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El cuidado de un familiar no termina con su muerte

Estos pasos pueden aliviar la tarea y facilitar el proceso.


spinner image Un hombre triste pensando sentado en una cama
ZINKEVYCH/GETTY IMAGES

Muchos cuidadores pueden sorprenderse de la cantidad de trabajo que queda por hacer después de la muerte de la persona a quien cuidan. En mi consultorio con frecuencia veo entrar clientes con cajas archivo llenas de correspondencia y documentos que le pertenecen a alguien que acaba de morir. Casi siempre ponen las cosas sobre la mesa de nuestra sala de reuniones y suspiran: “No sé por dónde empezar”. Después de cuidar a una persona que tiene una enfermedad o dolencia o es de edad avanzada, puede ser abrumador administrar sus asuntos cuando la persona fallece. Finalizar el proceso puede llevar meses, y a veces años.

Organizarse, asignar prioridades a las tareas y entender cuáles de ellas son responsabilidad del cuidador y cuáles no puede aliviar una labor intimidante y ayudar a concentrarse. Y hay muchas medidas que se pueden tomar en vida para aliviar la carga de quienes quedan atrás.

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Por dónde comenzar

Los cuidadores deben recordar que han hecho mucho. Merecen tener tiempo y espacio para hacer su duelo, y un momento para respirar. Se deben dar esa oportunidad para cargar la energía necesaria para la labor que les espera.

Para comenzar, debes aprender cuáles son tus derechos y deberes legales, si es que aún no los conoces. Si tu ser querido hizo su planificación patrimonial, tendrás que localizar el testamento o el fideicomiso. Un abogado de sucesiones te puede ayudar a obtener los documentos esenciales de las cajas de seguridad e informarte sobre los plazos importantes que debes cumplir. En mi estado de residencia, Florida, por ejemplo, la ley dispone que los testamentos o las notificaciones de fideicomiso se deben presentar ante el actuario del tribunal antes de que se cumpla cierto plazo.

Tendrás que determinar con rapidez el modo en que la persona que cuidabas quería que se dispusiera de sus restos. Esta información puede estar en un testamento vital, una carta con instrucciones o en la última voluntad y testamento. Sin estos documentos, tendrás que averiguar si tienes la facultad legal para tomar esta decisión, o si la tiene otra persona.

Necesitarás el certificado de defunción de tu ser querido para acceder a los bienes, los beneficios del Seguro Social o los beneficios para veteranos, o para cobrar dinero del seguro. Este documento es expedido por la oficina estatal del registro civil y es el comprobante de que la persona ha fallecido. El documento demora de tres a diez días en llegar, y es buena idea solicitar varios (diez es una buena cantidad) para poder entregar documentos originales siempre que te los pidan.

Para ciertas cuentas (como el seguro de vida o las cuentas que identifican un beneficiario luego de un fallecimiento), todo lo que necesitarás es un certificado de defunción para entregarle al asegurador o a la institución financiera. Para otras cuentas o activos, tal vez te pidan cartas de administración o cartas testamentarias. Estos documentos solo pueden ser expedidos por un tribunal de justicia y hay que seguir ciertos pasos procesales para obtenerlos.

Da los primeros pasos

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En los días siguientes a la muerte de la persona a quien cuidabas, considera proteger el hogar y las pertenencias. Cierra la casa con llave si es que la persona fallecida vivía sola, cambia las cerraduras si otras personas tienen llaves, asegúrate de que los vehículos y otros objetos de valor estén seguros, y escribe o graba en video un inventario de todos los artículos que se transferirán por medio de un testamento o fideicomiso. Si no se redactaron estos documentos, de todos modos haz un inventario que puedas compartir con tu abogado, los asesores o los herederos designados. Tal vez te convenga solicitar que la correspondencia de tu ser querido se envíe a tu domicilio durante un tiempo para que no se acumule en su casa y no se pierdan cartas importantes.

Consigue la famosa gran caja archivo o receptáculo y guarda allí los documentos que crees que puedas necesitar. Incluye carpetas separadas para los documentos relacionados con los bienes, las deudas, las cuestiones legales y los asuntos habituales del hogar y los negocios. Consulta con tu abogado para saber cuáles son los originales que debes conservar y escanea o tritura lo que puedas para no acumular tantos papeles.

