En sus memorias, el magnate de la música Emilio Estefan relata su sueño hecho realidad.
Llámenlo la Máquina de Sueños de Miami por personificar la historia del inmigrante exitoso por excelencia. Emilio Estefan —productor musical ganador de múltiples premios Grammy, esposo de la superestrella del pop Gloria Estefan, padre de Nayib, de 29 años, y de Emily, de 15, experimentado hombre de negocios y optimista incorregible— es un hombre que todo lo que toca se convierte en oro.
Pero, tal como relata en sus recién publicadas memorias, Ritmo al Éxito: Cómo un inmigrante hizo su propio sueño americano (Celebra, enero 2010), el sueño no se dio de un día para otro, ni por casualidad ni por puro derecho social. Aun así, fue lo suficientemente poderoso para iluminar el camino de un refugiado cubano de 14 años de edad que no tenía ni un centavo.
Acompañado de su padre, Estefan huyó del régimen comunista de Cuba muy joven en 1967 y aterrizó, primeramente, en Madrid, donde ambos solían comer en un mesón para desamparados de una iglesia y donde el niño le escribía diariamente a su madre, que se había quedado en la isla debido a que el gobierno cubano no permitía a su hijo mayor abandonar el país.
Unos 18 meses más tarde, Estefan llegó solo a Miami, donde se matriculó en una escuela nocturna y consiguió trabajo en el departamento de correspondencia de la oficina central de Bacardi. Fueron años de severa adversidad para un adolescente que añoraba a su familia y asumía responsabilidades de un adulto.
No obstante, la vida en Estados Unidos se le presentó acompañada de una emocionante banda sonora, en que el rock and roll de su nueva tierra competía con los familiares ritmos cubanos de sus compatriotas exiliados en Miami. Estefan, un intrépido acordeonista y un percusionista innato, exploró esos nuevos sonidos tocando en presentaciones los fines de semana.
Las oportunidades fueron aumentando para él y para la banda, que incluía a una tímida y dulce joven cubana estadounidense con una voz angelical. Su nombre era Gloria Fajardo. El resto es una historia de amor que ha durado más de tres décadas, una colaboración musical que transformó el sonido de una población, y un imperio comercial que hoy incluye restaurantes, hoteles y hasta una inversión minoritaria en el equipo de fútbol americano local, los Miami Dolphins.
Ahora, con 56 años, el megaproductor que ha puesto su sello en grandes espectáculos como el Super Bowl (Súper Tazón) y las Olimpíadas, que ha apadrinado los éxitos que introdujeron al mercado estadounidense a estrellas como Shakira y Ricky Martin, y que ha sido escogido por el presidente para explorar la creación de un museo nacional de la cultura latina en Estados Unidos, revive los sueños que lo trajeron aquí. Reflexionando sobre su vida y su éxito, Estefan escribe: “La verdadera medida del éxito, y quizás lo que realmente deseas lograr, es poder compartir lo que tienes con la gente que amas...”.
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