‘Más allá del invierno’

Llevo más de 30 años leyendo a Isabel Allende. Siento que conozco a su hijo Nicolás —y que conocí a su hija Paula— a sus nietos, su mamá y sus ex esposos. Creo que la entiendo políticamente y también creo que entiendo sus rituales, sus manías y hasta su gusto en decoración.

Sus temas literarios son tan variados que es difícil encontrar un hilo conector excepto el del elemento sorpresa. Así que fue con la idea de “¿qué se le habrá ocurrido esta vez a Isabel?” que empecé a leer Más allá del invierno, su más reciente novela.

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Lo de novela lo digo porque sé que lo es, pero no lo parece. Es posiblemente uno de sus libros más reales y más inmediatos. Excepto por el detalle de lo que encuentran en el baúl del coche (que no cuento para no echar a perder la sorpresa), el libro es como una compilación bien hilvanada de los titulares de las noticias más urgentes. Encontrarás niños y jóvenes que cruzan la frontera solos, familias enteras víctimas de las despiadadas pandillas de América Central, trabajadores indocumentados a la merced de sus empleadores, violencia de género, así como los peligros del alcoholismo y otros vicios.

Son temas recurrentes en la obra de Allende, que esta vez se dan en el marco de una tormenta de nieve que llegó a Nueva York luego de la Navidad del 2015, la más caliente y soleada de la historia reciente de esa ciudad. Allende la pasó con su familia en una casona de Brooklyn, Nueva York, y según cuenta en la sección de agradecimientos del libro, fue en esa reunión que empezaron a surgir las ideas para el libro. Según su tradición, comenzó a escribir el 8 de enero del 2016.

La historia es engañosamente simple. En un día muy frío en Brooklyn, tres personas aparentemente muy diferentes se unen en una inesperada aventura. Son una profesora chilena que alquila un pequeño apartamento en el sótano de una casona cuyo dueño, un huraño profesor estadounidense, es su colega en la universidad. Por razones que no puedo contar aquí sin revelar la trama, se ven de pronto ante la disyuntiva de qué hacer con una joven guatemalteca indocumentada que los necesita para salvarse.

El otro eje fundamental del libro es el amor en la madurez. El amor que surge cuando nadie lo espera y se apodera de todos los sentidos, incluso de los que se resisten a él. Es un amor tierno y creíble que ayuda a matizar los duros temas de la novela. Hay una increíble cantidad de individuos que perecen en circunstancias terribles, víctimas de conflictos políticos y sociales en América Latina, así como, en dos ocasiones claves, accidentalmente.

Sin embargo, el libro no es oscuro o triste. Con su sentido del humor habitual, Allende nos hace reír solos y en voz alta en más de una ocasión, y logra que la historia fluya como lava: a borbotones y sin pausa.