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Recuerda que el dolor con frecuencia nos nubla la mente. Tal vez te confunda incluso llenar formularios simples. Mantenerte organizado te será de gran ayuda en este momento.

Asigna prioridades a tus obligaciones

Cuando comienzan a llegar las facturas, lo común es pensar que tendríamos que empezar a girar cheques para que los pagos estén al día. Si llamas a un acreedor para informarle sobre la muerte de tu ser querido, es muy probable que te digan que pagues la factura. No siempre es así. No debes olvidar que a menos que seas titular de una cuenta conjunta o pagador responsable de una cuenta, no tienes que pagar las deudas de otra persona.

A medida que te encargas de cerrar las cuentas, considera las facturas que se tendrán que pagar para que no haya inconvenientes. Estas cuentas se deben pagar antes que las demás. Si la persona que cuidabas era propietaria de una vivienda, considera si se va a heredar o a vender y si deberías pagar la hipoteca, mantener los servicios públicos o contratar un servicio para que mantenga la piscina o el jardín de modo que no se deterioren.

Consulta con un abogado o un asesor para que te ayude a determinar lo que debes o no debes pagar y la forma correcta de efectuar los pagos. Antes de pagar con dinero de tu ser querido o con el tuyo, confirma que sea legalmente adecuado hacerlo.

El tema de la muerte puede ser una gran carga de trabajo o un proceso simple, y tú puedes decidir lo que dejarás a cargo de la persona que se ocupe de tus asuntos después de tu fallecimiento.

Deja un legado de tranquilidad

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Para quienes reciben cuidados ahora o los recibirán en el futuro: estas son simplemente algunas consideraciones que deben tener en cuenta para que sus asuntos se resuelvan con eficiencia y pocos gastos.

Redacta tus documentos de planificación patrimonial y estructura tus bienes de modo de simplificar la herencia. Si posees algún activo (una casa, un vehículo, artículos valiosos), si administras un negocio, si tienes pólizas de seguro o incluso si solo tienes una cuenta corriente, debes conocer el modo de transferir estos bienes fuera de la sucesión o facilitar su distribución a los beneficiarios que hayas designado.

También debes considerar quién pagará los gastos inmediatos cuando mueras. ¿Quién pagará el funeral y la recepción? Tal vez quieras dejar una cuenta que se transfiera en el momento de tu muerte a quien se haga cargo de esos gastos para darle acceso inmediato al dinero.

Existe la opción de celebrar contratos, acuerdos operativos o fideicomisos que permitan la administración de bienes o negocios sin necesidad de un proceso de sucesión. Un plan de sucesión sensato puede evitar años de diligencias judiciales y mantener el proceso en privado.

Puede ser conveniente hacer donaciones o contribuciones benéficas en vida, es decir, obsequiar dinero o cuentas a los beneficiarios ahora en vez de después de morir. Habla con tus abogados y asesores antes de hacerlo. Esto tiene consecuencias para los impuestos o el cumplimiento de requisitos para recibir beneficios públicos, así que averigua de qué modo estas decisiones podrían beneficiarte o perjudicarte.

Del mismo modo, planifica por adelantado la disposición final de tus restos. Deja instrucciones claras sobre la donación de órganos y tejidos, y regístrate ahora si deseas que tus restos se utilicen con fines científicos o educativos. También puedes pagar la cremación o el entierro por adelantado, lo que te puede proporcionar un beneficio económico. Como mínimo, si te encargas de los arreglos del funeral, quienes te cuidaron no tendrán que hacer conjeturas durante su duelo.

Por último, prepara una carta con instrucciones para tus cuidadores. Asegúrate de incluir todo, desde el lugar donde guardas los documentos y las llaves hasta las personas a quienes deben informar sobre tu fallecimiento, las contraseñas y números PIN de tus cuentas y mucha otra información. Una carta con instrucciones bien escritas le ahorrará horas a tus cuidadores, sino días o semanas. No necesitas un abogado para preparar este documento informal. Todo lo que necesitas es un poco de tiempo y previsión para hacerlo.

Así como cuidar a un ser querido es un acto de devoción, tomar estas medidas para aliviar la carga de tu cuidador es un acto de amor y devoción. Dejarás un legado de tranquilidad que sin duda te agradecerán.

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