Charlie Zaa presenta ‘Celebración’

Sin embargo, recuerdo que cuando te entrevisté por primera vez —justamente hace 20 años— ya eras un joven equilibrado y maduro.

Creo que recibí una buena educación por parte de mis padres. Me dieron bases firmes, siempre enfocadas en las cosas de Dios. Esos cimientos que recibí de su parte me han mantenido con los pies sobre la tierra, enfocado y con una visión clara de lo que quiero hacer.

Has mencionado dos veces a Dios. ¿La espiritualidad ocupa un lugar importante en tu vida?

Es lo más importante. De pronto hace unos 10 años tenía otras cosas como mi prioridad. Hoy en día lo más importante para mí es tener una buena comunión con Dios, mantener esa relación a diario y caminar basado firmemente en lo que ha dejado escrito como palabra. El resto de las cosas vendrán por añadidura.

La industria de la música también ha cambiado. ¿Cómo experimentaste los cambios extremos que ha sufrido en las últimas décadas?

Como un caballo desbocado, o un río que se ha salido de su cauce. Estos cambios han golpeado de una manera muy fuerte a la industria y a todos los artistas que elegimos un género diferente al urbano. Somos muchos los afectados y si no se toman medidas drásticas e inmediatas, es muy grave lo que puede llegar a suceder más adelante. El problema es que nos estamos limitando, y las limitaciones generan daños en la vida del ser humano.

¿Y cómo hace Charlie Zaa para sobrevivir en el caos actual de la industria?

Siendo disciplinado. Aprovechando los huecos que dejan algunos de mis colegas. La oportunidad de negocio está en esas falencias. Amo la industria. Me encanta trabajar como hace 20 años, con la venta del disco físico y haciendo promoción con prensa, radio y televisión. Me encanta tener contacto con los periodistas, y creo ciegamente en las firmas de autógrafos y presentaciones en tiendas de discos. Para mí, hay una necesidad de mantener, por cultura, la manera antigua de trabajar. Si muchos colegas entendieran eso, las cosas no se verían afectadas de una manera tan fuerte.

¿De qué manera piensas que afloran tus raíces colombianas en tu música?

En los últimos 20 años, la música en Colombia ha cruzado las fronteras de mi país de una manera bien importante. Se dio a conocer de muchas formas: a tiempo de vallenato, pop, salsa, cumbia y reggaetón. Creo que mi identidad colombiana aparece en mi manera de interpretar. Algunas personas me han dicho que cuando escuchan una de mis canciones, identifican fácilmente mi voz. Creo que se me conoce por hacer un bolero criollo —alejado del pop— más de pueblo, con esencia. En el uso del requinto, en las cuerdas, en cierto tipo de fraseo, es evidente la bandera de Colombia.

¿Dirías que la música de tu país fue un elemento importante durante tu infancia?

Ha formado parte de mi vida desde temprana edad. Me acuerdo que cuando me desplazaba de una cuadra a la otra, caminando por mi barrio, en cada esquina había rocolas o tiendas con estaciones de radio. Escuchaba a Los Corraleros de Majagual y Fruko y sus Tesos, cuando Joe Arroyo todavía cantaba con ellos. Al tiempo aparecieron Grupo Niche y Orquesta Guayacán. Fueron muchos los ritmos que me contagiaron de una manera especial. A veces me preguntan cómo hago interpretar tantos estilos distintos: bolero, cumbia, bachata, salsa y vals. Se lo acredito a esa niñez que tuve, esa riqueza musical.