Cómo escribir una última carta a tus seres queridos

Las buenas cartas comienzan de la manera que podrías esperar: reconoces a las personas importantes en tu vida, les dices que las quieres y expresas orgullo por sus logros. Tal vez pienses que no tienes que escribir estas cosas porque ya las has dicho. Pero las palabras habladas a veces se pierden en la algarabía familiar. Escritas, pueden sostenerse en la mano y apreciarse, de por vida. También puedes mencionar los momentos preciados que pasaste con tu hijo, familiar o amigo.

Luego viene una parte más difícil: la sección de disculpas. Muchos pacientes, mirando hacia atrás, se sienten dolidos por acciones o comportamientos específicos que han lastimado a una de las personas que aman, dice Periyakoil. Ella te insta a pedir perdón. Una carta no solucionará, digamos, una relación distante con una hermana. Pero podría hacer que ella (y tú) se sientan un poco mejor. Si escribes esta carta mientras aún estás saludable, incluso podría impulsarte a intentar sanar esa relación. En este sentido, estas cartas se convierten en lo que Periyakoil llama una tomografía computarizada de tu alma. Pueden abrir nuevos caminos mientras estás vivo.

También quizás puedas perdonar a alguien que amas que te haya lastimado en el pasado. Es un consuelo para los que amas y es catártico para ti. Si no puedes perdonar, quédate callado. Una última carta tuya debería ser una de amor y reconciliación, no de resentimiento. La muerte no termina con tu responsabilidad hacia aquellos que dejas atrás.

Finalmente, recuerda agradecer a las personas por el amor y la atención que has recibido, y despedirte.

Una vez que hayas terminado, coloca la carta (o cartas) con tu testamento o en un cajón donde guardas cosas valiosas. Cuando estés listo, considera entregar la carta personalmente. Para tu familia, será un regalo perdurable.