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Cómo la “penalización por maternidad” agudiza la brecha de género en la jubilación

Las nuevas investigaciones demuestran que el ahorro suele ocupar un lugar secundario en las decisiones de las mujeres sobre el trabajo y el cuidado de los hijos.


spinner image Mujer sostiene a su bebé mientras trabaja en su computador desde la cocina de su casa.
GETTY IMAGES

Los datos federales indican que las mujeres ahorran alrededor de un 30% menos que los hombres para la jubilación. Una de las razones de esta disparidad es obvia y muy conocida: las mujeres que trabajan ganan un promedio de 82 centavos por cada dólar que cobran los hombres, una cifra que no ha variado en casi dos décadas. 

Las investigaciones recientes demuestran que hay otro factor que interviene decisivamente en la agudización de la brecha de género en la jubilación: la maternidad. 

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Las mujeres siguen siendo mucho más propensas que los hombres a ausentarse del trabajo durante un tiempo considerable para ocuparse del cuidado de los hijos (así como del cuidado de los seres queridos mayores). Eso significa que no solo pierden ingresos, sino que también dejan de aportar a los planes de jubilación de la empresa y, en muchos casos, pierden los aportes del empleador, por no mencionar la reducción de los beneficios del Seguro Social, lo que Laura Quinby, economista laboral del Center for Retirement Research de Boston College, denomina “penalización por maternidad”. 

Sin embargo, un estudio que publicaron a principios de este año la empresa financiera TIAA y Emily Oster, profesora de Economía de la Universidad Brown, concluyó que esas consecuencias a largo plazo influyen relativamente poco en las complejas decisiones que deben tomar las madres en torno al trabajo, los gastos y el ahorro. 

Dado que en promedio las mujeres viven más que los hombres, necesitan que el dinero les dure más tiempo, señala Melody Evans, asesora de gestión patrimonial de TIAA, pero “existen obstáculos no solo para poder ahorrar más —lo que, en realidad, deberían hacer las mujeres—, sino incluso para ahorrar tanto como los hombres”.

La jubilación, una prioridad secundaria

Según un informe del 2022 de la Reserva Federal (en inglés), alrededor de un 25% de los adultos no jubilados del país no han ahorrado nada para la jubilación. Entre las casi 1,600 madres que participaron en la encuesta del proyecto de TIAA y Oster, el índice fue casi el doble: el 47%. Otro 27% declararon ahorrar menos de lo que quisieran.

En un informe (en inglés) que resume los resultados, Oster, cuyo trabajo se centra en las decisiones económicas que se adoptan con respecto al embarazo, la crianza de los hijos y la salud, señala que la jubilación no suele ser una prioridad para las madres a la hora de decidir si dejan de trabajar y durante cuánto tiempo.

Cuando les preguntaron si pensaban “mucho” en varios factores al decidir si trabajar o quedarse en casa, el 60% de las madres encuestadas dijeron que “estar cerca de los hijos” era un factor importante, y alrededor de la mitad mencionaron preocupaciones económicas inminentes, como perder ingresos o mantener la independencia económica. Solamente la tercera parte de ellas dieron una importancia similar a las consecuencias para su jubilación. Una de cada cinco no pensó en ello en absoluto.

El costo del cuidado de los hijos también fue importante. El 54% de las participantes de la encuesta dijeron que rechazarían un trabajo de mayor remuneración si el nuevo cargo las obligara a pagar más por el cuidado de los hijos. 

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Para muchas, el presupuesto familiar actual simplemente no permite ahorrar dinero para el futuro. Entre las participantes que afirmaron ahorrar poco o nada para la jubilación, el 49% dijeron que no les quedaba dinero para ahorrar después de cubrir los gastos mensuales.

“Para la gente que vive al día, a veces es muy difícil pensar en ahorrar dinero para dentro de 30 o 40 años”, explica Lori Trawinski, directora de Finanzas y Empleo del Instituto de Política Pública de AARP. “La gente intenta llegar hasta la semana siguiente”.

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Pocos ahorros, grandes beneficios

Oster reconoce las dificultades que los padres afrontan a la hora de “evaluar los factores que influyen en los ingresos familiares a corto y largo plazo”, pero sostiene que comenzar pronto y ahorrar incluso cantidades simbólicas para la jubilación puede significar una diferencia notable a la larga.

