James Taylor: Lo que sé ahora

 

Un nuevo álbum

Aprendí muchas de las canciones en American Standard [obras anteriores más populares en Broadway y películas] a las rodillas de mi madre y de mi padre, y luego las toqué en la guitarra. Estas canciones son, a mi entender, lo más sofisticado que se puede esperar de la música pop.

Sine qua non

Le dediqué el álbum de esa manera a mi esposa, Caroline. Es una frase en latín. Significa “sin la cual no”.

Clave para el éxito

Creo que la contribución principal de mis padres fue insistir en que cada uno de nosotros escogiera un instrumento y lo practicara. Al principio, tomé el violoncelo. Mi hermano mayor, Alex, tocó el violín, a regañadientes; mi hermana Kate y mi hermano Livingston tocaron el piano. Así que creamos mucha música entre nosotros.

Juventud de ‘primer tiro’

Con el primer tiro de una partida de billares, las cosas pasan del orden al caos en un instante. Pareciera una metáfora acertada para lo que le pasara a mi familia en la década de 1960. Nuestro padre era un médico y académico muy exitoso, y tuvimos una infancia temprana maravillosa en Carolina del Norte. Sin embargo, en lugar de ir a la universidad, tres de nosotros cinco terminamos en un hospital psiquiátrico y esencialmente abandonamos los estudios. Lo que resultó un misterio para mí. ¿Por qué entre mediados y finales de nuestra adolescencia nos descarrilamos? Luego, lo descifré: mi padre era un alcohólico que funcionaba muy bien, como lo fue su padre, y eso siempre llega a un punto en que ya no es sostenible. Eso fue lo que pasó aproximadamente a la par de la disolución del matrimonio de mis padres. Salí de aquello con un solo camino por delante: la música.

Sobriedad

A los 35 años logré dejar de consumir gracias al programa de 12 pasos —Narcóticos Anónimos, posteriormente Alcohólicos Anónimos (AA)—. Tu vida es un verdadero desastre, hieres a las personas que amas, todas esas cosas tristes. Pero aún había suficiente luz al final del túnel de mi vida como para salir de ello.

Sus mellizos

Acaban de cumplir 19 años. [También tiene una hija y un hijo mayores]. Soy hipervigilante, siempre intento saber en qué estado se encuentran. Pero, aunque asisten a la misma escuela preparatoria que abandoné, su experiencia es totalmente diferente, y me alegra decir que son extremadamente resistentes y fuertes. Para mí son un milagro. No son para nada frágiles como yo lo fui.

Palabras sabias

Les digo a los jóvenes que hay tres cosas que te esclavizan: una adicción, tener deudas y tener hijos antes de estar listo para establecerse y mantenerlos.

Así de bien

Sí, soy feliz. Al envejecer, aprendes a aceptar las cosas como son y que nada dura para siempre —si estás pasando por una mala racha, las cosas mejorarán—. Lo que me hace feliz actualmente es pasar un día tranquilo, el tiempo libre, un día libre, una tarde libre. Amo a mi esposa y a mi familia, y me encanta pasar tiempo con ellos. Cuando era más joven, quería salir, hacer cosas, relacionarme con la gente y viajar. Esa especie de inquieta energía de salir y relacionarse con el mundo cesa con el tiempo.

—Según le relató a Natasha Stoynoff