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6 razones por las que tu mascota no debería dormir en tu cama

Algunas personas lo permiten, de todos modos.

spinner image Un perro y un gato durmiendo en una cama
Getty Images

Cuando Pam Lewis, de 52 años, trajo a casa a Squeak, una perrita mezcla de chihuahua que rescató durante la pandemia, pensó que dormiría en su jaula, como los perros que había tenido antes.

“Siempre pensé que los perros no debían dormir en la cama”, comenta. Nunca tuvo la intención de hacer una excepción con Squeak.

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Luego, Squeak contrajo una infección respiratoria. “Se sentía muy mal, muy enferma, y la dejé dormir en la cama dos veces solo para asegurarme de que estuviera bien durante toda la noche”, explica Lewis, que vive en Chicago.

Ahora Squeak se acurruca en la cama junto a Lewis todas las noches, y eso es un problema. “Quiere estar a mi lado o encima de mí, y no duermo bien”, señala Lewis. “He llegado a mi límite. Tengo que lograr que deje la cama”.

Argumentos en contra de compartir la cama con mascotas

Según Kwane Stewart, veterinario y fundador de Project Street Vet, esta situación es bastante frecuente. En sus 25 años de ejercicio profesional, ha escuchado a muchos clientes relatar la misma experiencia, y él mismo estuvo en la misma situación. Stewart solía permitir que su perro durmiera en su cama, pero después de varios años, cada vez le fue resultando más difícil dormir bien, por lo que ahora prefiere dormir sin mascotas.

“Una cosa es la salud del animal, y otra es la salud de su dueño”, explica Stewart. “Así como cuidas la salud de tu mascota, también debes preocuparte por la tuya”.

Estas son algunas razones por las que puede no ser conveniente compartir la cama con tu mascota.

1. Posibilidad de lesiones

Saltar para subir y bajar de la cama es un ejercicio más atlético para los perros que para nosotros, y para los perros que tienen la espalda larga como los corgis, las razas pequeñas, los cachorros que aún no han desarrollado los huesos o los perros que padecen artritis, ese tipo de movimiento puede ser sumamente peligroso.

“Cerca del 20% de todos los perros tienen alguna forma de artritis, y subirse y bajarse de una cama con un salto no es lo ideal para mantener la salud de las articulaciones”, indica Stewart.

Los perros que tienen una constitución larga y baja son más susceptibles que otros de sufrir una lesión de espalda debido a ese movimiento repetitivo. “Los perros salchicha son los que encabezan este grupo. Pueden sufrir una hernia de disco o algo peor —a veces quedan paralizados—”, añade. También es posible que se lesionen si se caen de la cama mientras sueñan o si tienen una convulsión.

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En el caso de los gatos, la posibilidad de sufrir lesiones por caídas o saltos en general es mucho menor, según Stewart. “Sin embargo, los gatos mayores suelen padecer artritis, algo de lo que mucha gente no se da cuenta”, indica.

Muchos gatos mayores de 9 años pueden comenzar a sentir dolor en las articulaciones, y esto puede dificultarles subir y bajar brincando de sus lugares favoritos. “Si ves que tu gato se sienta y mira ese lugar en vez de acercarse y saltar directamente, es señal de que puede estar teniendo problemas”. Es buena idea informárselo al veterinario, ya que hay tratamientos que ayudan a aliviar el dolor.

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Además, las mascotas no son las únicas que pueden lesionarse. Las personas que van al baño semidormidas a medianoche pueden tropezarse con las mascotas.

2. Amenaza de parásitos

Cuando invitas a una mascota a la cama, también puede que invites a las pulgas y garrapatas que se suben a las mascotas cuando estas salen al exterior (sobre todo en los meses más cálidos), se entierran en su pelaje y se alimentan de su sangre… y quizá también de la tuya, una vez que han entrado en la casa. Las pulgas y las garrapatas no solo causan molestias y comezón, sino que también pueden plagar el hogar, y sus picaduras pueden producir infecciones. Las picaduras de las garrapatas también pueden provocar la enfermedad de Lyme en animales domésticos y seres humanos.

Los perros, en particular los que pasan mucho tiempo al aire libre, son más propensos a tener pulgas y garrapatas que los gatos, afirma Stewart. “Los gatos son tan meticulosos que, aunque tengan una o dos pulgas, siempre se están aseando. Pueden capturar una pulga antes de que encuentre un hogar y se reproduzca”, explica. De todos modos, recomienda aplicar tratamientos preventivos contra pulgas y garrapatas a los perros y los gatos, sobre todo si pasan tiempo al aire libre o están en contacto con otras mascotas que lo hacen.

Las mascotas también pueden transmitir tiña a las personas, y Stewart detectó manchas de tiña en dueños de mascotas en su clínica, especialmente cuando la mascota duerme en la cama, ya que es un lugar ideal para los mimos. La tiña no se contagia tan fácilmente como las pulgas y las garrapatas, pero dado que se transmite por contacto cutáneo, vale la pena prestar atención al cuerpo de la mascota para detectar si tiene zonas circulares sin pelo.

