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En silla de ruedas, va a donde vaya Messi

Nora Espector sin importar su padecimiento sigue a Argentina y a Messi en la Copa Mundial adonde quiera que vayan.

Nora Espector y su hijo Emil Davisson en Nizhny Novgorod, Rusia

AP Foto/Petr David Josek

Los hinchas argentinos Nora Espector (izquierda) y su hijo Emil Davisson posan frente a un hotel oficial para la prensa en Nizhny Novgorod, Rusia, durante el Mundial.

Nora Espector padece de esclerosis múltiple y está confinada a una silla de ruedas, pero sigue a Argentina y a Messi en la Copa Mundial adonde quiera que vayan, acompañada por un hijo.

La pasión por el fútbol es un asunto de familia. Nieta de un empleado de Boca Juniors que la llevaba de niña al estadio “La Bombonera”, Espector se describe como “bostera (boquense) de corazón” y fanática de Messi.

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“Siento fascinación por Messi”, comentó la mujer, quien tiene 55 años y trabaja en hotelería en Bariloche. “Tengo un hijo de su edad y eso hace que me identifique mucho con él. Me emociona su historia y siempre pienso en su mamá. Siempre me pareció una persona especial. Un chico tan terrenal, tan humilde en su manera de ser, un ser tan mágico. Admirable como persona”.  

“Y es un milagro de jugador. A veces pienso que no lo merecemos” por la forma en que se lo cuestiona en Argentina, agregó. “Sentí una angustia real cuando dijo que se iba de la selección”. 

Messi renunció a la selección luego de perder tres finales seguidas (dos en la Copa América y una en el Mundial del 2014). Ante el clamor popular, regresó y vino a Rusia, para ser criticado nuevamente luego del empate 1-1 del debut ante Islandia, un partido en que falló un penal. 

A Espector le parece injusto que lo critiquen. “El empate no es tan grave”, sostuvo. “No es un fracaso. Los islandeses plantaron un paredón infranqueable”. 

Los dos puntos perdidos, por otro lado, no le duelen tanto porque “en mi familia sentimos un gran cariño por los nórdicos”. 

El ex esposo de Espector, padre de sus tres hijos, es sueco y ella vivió dos años en Suecia. 

Esta es la tercera vez que ve a Messi en persona. Ya vio un partido que Barcelona como local le ganó 2-1 a Real Madrid en el 2013. 

“Un ex compañero me consiguió entradas. No sé cómo hizo”, cuenta Espector.  

Fue también a uno contra Deportivo La Coruña en esa ciudad, donde se alojó en el mismo hotel que el Barsa y pudo ver pasar a Messi gracias a un dato que le dio el gerente. “No lo podía creer. Lloré de la emoción”.  

Cuando supieron que viajaban a Rusia, Espector se puso a aprender el idioma usando una aplicación.   

“Puede leer bastante y eso nos ayuda mucho”, dijo su hijo Emil Davisson, de 26 años y guía de viajes en kayak en Bariloche, que la acompaña en estos viajes.

Alquilan autos para movilizarse en las ciudades y estacionan muy cerca del estadio, ya que tienen permisos. “La organización es muy buena”, señaló Davisson. 

“Ir a la cancha no es tan complicado, más complicado es el tema de los hoteles y el transporte”, cuenta Davisson, el menor de tres hermanos. 

Afirma que los discapacitados generalmente son ubicados en la primera bandeja, en las esquinas. “Si la gente se para, te tapan. Yo la levanto y la sostengo”.

“No nos para nada. Yo resuelvo de algún modo cualquier problema que pueda surgir”, expresó Davisson.  

“Me siento premiada con este hijo”, secundó orgullosamente Espector. “Me acompaña y me ‘banca’ (apoya) en todo”. 

No consiguieron entradas generales para el Mundial, pero solicitaron boletos para discapacitados y, para su sorpresa, los obtuvieron para cinco partidos. Para ella y un acompañante. El costo total de las entradas para ambos fue de 660 dólares. 

Viajaron con millas acumuladas a Nueva York y pagaron solo por el tramo entre esa ciudad y Moscú.  

“Es un sacrificio, pero ahorramos para el viaje desde que supimos que teníamos entrada. Todo el dinero que entra va para pagar el viaje”, dijo Espector. 

El fútbol es solo una parte de la experiencia. 

“Más que los partidos, nos emociona lo que pasa alrededor de ellos, el clima global, colorido. El orgullo de la gente por su bandera. Es algo que trasciende los resultados”, relató Espector en el hotel donde se alojaron en Nizhni Nóvgorod, sede del partido del jueves entre Argentina y Croacia. “Nos pasan cosas mágicas. En la Plaza Roja de Moscú había unos sauditas cantando y bailando. Nos quisimos acercar y la gente fue muy amable. Se acercó uno de ellos de la nada y empezó a abrir paso. Todo el mundo se corría y terminamos adelante de todo”. 

La mujer no soporta que cuestionen a Messi. 

“En mi presencia no se puede hablar mal de él. Mis amigos lo saben”, declaró. “No me toquen a mis hijos”.

Todo sobre el Mundial

La cita futbolística más importante del mundo será en Rusia del 14 de junio al 15 de julio.