“Las mujeres pueden suponer que no vale la pena ahorrar para la jubilación si solo pueden reservar una pequeña cantidad de dinero”, escribe, “pero esa pequeña cantidad a los 30 años se convierte en una cantidad mucho mayor a los 65”. 

Por ejemplo, ahorrar $5 cada mes en una cuenta de inversiones a partir de los 30 años puede suponer casi $10,000 a los 65, suponiendo una tasa de retorno anual del 7%. (El S&P 500 tuvo un promedio del 7.5% en los últimos 30 años). Si aumentas esa cantidad a $100 al mes, podrías tener ahorrados más de $160,000 para la jubilación, según el estudio de TIAA y Oster.

Evans, que tomó dos licencias por maternidad y trabajó a tiempo parcial durante un año cuando sus hijos eran pequeños, sugiere que las familias utilicen calculadoras de internet como las que ofrecen AARP y la mayoría de las empresas de servicios financieros para calcular la cantidad que necesitarán para la jubilación. De ese modo, tendrían una idea del efecto que sus ahorros actuales tienen en su trayectoria a largo plazo.

Cuando uno de los cónyuges deja de trabajar para cuidar a los hijos, la pareja debería buscar formas de presupuestar ahorros para la jubilación de ese cónyuge, como una cuenta individual de jubilación (IRA) conyugal, sugiere Cindy Hounsell, fundadora y presidenta del Women's Institute for a Secure Retirement, un grupo de defensa y educación.

Por lo general, una persona debe percibir ingresos para hacer aportes a una cuenta IRA. Con una cuenta IRA conyugal, un cónyuge que trabaja puede hacer aportes en nombre del otro cónyuge que tiene poco o ningún ingreso propio, siempre que la pareja presente una declaración de impuestos conjunta.

“Eso podría ser parte del acuerdo entre los cónyuges”, señala Hounsell, algo que permita garantizar que una madre que se queda en casa está generando sus propios ahorros en caso de que el matrimonio termine.

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Escasas licencias remuneradas

Además de la relativamente baja prioridad que se otorga al ahorro para la jubilación en las decisiones de las mujeres sobre el cuidado de los hijos, el estudio menciona que la falta de información sobre los efectos de sus decisiones a largo plazo y la falta de recursos y apoyo —sobre todo en el trabajo— son factores que inciden en el bajo índice de ahorro de las madres.

Solo el 32% de las mujeres que participaron en la encuesta y el 21% de las que tenían un título secundario o menos estudios tenían acceso a una licencia remunerada por maternidad en el trabajo. Casi el 44% afirmaron que habían costeado la licencia parental con sus ahorros, y cerca de una de cada 12 tenía previsto retirar dinero de un plan 401(k) para ese fin.

Eso puede ser tan costoso como no ahorrar desde el principio: si una mujer retira $10,000 de una cuenta de jubilación a los 30 años, tendrá $100,000 menos en ahorros al momento de jubilarse.

“Eso no quiere decir que haya que presionar a las mujeres para que regresen a trabajar”, escribe Oster. “Por el contrario, es un llamamiento a la acción para que haya mejores licencias remuneradas para más personas y más fondos incluso para quienes ya las tienen”.

La Ley de Licencia Familiar y Médica (Family and Medical Leave Act) del Gobierno federal garantiza una licencia parental con protección laboral para la mayoría de los trabajadores de empresas que tienen un mínimo de 50 empleados, pero se trata de una licencia no remunerada. Solo siete estados y el Distrito de Columbia obligan a las empresas a conceder licencias remuneradas a los nuevos padres (y a los cuidadores familiares), y otros cuatro estados pondrán en marcha programas de este tipo en los próximos años. 

AARP lleva mucho tiempo abogando a nivel estatal y federal por las leyes de licencia familiar remunerada y por mejores oportunidades de ahorro para los trabajadores que no tienen acceso a cuentas de jubilación en el trabajo, un grupo que incluye al 49% de las mujeres que trabajan en el sector privado, según un estudio que AARP publicó en julio del 2022.

“[Las madres] afrontan una situación muy difícil al tener que asumir la responsabilidad de ser las cuidadoras principales y al mismo tiempo enfrentar las realidades del mercado laboral. Es difícil conciliar esos dos objetivos”, explica Quinby.

“No creo que las mujeres deban ser necesariamente las que resuelvan el problema de la penalización por maternidad. Se trata de un problema social más generalizado”.

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