores, quienes pueden acumular deudas o ver reducidos sus ahorros. Cuanto más jóvenes son cuando empiezan a prestar cuidados, más fuerte es el impacto sobre su propia seguridad económica.

No conozco a nadie que quiera que sus seres queridos se endeuden a causa de los cuidados que le brindan. Hay maneras de evitar el ciclo vicioso financiero —o al menos mitigarlo— para tus cuidadores. Si haces una proyección de tus necesidades a largo plazo, preparas un presupuesto adecuado, conoces tus opciones y configuras deliberadamente tus cuentas y bienes, podrás elaborar un plan de apoyo para tus cuidadores actuales y futuros.

Cómo crear un plan de cuidados

Lo ideal sería ayudar económicamente a las personas que te estén cuidando de forma activa. Puedes reducir su nivel general de estrés y aliviar sus presiones económicas si ayudas a que puedan seguir pagando sus facturas para que puedan ahorrar o prepararse para su propia jubilación sin tener que endeudarse.

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De ser posible, solicita pólizas de seguro que cubran los cuidados prestados en el hogar (incluidos los provistos por cuidadores informales). Si haces planes para que haya cuidados de relevo, tu cuidador tal vez pueda seguir trabajando en su empleo regular, lo cual conlleva una variedad de ventajas, entre ellas una carrera profesional más prolongada y la continuidad de sus ingresos, beneficios y contribuciones a sus propios planes de jubilación.

Infórmate sobre los programas que cubren la remuneración de los cuidadores o que ofrecen ayuda para mitigar los costos de los cuidados en el estado donde vives. Es posible que reúnas los requisitos para recibir ayuda a través de programas y beneficios para veteranos o de programas estatales de Medicaid.

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Un acuerdo de cuidado personal es un acuerdo firmado por ti y el familiar (u otra persona) que te prestará cuidados a cambio de una remuneración. Eso te permite pagar una tarifa razonable por los servicios del cuidador, así como reducir tus bienes o ingresos con el fin de poder recibir Medicaid. Este acuerdo se puede usar sin importar si vives actualmente (o algún día) en un hogar de ancianos o si necesitas Medicaid hoy (o en el futuro).

Recursos

  • Verificación de beneficios (Benefits Checkup - enlace en inglés): el Consejo Nacional sobre el Envejecimiento ofrece una herramienta digital gratuita que podría ayudarte a encontrar los beneficios a los que puedes acceder.
  • Guía de beneficios públicos, de AARP Foundation (enlace en inglés): este recurso te indica cómo acceder a la ayuda económica estatal y federal destinada a las personas mayores.
  • Buscador de cuidados para adultos mayores (Eldercare Locator - enlace en inglés): este recurso de la Administración de Asuntos sobre el Envejecimiento de EE.UU. podría ayudarte a encontrar servicios para ti o para un ser querido.

Mientras tanto, prepara un plan B en caso de que algún día necesites asistencia pública para ayudar a pagar los costos de un centro de cuidados. Averigua cuáles serán tus opciones si los cuidados que necesitas exceden la capacidad de tus cuidadores. Muchos de nosotros esperamos hasta que los cuidadores estén totalmente agotados y simplemente no puedan cumplir con las tareas médicas o físicas de los cuidados para considerar el ingreso a un centro de vida asistida o a un hogar de ancianos. El traslado a un entorno seguro con profesionales capacitados puede ser un gran alivio para todos.

Por medio de un acuerdo en que varios familiares se comprometen a contribuir a las necesidades del hogar, se podrían reducir los gastos que el cuidador directo tendrá que pagar de su propio bolsillo, así como aliviar las presiones económicas a las que estará sometido. Además, podrías considerar regalar una suma de dinero a tu cuidador en vez de pagarle como a un empleado.

Todas estas técnicas deben considerarse en forma estratégica y cuidadosa. No pasa una semana sin que un cliente me pregunte si puede poner la casa a nombre de sus hijos para agradecerles los cuidados que le están prestando. Para evitar consecuencias inesperadas, hay que actuar de forma muy deliberada a la hora de decidir cuándo —y cómo— transferir fondos o bienes. Si existe la posibilidad de que algún día necesites beneficios públicos, esas transferencias podrían pesar en tu contra y tener como consecuencia tu exclusión de dichos beneficios. Es posible que haya consecuencias impositivas por regalar o transferir bienes a tu cuidador, sin mencionar otras consecuencias desfavorables como, por ejemplo, verte expuesto a responsabilidad civil si tú o tu cuidador son demandados y ambos son copropietarios de algún bien. Además, se podría afectar la protección tributaria de tu vivienda principal. Si le pagas a un cuidador como empleado o le regalas dinero o bienes, se podría poner en peligro su propio acceso a los beneficios públicos (por ejemplo, si recibe beneficios del Seguro Social por discapacidad).

Otra advertencia: cuando hagas este tipo de planes para la provisión de cuidados, te recomiendo acudir a un abogado o a un profesional de impuestos. Infórmate antes de actuar y, de ser posible, analiza bien tus opciones con mucho tiempo de anticipación.

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Si tus circunstancias económicas no te permiten remunerar a tus cuidadores durante tu vida, podrías tener en cuenta la posibilidad de incluirlos en tu herencia.

Cómo crear un plan de herencia

Tal vez no te sea posible transferir bienes a tu cuidador durante tu vida. En efecto, el 68% de los cuidadores aportan fondos a la persona a quien cuidan, y no al revés. Pero tal vez puedas "reembolsarlo" con una herencia después de tu muerte.

Si tienes un seguro de vida completo o a término, puedes designar como beneficiario al cuidador. Y puedes hacer lo mismo con otras cuentas en las que es posible designar beneficiarios. Asegúrate de acatar las leyes del estado donde vives con respecto a las herencias familiares y conyugales y de entender las reglas sobre las distribuciones a los beneficiarios de tus cuentas de jubilación.

Recuerda que las herencias no siempre tienen que ser "justas" para todos tus familiares. Aproximadamente el 64% de los cuidadores son el único cuidador de la persona o prestan la mayoría de los cuidados no remunerados.  Si tienes más de un hijo pero solo uno de ellos te cuida directamente, considera el valor que eso representa para tu vida. La prestación de cuidados implica mucho trabajo sin ninguna remuneración. Y si ese hijo ha abandonado el mercado laboral para ayudarte, entonces se está quedando sin ingresos que de otra forma podría estar recibiendo. Si tienes dudas porque temes excluir a tus otros hijos o herir sus sentimientos, te recomiendo hablar sobre esto con tus seres queridos. Si no es posible tener esa conversación, escribe una carta que ellos podrán leer después de tu fallecimiento. Si explicas las razones que te han motivado a dejar herencias desiguales, sobre todo en el caso de los cuidadores, se podrían calmar los ánimos de los hijos que reciben menos en su herencia.

Al pensar en nuestras propias necesidades, debemos tener en cuenta también las necesidades de nuestros cuidadores. ¡Ellos sacrifican tanto y reciben tan poco a cambio! Tus cuidadores seguramente agradecerán cualquier apoyo económico que puedas incorporar a tu plan de cuidados, ya que eso les dará más posibilidades de seguir adelante con su propia vida una vez que finalicen la tarea de cuidador.

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