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Por qué el fundador del Muro de Vietnam lo visita cada semana

40 años después, Jan Scruggs habla de cómo le cambió la vida el monumento a los veteranos.


spinner image Jan Scruggs se ve reflejado en el Monumento a los Veteranos de Vietnam
The Washington Post/Getty Images

 

Si bien han transcurrido 40 años desde la construcción del Monumento a los Veteranos de Vietnam, su fundador, Jan Scruggs, de 72 años, sigue visitando el sitio todas las semanas y dice que ya lo ha frecuentado miles de veces.

“Es simplemente un lugar muy apacible. Es como entrar en una catedral”, señaló. “La gente habla en voz baja. Es un lugar sagrado”.

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Para los turistas, el lugar es el monumento más visitado del National Mall de Washington D.C., y recibe más de cinco millones de personas por año.

Cuando Scruggs viaja al centro de Washington desde su hogar en Annapolis, Maryland, suele pasar un rato en el predio del monumento sin mencionar quién es. Sin embargo, en algunas ocasiones ofrece una lección de historia improvisada a un grupo de estudiantes que visitan el lugar.

“Durante los primeros años después de su construcción, pensé que podría atraer a multitudes en el Día de los Veteranos y en el Día de la Recordación, y que básicamente sería de interés para aquellas personas que estuvieron directamente vinculadas a la Guerra de Vietnam”, explicó Scruggs. “Estuve allí hace poco, y hablé con un grupo de personas de España. Quedaron absolutamente fascinadas con este monumento”.

Para Scruggs, también veterano de Vietnam, crear el monumento lo ayudó a recuperarse del trastorno por estrés postraumático (TEPT) y a cumplir una misión que considera que estaba destinado a llevar a cabo.

“Realmente era un sueño imposible. Estaba totalmente convencido de que debía hacerse”, señaló. “Yo era la persona que debía hacerlo, casi fui elegido para crearlo. Nací para eso. Me obsesioné mucho con ello”.

Consecuencias de la guerra

Scruggs tenía solo 19 años cuando llegó a Vietnam con el ejército en abril de 1969. Al cabo de solo un mes de despliegue, resultó herido de gravedad y perdió tanta sangre que pensó que iba a morir. Al final, fue rescatado por sus compañeros de servicio, que lo vendaron y lo trasladaron al hospital, donde permaneció tres meses antes de volver al servicio de combate. En total, Scruggs cumplió doce meses de servicio activo en Vietnam y recibió un Corazón Púrpura por las heridas que sufrió.

Al regresar a su hogar en 1970, Scruggs compró una motocicleta y comenzó a llevar lo que él mismo denominó una “vida desenfrenada”, bebiendo alcohol y fumando marihuana, en parte para neutralizar los síntomas del trastorno por estrés postraumático.

Sin embargo, como aún deseaba lograr algo con su vida, decidió obtener una maestría en Psicología Consultiva. Con el tiempo fue reconocido como uno de los principales expertos en TEPT, escribió artículos sobre el trastorno y prestó declaración al respecto ante el Congreso. (El TEPT no recibió la clasificación oficial de la American Psychiatric Association hasta 1980).

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Emprender un sueño imposible

En marzo de 1979, Scruggs y su esposa fueron a ver The Deer Hunter, una película sobre tres amigos cuya vida cambió tras combatir en Vietnam. En ese momento, Scruggs aún estaba atormentado por sus propios recuerdos de la guerra, en especial cuando sus amigos más cercanos se enfrentaron a una explosión.

Scruggs fue el primero en llegar con su maletín médico al lugar donde se produjo la tragedia, seguido de otros que debieron utilizar extintores en los hombres y el camión en el que ellos viajaban.

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“Sin embargo, murieron todos, todos y cada uno de ellos. Intentamos introducir aire en los pulmones de uno de ellos y nada daba resultado. Ni siquiera podíamos encontrar las heridas”, explicó. “Y otros ya habían perdido brazos y piernas. Esto me afectó profundamente a los 19 años. No estaba preparado para eso”.

Esa noche, después de regresar a casa del cine, Scruggs recuerda que no pudo dormir. Por la mañana le dijo a su esposa que iba a construir un monumento para los veteranos de Vietnam en Washington D.C., donde figurarían los nombres de todas las personas que murieron en la guerra.

Anunció sus planes en el National Press Club en mayo de 1979, diez años después de que él mismo resultara herido, pero la iniciativa tuvo un comienzo incierto.

“Un mes después, era un gran hazmerreír en televisión, y los programas nocturnos de entrevistas [bromeaban] que el hombre que quería construir el Monumento a los Veteranos de Vietnam había recaudado hasta entonces $144.50”, indicó. “Y eso era cierto y exacto. Eso es precisamente lo que había recaudado”.

