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Cómo lograr que te dure el dinero

Aprovecha la ayuda del gobierno para ahorrar a cualquier edad y en cualquier etapa de la vida.


spinner image Portada del libro How To Make Your Money Last y su autora Jane Bryant Quinn - Cómo hacer que el dinero dure
Con “Cómo lograr que te dure el dinero”, aprenderás a estirar tus ahorros durante toda una jubilación prolongada y dinámica.
JON PATTERSON, ARI MICHELSON

El siguiente artículo proviene del nuevo libro “How To Make Your Money Last: The Indispensable Retirement Guide” (“Cómo lograr que te dure el dinero: la guía indispensable para la jubilación”) de Jane Bryant Quinn.

“Haber ahorrado más dinero”.

Esa es la respuesta número uno que dan los jubilados y las personas próximas a jubilarse cuando les preguntan: “Si hablamos de finanzas, ¿qué desearías haber hecho de otra manera?”. Por supuesto, la mayoría de nosotros por lo general nos damos cuenta de esto después de que no nos funcionó ni el Plan A (el hada madrina de la jubilación, quien mágicamente se encargará de todo) ni el Plan B (trabajaré hasta que me muera). Pero como no podemos contar con que ni nuestra salud ni nuestros empleos nos mantengan a flote, quienes tenemos la suerte de todavía estar empleados debemos dirigirnos directamente al Plan C: exprimir ese sueldo como una esponja para financiar nuestras cuentas de jubilación.

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Por suerte, el gobierno les ha dado un gran regalo a todos los que ahorran para la jubilación, incluso a quienes se aproximan al final de sus vidas laborales: los planes de jubilación con beneficios impositivos. Los aportes a estos planes, así como sus ganancias, cuentan con impuestos diferidos, e incluso en algunos casos, están libres de impuestos.

A muchas personas que están próximas a jubilarse no les parece que tiene sentido financiar estas cuentas. “¿Por qué colocar dinero en un plan de jubilación ahora?”, preguntan. “Lo estaré sacando en unos pocos años”. Por dos razones fundamentales. Primero, estos podrían ser los años en los que más ingresos ganas, lo cual haría que los beneficios impositivos sean muy valiosos. Segundo, retirarás los fondos de manera incremental, no todo de una vez. Quizás vivas tres décadas adicionales, tiempo más que suficiente para que tus aportes antes de la jubilación crezcan con impuestos diferidos. Por eso, sé inteligente y obtén esas exenciones de impuestos mientras puedas.

Dame un incentivo (fiscal)

Existen dos tipos de planes de ahorros jubilatorios con beneficios impositivos: el tradicional y el Roth. La gran mayoría son cuentas personales de jubilación (IRA) tradicionales, cuentas 401(k) y planes parecidos. Los impuestos sobre la renta de tus aportes, hasta un límite anual ($18,000 en el 2016, más $6,000 para los contribuyentes de 50 años o más), son diferidos, y las ganancias también aumentan con impuestos diferidos. Cuando empieces a retirar el dinero (lo cual no puedes hacer antes de los 59½ años y debes hacer para cuando cumplas los 70½ años, a menos que todavía figures en la nómina salarial de una empresa), este es gravado como los ingresos ordinarios. Ese es el trato: sin impuestos ahora pero definitivamente sujeto a impuestos más adelante, cuando —se asume— es probable que te encuentres en una categoría impositiva más baja.

Las cuentas Roth, por otra parte, se financian con dólares “después de impuestos”. Sin embargo, todas las ganancias crecen libres de impuestos, y cuando retires el dinero, no se cuenta como parte de los ingresos actuales y por consiguiente está completamente libre de impuestos. Si no necesitas el dinero, nunca estás obligado a retirarlo; una cuenta Roth puede aumentar libre de impuestos por el resto de tu vida y dejarse a tus herederos sin estar sujeta a impuestos. (Otra ventaja: si necesitas el dinero, puedes retirar tus propios aportes a cualquier edad sin multas).

¿Cuál plan es cuál?

El plan con beneficios impositivos en el que participas lo determina tu situación laboral, así que no hay que atormentarse pensando en cuál escoger. Lo que es vital desde todo punto de vista es que participes en el plan para el que cumplas los requisitos y ahorres lo más que puedas. El dinero que inviertas ahora serán tus ahorros para la jubilación más adelante. A continuación encontrarás un breve resumen.

  • Si trabajas para una empresa que ofrece un plan con impuestos diferidos, un porcentaje de cada cheque de sueldo puede deducirse automáticamente de tu salario antes de impuestos e invertirse en el plan. Por lo general, se deposita en fondos de inversión proporcionados por empresas de inversión, agencias de corretaje, bancos y aseguradoras. Muchos empleadores equiparan un porcentaje de tu aporte, un beneficio gratuito que ningún empleado debería dejar de aprovechar.