3. Sueño inadecuado

Si tienes un perro o un gato que duerme profundamente, quizá no te moleste tener mascotas en la cama. Al fin y al cabo, casi la mitad de las personas que tienen animales domésticos permiten que uno de ellos (gatos, perros y otros animales) duerma en la cama, según investigadores australianos. Cuesta imaginar que esto sería tan habitual si afectara mucho el sueño. Aun así, un estudio que la Clínica Mayo llevó a cabo en el 2017 sobre el efecto de dormir con perros en el hogar descubrió que, en general, la presencia de un perro en el dormitorio no dificultaba el sueño, pero tenerlo en la cama sí.

Sin embargo, es importante señalar que Michael J. Breus, especialista clínico del sueño y fundador de The Sleep Doctor, considera que la mayoría de las personas suelen volver a dormirse enseguida, aunque se despierten con el movimiento o los ronquidos de su mascota. A menos que una persona se queje, no considera que esas interrupciones sean un problema.

Si bien los gatos suelen ser más pequeños que los perros, para algunas personas son más molestos a la hora de dormir, según Stewart. (Después de todo, los gatos suelen ser más activos que los perros durante la noche). De hecho, en la casa de Stewart, la familia tuvo que impedir el acceso de su gata, Rosie, a todas las habitaciones debido a su propensión nocturna de hacer "masajes" felinos y acurrucarse directamente sobre sus caras.

4. Mayor incidencia de asma o alergias

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Las alergias a los perros y los gatos son frecuentes y afectan a entre el 10 y el 20% de la población mundial. Si perteneces a ese grupo, el contacto con tu mascota puede causarte síntomas como tos y estornudos, secreción o congestión nasal, sarpullido, comezón en los ojos o incluso dificultad para respirar, sobre todo si padeces asma. Dado que la caspa y la saliva de las mascotas se adhieren a los materiales textiles como la ropa de cama, tener un perro o un gato acurrucado entre las sábanas puede agravar los síntomas, aunque no esté en la cama al mismo tiempo que tú.

Para las personas que padecen alergias graves a los animales domésticos puede ser sensato impedirles el acceso a la cama, pero es importante recordar que la caspa puede permanecer en una casa o una habitación durante seis meses, aunque el animal no haya entrado en ella.

5. Interferencia con el romance

Algunas parejas establecen vínculos por compartir su afecto por los perros y los gatos, pero eso no significa que tener mascotas en el dormitorio sea lo ideal para su vida sentimental. “Puede constituir un problema para las relaciones románticas y la intimidad. Muchos animales no entienden lo que sucede y pueden pensar que alguien está causando algún tipo de daño, por lo que pueden adoptar una actitud defensiva”, explica Breus.

Stewart agrega que el motivo exacto por el cual se sobresaltan puede variar según el caso. Es poco probable que los gatos presten demasiada atención a lo que estás haciendo, señala, pero “para algunos perros, los movimientos y ruidos [de la intimidad sexual] pueden ser alarmantes, confusos y, en algunos casos, los animales pueden tornarse agresivos”.

Es posible que también intervengan otros factores. “¿Se trata de una relación nueva? Por ejemplo, podría ser más complicado si la novia ha tenido el perro durante años y ahora el novio se muda a su casa, invade el territorio del perro y se adueña de la cama, cuando el perro está acostumbrado a dormir allí”, explica Stewart.

Si te preocupa la reacción de tu mascota durante tus momentos románticos, desvía su atención: “Dale un juguete y deja que busque otro lugar para pasar un rato”, sugiere Stewart.

6. Tierra y gérmenes

No cabe duda de que tu perro pasea —y quizá se revuelque— en la tierra al aire libre, y que tu gato pasa por la caja de arena varias veces por día. La tierra y los gérmenes que traen en las patas y el pelaje no desaparecerán como por arte de magia cuando llegue el momento de meterse en la cama, pero pueden impregnar el edredón.

También hay otros motivos de preocupación, como el hecho de que con los años las mascotas pueden padecer incontinencia urinaria, sobre todo las perras (pero no las gatas), según Stewart. Hay medicamentos que pueden ayudar con este problema, pero vale la pena considerar si tener una mascota en la cama justifica el riesgo de que la moje.

Cómo hacer que tu mascota deje la cama

El veterinario Kwane Stewart reconoce que si compartir la cama con tu mascota es un hábito, puede ser difícil de erradicar para ambos. Sin embargo, suele ser un proceso más fácil para los gatos que para los perros. Cuando un gato no te deja dormir, basta con cerrar la puerta de la habitación. “La propensión a sentir ansiedad durante esa transición es menor en los gatos que en los perros”, explica.

Pero cuando llega el momento de sacar al perro de la cama, Stewart sugiere comenzar por colocar una jaula en el dormitorio. “Procura que se sienta cómodo y dale golosinas”, sugiere. “Nunca debe ser un lugar de castigo, y si está impaciente por salir, déjalo”. Sin embargo, Stewart aconseja no sacarlo de la cama para llevarlo a otra habitación. “Si lo alejas completamente del dormitorio después de que lleva un tiempo durmiendo en la cama, es probable que le produzca ansiedad”.

Si estos métodos no surten efecto con tu gato o tu perro, el próximo paso puede ser consultar con un veterinario especializado en comportamiento.