Al recordar ese momento, Scruggs reconoce que las aptitudes necesarias para poner en marcha el proyecto superaban lo que había imaginado. No tardó en reunir un equipo de trabajo —que incluía a graduados de West Point Military Academy— para dar inicio a la recaudación de fondos privados y obtener apoyo legislativo para la construcción del monumento.

spinner image Foto en blanco  y negro de donde Maya Lin, Jan Scruggs y Bob Doubek, muestran una maqueta del monumento a los veteranos de Vietnam en 1981.
Jan C. Scruggs (izquierda), presidente del Fondo Conmemorativo de los Veteranos de Vietnam, y el director del proyecto, Bob Doubek (derecha), muestran el diseño final del monumento, que se construirá cerca del Monumento a Lincoln en Washington. Con ellos está Maya Ying Lin, la estudiante de arquitectura de Yale que presentó el diseño ganador.
Bettmann/Getty Images

Diseño y polémica

Se organizó uno de los mayores concursos de diseño arquitectónico de la historia, que contó con un jurado de primer nivel formado por arquitectos, escultores y otros profesionales del diseño. Entre las más de 1,400 propuestas recibidas, tuvieron que elegir la que mejor ilustrara un monumento conmemorativo que fuera reflexivo, contemplativo y que incluyera los nombres de los caídos.

“Teníamos que encontrar una forma de vender la idea de que estábamos separando la guerra del soldado. Este diseño no habla de la Guerra de Vietnam”, afirmó Scruggs. “Habla acerca de la valentía de los soldados de Estados Unidos que fueron allí y cumplieron con su trabajo tal y como su país les pidió que hicieran”.

El diseño elegido resultó ser el de Maya Lin, una estudiante universitaria de 21 años de ascendencia china.

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Scruggs reconoce que la ascendencia de Lin sin duda suscitó polémicas, pero considera que lo que realmente despertó la ira popular fue que el monumento no parecía lo suficientemente patriótico ni evocaba emociones como el de Iwo Jima y otros monumentos conmemorativos de guerras.

“Para algunos veteranos, la ascendencia de Maya Lin era improcedente”, dijo. “Hablaba continuamente con la gente sobre el monumento [y les decía] que ella era de Athens, Ohio. Sus padres eran profesores de inglés. Y cuando la conocí me dijo que era "tan china como la tarta de manzana’”.

Otras personas que se oponían al diseño del monumento lo llamaban “grieta negra de vergüenza y dolor”, en contraste con los demás monumentos del National Mall, que eran todos blancos.

Sin embargo, Scruggs decía que el diseño de Lin inspiraba “una emoción diferente. Es de un granito resplandeciente. Uno puede mirarlo y ver su rostro reflejado. Y lo maravilloso de este monumento era que los nombres se colocarían en orden cronológico. De ese modo, los nombres de quienes murieron el día en que yo combatía en Vietnam figurarían uno al lado del otro para siempre”.

El granito negro que escogió Lin tenía otra ventaja. Según Scruggs, con el paso de los años suele ser difícil leer los nombres en los monumentos y cementerios más antiguos que utilizan piedra tradicional, ya que la piedra se deteriora. En cambio, dentro de cientos de años, el granito utilizado en el Monumento a los Veteranos de Vietnam debería tener el mismo aspecto que cuando se construyó inicialmente.

Una cura fuera de lo convencional para el TEPT

Scruggs comentó que tan pronto como se inauguró el monumento en 1982, dejó de tener interés en fumar marihuana para aliviar el TEPT. El nuevo monumento es lo que logró centrarlo.

Para los militares que hoy regresan de Irak y Afganistán, y se enfrentan al TEPT, recomienda encontrar algo que los centre personalmente.

“Una persona común puede lograr mucho en este país. Lo veo continuamente: la gente se ofrece como voluntaria en los refugios de perros, en las iglesias y en todo lo demás. La gente hace muchas obras de bien, y queremos incentivar ese tipo de actitud”, explicó.

Finalmente, después de recaudar millones de dólares procedentes de donaciones privadas, Scruggs logró que el Congreso aportara $3 millones para el mantenimiento continuo del predio, que según él ha permitido preservar el monumento en excelente estado, ya que lo sigue visitando todas las semanas.

“En muchas ocasiones, la gente trae ositos de peluche al muro de Vietnam, en los que incluyen la historia de alguna persona: una carta, una fotografía, un par de botas militares”, señaló. “Y para mí es una sensación extraordinaria saber que mis compañeros y todos los que murieron del bando de Estados Unidos recibieron lo que merecían, un monumento nacional. Eso era ciertamente todo lo que podía hacer por ellos”.

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