    En general, las empresas con fines de lucro ofrecen cuentas 401(k); las escuelas públicas, las universidades y otras instituciones sin fines de lucro ofrecen cuentas 403(b); y ciertos gobiernos estatales y municipales brindan cuentas 457. (Los nombres corresponden a secciones del código tributario). 
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Según el estudio del 2014 de Vanguard titulado “How America Saves” (Cómo ahorra Estados Unidos), los trabajadores entre los 55 y 65 años aportan un promedio de un 8.8% de sus ingresos a estos planes. A los 65 años o más, ahorran un 10.1%. Como meta anual, eso podría ser demasiado ambicioso; sin embargo, intenta aumentar tu aporte actual un 2 o 3% (una cantidad que debe ser relativamente indolora cuando se deduce de tu cheque de sueldo de manera automática). Vanguard informa que las mujeres, conscientes de su longevidad, ahorran un porcentaje mayor de su sueldo que los hombres que están en el mismo nivel de ingresos.

  • Si trabajas para una empresa y cumples con ciertos requisitos de ingresos, puedes financiar una IRA personal además del plan empresarial. Los impuestos sobre el aporte completo a la IRA ($5,500, o $6,500 si tienes 50 años o más) son diferidos si tu ingreso bruto ajustado en el 2016 no sobrepasa $61,000, o para las parejas casadas que presentan su declaración en forma conjunta, $98,000. Si tienes ingresos provenientes de un trabajo por cuenta propia y los usas para financiar la IRA, tus ingresos pueden sobrepasar esas cantidades y todavía puedes abrir una IRA personal además de participar en un plan empresarial.

  • Si no tienes ningún plan de un empleador, puedes abrir una cuenta tradicional IRA. Los mismos límites de aportes mencionados anteriormente hacen que una IRA sea menos generosa que una 401(k), pero los beneficios impositivos que ofrece no deberían dejarse de lado. Por otra parte, si tu cónyuge no tiene ingresos, tú puedes realizar los aportes máximos a nombre de ambos cónyuges, siempre y cuando tus ingresos cubran las cantidades. Los planes de jubilación con beneficios impositivos no se pueden financiar con ingresos no derivados del trabajo (Seguro Social, pensiones, intereses, dividendos o alquiler). Si tu empleo a tiempo parcial paga, digamos, $4,500 al año, ese es el límite de tu aporte.

  • Si trabajas por cuenta propia y tienes ingresos considerables, puedes abrir una SEP-IRA (plan de pensión simplificada para empleados, manejado como una IRA), con un aporte máximo de $53,000 en el 2015. Si trabajas con tu cónyuge, cada uno puede financiar una SEP-IRA. Sin embargo, cualquier empleado que haya trabajado para ti por lo menos tres de los últimos cinco años también debe incluirse en el plan.
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David Arky

Puedes llevarlo contigo

En caso de que cambies de empleo, tu plan va contigo. Tu objetivo clave es mantener la protección impositiva que brinda. Hay cinco maneras de lograrlo.

1. Si tu nuevo empleador también ofrece una cuenta 401(k), puedes transferir tu dinero libre de impuestos al plan del nuevo empleador. Esta opción tiene la ventaja de consolidar tus ahorros para la jubilación en una sola cuenta.

2. Por lo general puedes mantener la 401(k) antigua si deseas, siempre y cuando el saldo sea por lo menos $5,000. Las ventajas: tienes inversiones que conoces; los cargos pueden ser más bajos que en otro lugar; y por lo general puedes realizar retiros sin multa si tienes entre 55 y 59½ años. Las desventajas: puede haber límites sobre cómo y cuándo puedes retirar el dinero; los cargos pueden ser más altos que para un fondo de inversión sin comisión (sin cargo por ventas); podrías olvidarte de que tienes esta 401(k) antigua; y un heredero podría perderse las ventajas impositivas que de lo contrario estarían disponibles.

3. Lo más común es transferir el dinero del plan antiguo, libre de impuestos, a una IRA de reinversión. No se limita la cantidad que puedes transferir. Puedes escoger la IRA que ofrece el administrador actual de tu plan, una opción atractiva si es administrada por un grupo de fondos de inversión sin comisión, tal como Vanguard, Fidelity o T. Rowe Price; una agencia de corretaje con descuentos, tal como Charles Schwab o TD Ameritrade; o una empresa de bajo costo especializada en planes de jubilación. O puedes transferir tu plan antiguo a una IRA administrada por otra empresa, preferiblemente una de las recién mencionadas. Deberías cambiarlo si tu 401(k) actual está invertida con una empresa cuyos asesores cobran comisiones de venta, incluso si no utilizas esos asesores. Las IRA de estas empresas con frecuencia contienen fondos de inversión de alto costo. Cámbialo también si estás en un plan 403(b) o 457 cuya única opción de inversión es una anualidad fija o variable. Y huye corriendo —rápido— de los “asesores” amigables que llaman, envían correos electrónicos, envían cartas y hasta van a tu oficina con recomendaciones para tu cuenta de reinversión.

4. Si tienes varios planes de jubilación, transfiérelos a una sola IRA. Por separado, cuesta trabajo llevar un control y es posible que te cuesten más.

