Shakira, Shakira: Adéntrate en su mundo

En el salón principal, la noche antes de la muestra, el diseñador agregó un detalle precioso, colgando del techo una frondosa hilera de mariposas artificiales de color azul que aletean suavemente; una idea que nunca se me hubiera ocurrido, pero que me dio gran alegría. Las mariposas son un claro homenaje a las raíces colombianas de Shakira —una imagen que parece salida de una novela de Gabriel García Márquez— y su presencia logró transportarme a Sudamérica, que es también mi continente de origen.

Shakira es una artista completa con un estilo poético inconfundible.

Rebecca Sapp

Otro aspecto imprescindible era presentar algunas letras de Shakira —elegimos La tortura, Vuelve y Whenever, Wherever para ilustrar la variedad de referencias históricas y bíblicas, además de su estilo poético— como también resaltar el baile como componente fundamental de la presentación de la artista. La exposición incluye un desafío de TikTok, un pequeño escenario iluminado con luces rutilantes para que los visitantes se animen a filmarse ensayando algunas de las coreografías más famosas de la cantante y compartan los resultados con sus celulares.

Un detalle nos mantenía en vilo. Todavía no habíamos obtenido el permiso por parte de los representantes de Shakira para conseguir objetos personales que enriquecieran la muestra. El suspenso nos llenaba de tensión, y los días parecían interminables a medida que esperábamos una invitación para presentarnos en Barcelona y elegir algunos tesoros de la colección personal de Shakira.

Shakira, lejos de apropiarse de culturas ajenas, encara cada canción como una excursión con respeto a las raíces de cada género musical.

Rebecca Sapp

Cuando finalmente llegó el momento, un representante del museo realizó un viaje relámpago a España para empacar y trasladar los objetos con todo el cuidado que estos se merecían: el traje que Shakira usó durante su presentación en el Super Bowl, instrumentos musicales como guitarras y armónicas, fotos familiares, vestidos y accesorios.

De todos estos tesoros, el objeto que más me emocionó fue un simple cuaderno que la cantante guardaba en su estudio de grabación con fragmentos de letras escritas a mano. Eran canciones de El Dorado, quizás mi disco favorito de Shakira; uno de los grandes LPs latinoamericanos del nuevo milenio. Me conmovió profundamente vislumbrar estos primeros bosquejos, con algunas palabras tachadas y reescritas. Estas páginas de su cuaderno son también una tierna radiografía del camino del artista en busca de su obra.

Pasaron seis meses desde nuestra primera reunión creativa hasta el estreno de la exposición. Seis meses llenos de debates, momentos de inspiración, emails intercambiados durante la madrugada y un trabajo que se destaca por la generosidad con la que los integrantes nos motivamos y apoyamos mutuamente para que la muestra reflejara todo lo que habíamos soñado.

Luego de un agotador día de prensa, con cámaras de televisión y periodistas que llegaron de todo el mundo para cubrir el evento, la muestra abrió un viernes a la noche a principios de marzo.

Mientras caminaba por la exposición y veía las sonrisas de la gente a medida que escuchaban las canciones, admiraban los objetos y leían con atención los textos de la muestra, me di cuenta de que habíamos cumplido con nuestro objetivo original: lograr que los visitantes salieran de la muestra con un entendimiento claro y profundo del extraordinario talento de Shakira y su prodigiosa creatividad.

A nivel personal, sentí que había cerrado un círculo que comenzó esa noche, décadas atrás, cuando vi a Shakira en concierto por primera vez. El señalador dorado cobró alas y se transformó en una exposición que estará en el museo durante mucho tiempo, hasta febrero del año que viene. Más allá de su fecha de cierre, es una experiencia que recordaré con emoción durante el resto de mi vida.