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‘Victoria & Abdul’: Se queda a medio camino

Judi Dench una vez más interpreta magistralmente a la reina Victoria.


DIRECTOR:
 Stephen Frears 
GUION: Lee Hall   
ELENCO: Judi Dench, Ali Fazal, Michael Gambon, Eddie Izzard, Olivia Williams, Adeel Akhtar y Simon Callow
DURACIÓN: 112 minutos 

Victoria & Abdul es la mitad de una buena película. Todos los elementos están ahí: grandes decorados, banquetes fastuosos, vestuario espectacular, intrigas palaciegas y una soberana sabia y generosa. Le falta la contraparte que —desde la magistral serie de la BBC de los años 70, Los de arriba y los de abajo, hasta Downton Abbey— es indispensable: la fibra moral o el carisma de quien (o quienes) represente(n) a los de abajo. Judi Dench le da toda la humanidad que requiere la figura de la reina Victoria, pero el personaje de Abdul no pasa de ser una caricatura al principio, y un enigma al final. ¿Qué fue lo que vio en él la monarca, que la llevó a enemistarse con toda su familia y hasta ser amenazada con el manicomio si no desistía en su afán de protegerlo? Ni idea. Que esté basada en hechos reales, “…o casi”, como juguetonamente se nos advierte desde los créditos, no hace más que poner en relieve lo poco verdadera que se siente la historia de Victoria & Abdul.

El guion de Lee Hall retrata la, hasta el 2010, desconocida y cercana relación que tuvo en sus últimos años la reina Victoria de Inglaterra con un sirviente indio. La periodista Shrabani Basu observó en la casa de verano de la monarquía inglesa un detalle que le hizo sospechar que había una historia oculta en la vida de la reina. Su investigación la llevó a publicar Victoria & Abdul: The True Story of the Queen's Closest Confidant. Resulta que como Abdul era indio y además musulmán, el gobierno y la corte británica desaparecieron cualquier rastro que demostrara la gran ascendencia que Abdul llegó a tener en Victoria. Al morir esta en 1901, quemaron todos los documentos que dieran fe de la relación y a él lo devolvieron a la India. 

Judi Dench y Ali Fazal en una escena de la película Victoria & Abdul

Peter Mountain/Courtesy Focus Features

Judi Dench y Ali Fazal en una escena de 'Victoria & Abdul'.

La historia comienza en 1887 durante los festejos del Cincuentenario del reino de Victoria (entonces de 68 años). La India, la colonia considerada “la joya de la corona”, envió una moneda conmemorativa. Para entregársela escogieron a Abdul Karim, humilde empleado de una prisión en Agra, solo por ser alto y apuesto. Abdul es enviado a Londres con el único propósito de ofrecer a la soberana la moneda y regresar. Entre los elaborados preparativos para entregar la pieza, se le recalca a Abdul que jamás alce la vista para ver directamente a la reina. Llegado el momento, Abdul hace precisamente esto. A Victoria le divierte su atrevimiento y a partir de ahí, pide que sea incluido entre sus sirvientes.

Abdul vuelve a romper el protocolo y no solo mira, sino que le habla a la reina. Para sorpresa, primero de los otros sirvientes, y después de la corte entera, Victoria va dándole cada vez más responsabilidades. Un buen día decide que Abdul será parte de su comitiva, lo cual despierta la indignación de su propio hijo, el príncipe y futuro rey Eduardo VII (Eddie Izzard). El problema con Victoria & Abdul es que para el público también es un misterio su exorbitante ascenso. ¿Cómo pasó Abdul de ser un simple divertimento que le hablaba a la monarca sobre la vida en la India, a convertirse en su gran amigo? El personaje no está bien delineado, y su único encanto discernible al principio es su entusiasmo infantil. Supuestamente tendríamos que ver cómo a través de sus ojos Victoria descubre las riquezas de un país tan extraordinario como la India, pero cada vez Abdul parece más desdibujado. De hecho, nos enteramos indirectamente de sus pequeñas y grandes transgresiones, como mentir acerca de su posición social, estatus civil y sobre todo, del papel que han jugado los musulmanes en los mítines anti-coloniales en la India. Para los allegados a la reina, la cercanía con Abdul es una cuestión de estado puesto que da la impresión de que el Imperio favorece a los musulmanes por encima de los hindús. ¿Por qué acepta todos los regalos y atenciones de la anciana sabiendo que le causa tantos problemas? ¿Es genuino su cariño o solo se está aprovechando como piensan todos los que la rodean y ven con horror la relación? 

Dench está extraordinaria, como siempre, interpretando a Victoria exactamente veinte años después de que lo hiciera en Mrs. Brown (Dir. John Madden, 1997), donde también se retrata su polémica relación con otro subordinado. Pero es su talento lo que la salva porque en el guion, la reina aparece como una víctima ingenua que supuestamente ignora las cuestiones más elementales que ocurren en su vasto imperio. Aunque entre sus múltiples títulos está el de emperatriz de la India, hemos de creer que no sabía nada acerca de la colonia más preciada de todas. Victoria llega al extremo de querer hacer a Abdul Caballero de la Orden Británica y descarta las críticas como muestras de racismo. Victoria & Abdul se queda a medio camino entre aspirar a un simple entretenimiento o decir algo “importante” acerca del racismo rampante en la corte inglesa del siglo 19.