5. Si deseas comprar acciones individuales (una medida imprudente), transfiere tu plan de jubilación a una IRA autodirigida con una empresa de corretaje con descuentos o de servicio completo o un asesor financiero.

Nota: el dinero que transfieras debe ir directamente de tu plan antiguo al nuevo sin pasar por tus manos. (El fideicomisario de tu nuevo plan te lo explicará). Si te envían el cheque a ti, se cuenta como una extracción sujeta a impuestos a menos que lo deposites en tu cuenta bancaria personal, gires otro cheque y lo envíes al nuevo plan en menos de 60 días. No lo hagas, pues hay demasiadas cosas que pueden salir mal.

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¿Deberías convertir tu cuenta a una IRA Roth? Puedes transferir cualquier cantidad de dinero de una IRA tradicional, 401(k) o plan parecido a una IRA Roth libre de impuestos, sin importar cuántos ingresos tengas. Sin embargo, esta transferencia implica un costo que puede resultar grande. Pagas tu tasa impositiva actual sobre el dinero que transfieras, a pesar de que no extraes nada de ese dinero.

Tal vez te convenga cambiarte a una Roth si: 1) No necesitarás el dinero hasta que estés más entrado en edad, si es el caso. 2) Planeas dejar todo o la mayoría del dinero en tu Roth a tus herederos y deseas que lo reciban libre de impuestos. 3) Esperas estar en la misma categoría impositiva o en una más alta cuando te jubiles, aunque no puedes saberlo con seguridad. 4) Eres lo suficientemente joven que el futuro aumento de tus inversiones puede más que compensar el costo de pagar los impuestos actuales sobre la renta. 5) Puedes pagar los impuestos que se deban con fondos externos sin tener que sacar dinero de tu cuenta de jubilación con exención fiscal.

Sin embargo, para la persona promedio, es probable que la cantidad de impuestos actuales al convertir la cuenta a una Roth sobrepasaría cualquier posible beneficio que obtendría del aumento sin impuestos en el futuro.

Cuando ya no recibas un sueldo

¿Así que te jubilaste de manera oficial? Felicitaciones —¿o no?—. Ahora tus ingresos provendrán de muchas posibles fuentes, entre ellas el Seguro Social, pensiones y cuentas de ahorro y de inversión gravables, así como de los planes con beneficios impositivos mencionados aquí. Puede ser difícil saber a qué fondos recurrir y en qué momento. Tu meta es lograr que tus ahorros totales duren tanto como sea posible. ¿Cuál es la clave? Úsalos de manera eficaz en relación con los impuestos.

La regla general es gastar los ahorros gravables (dinero en inversiones normales) antes de recurrir a una IRA (nuestro término usado aquí para tus ahorros con impuestos diferidos, ya que es probable que los consolidaras en una IRA de reinversión). También debes recurrir a tus ahorros —los gravables primero, luego los de impuestos diferidos— si hacerlo te permite esperar hasta los 70 años para cobrar el Seguro Social, el momento en el que recibirás los mayores beneficios mensuales posibles de por vida.

Sin embargo, hay veces en las que debes recurrir a tu IRA primero:

  • Cuando estás en una categoría impositiva baja y tus herederos están en una alta. El dinero de la IRA vale más si lo recibes ahora.
  • Cuando quieres reducir tu IRA para que cuando llegues a los 70½ años, tus extracciones mínimas obligatorias no tengan que ser grandes. Esta estrategia podría evitar que pagues impuestos sobre la renta mayores para tus beneficios del Seguro Social cuando empiecen las extracciones de la IRA.
  • Si tu categoría impositiva es del 15%. Quizás te convenga retirar dinero de los fondos compuestos de acciones en tu IRA, incluso si no necesitas el dinero en efectivo, y pagar los impuestos sobre la renta que correspondan ahora. Luego puedes reinvertir el dinero en fondos de acciones en tu cuenta gravable. De esa manera, cualquier aumento adicional en su valor será gravado con la tasa baja de ganancias de capital.
  • Si tienes tanto cuentas gravables como con impuestos diferidos para las inversiones a largo plazo. Mantén las acciones en la cuenta gravable. De esa manera, cualquier ganancia estará sujeta a la tasa baja de ganancias de capital. Los bonos gravables, tales como los fondos de bonos del Tesoro, pertenecen en la cuenta con impuestos diferidos. Los ingresos por intereses siempre están sujetos a impuestos como los ingresos ordinarios.
  • Si tienes tanto una cuenta Roth como una IRA con impuestos diferidos. Por lo general, gasta esta última de primero. Mientras más tiempo pueda crecer libre de impuestos la cuenta Roth, mejor será. Pero recurre a la Roth primero si estás en una categoría impositiva alta y esperas que disminuya en el futuro.

Este es un extracto de “Cómo lograr que te dure el dinero: la guía indispensable para la jubilación” (“How To Make Your Money Last: The Indispensable Retirement Guide”) de Jane Bryant Quinn. Copyright © 2016 Jane Bryant Quinn. Reproducido con permiso de Simon & Schuster Inc.

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