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‘From the Land of the Moon’: Realismo vs. Romanticismo

Marion Cotillard en un romance prohibido y ¿real?

Marion Cotillard y Àlex Brendemühl en una escena de la película From The Land Of The Moon

Cortesía de Everett Collection

Marion Cotillard y Àlex Brendemühl en una escena de 'From The Land Of The Moon'.

DIRECTOR: Nicole Garcia
GUION: Nicole Garcia y Jacques Fiesch (adaptado de la novela Mal di Pietre de Milena Agus) 
ELENCO:
Marion Cotillard, Louis Garrel, Àlex Brendemühl, Brigitte Roüan y Victoire Du Bois
DURACIÓN: 121 minutos 

Mal de Pierres (cálculos renales), título original en francés de la película, nos da la clave del asunto principal del que trata: ¿los dolores que aquejan a la protagonista son reales o psicosomáticos? ¿Son una señal más de esa naturaleza apasionada que la sociedad rural de los años 50 a la que pertenece, interpreta como histeria? Del mismo modo, el romance prohibido que surge en el sanatorio en los Alpes a donde va a atenderse, puede o no ser producto de la afiebrada imaginación de Gabrielle (Cotillard). Ubicada un siglo después de que se publicó Madame Bovary (1856), From the Land of the Moon se centra también en una mujer oprimida por las expectativa de una comunidad provinciana, machista y cerrada. El desafortunado nombre que le dieron al filme en inglés apunta quizás al hecho de que en esos tiempos, una muchacha de saludables apetitos sexuales era vista como un ser de otro planeta.

Gabrielle sueña con ser la protagonista de un romance apasionado como el de las novelas románticas que lee con fiereza. Un maestro en la escuela de su comunidad se convierte en el objeto de sus atenciones y lo persigue descaradamente. La naturaleza indómita de Gabrielle le impide ver la pésima impresión que causa insinuándosele a un hombre que no tiene el menor interés en ella. Tratando de acallar el escándalo, la madre de Gabrielle la empuja a que se case con José (Brendemühl), un catalán refugiado de la Guerra Civil española empleado en su granja. José, un hombre decente, estable y sólido, acepta el matrimonio a pesar de que Gabrielle le dice que jamás tendrán relaciones sexuales. La joven aún conserva la esperanza de que tarde o temprano conocerá a su ideal romántico, al hombre perfecto, y quiere preservarse para cuando el “verdadero” amor llegue a su vida.

José acepta con paciencia los desplantes de su mujer. La arrogancia de Gabrielle le impide apreciar la callada solidaridad de José, quien sí le cree que sus dolores tienen un origen físico y no los descarta como otra de sus excentricidades —como hacia su propia madre—. José la lleva al médico, quien determina que tiene piedras en los riñones y le sugiere que se atienda en un sanatorio en Suiza. El spa en los Alpes es el típico inmortalizado en obras como La montaña mágica de Thomas Mann, donde la mayoría de los pacientes padece de tuberculosis, la enfermedad romántica por excelencia. A pesar de sus frías y blancas paredes, el balneario de aguas termales tiene también un aire que se presta al romance al estar habitado por figuras fantasmales, cuya vulnerabilidad física los hace llevar los sentimientos a flor de piel. El escenario está listo para que Gabrielle descubra el “amor loco”. Lo encuentra (o cree encontrarlo) en la galante figura del teniente André Sauvage, un veterano de la guerra de Indochina gravemente enfermo.

Sauvage (encarnado por Louis Garrell, el galán de moda en Francia) es, además de guapo, sensible y aficionado a las mismas lecturas que Gabrielle. La atracción entre ambos es inevitable. Sin embargo, Sauvage sufre de intensos dolores físicos que le impiden cumplir las expectativas amorosas de Gabrielle. A ella no parece importarle puesto que el militar no es finalmente más que una proyección de sus propias fantasías románticas. Gabrielle lo atiende con dulzura. Al igual que ocurrió con el maestro en su pueblo en la Provenza, la muchacha no se preocupa por ocultar su amor, ni siquiera cuando recibe la visita del marido.

From the Land of the Moon quizás no hubiera pasado de ser solo una buena cinta romántica de estilo clásico, de no ser por una “vuelta de tuerca” inesperada que la ubica en otro nivel. Desafortunadamente, la mayoría de los críticos la han atacado por considerar ridículo el romanticismo exacerbado de Gabrielle. Pero exhibir los delirios de Gabrielle como una especie de locura es precisamente la intención de la película y esto queda claro si tomamos como referencia a Madame Bovary. Con la novela, Gustave Flaubert pretendía señalar los absurdos del romanticismo en boga y exaltar las virtudes del realismo. De hecho, Madame Bovary es uno de los máximos exponentes del movimiento realista en literatura.

Quizás parte de las críticas a From the Land of the Moon se deben a que se asume que pretende hacer de Gabrielle una heroína. Al contrario, mientras que se puede sentir simpatía por ella, hay la intención de, precisamente, ridiculizar su romanticismo exacerbado —como lo hace Flaubert con Emma en Madame Bovary—. ¿Cómo se podría tomar en serio que Gabrielle abrace con pasión la novela Cumbres borrascosas de Emily Brontë? Por otro lado, la cinta, a diferencia de lo que hizo Flaubert con Emma Bovary, no castiga a Gabrielle por sus delirios románticos —ni muestra al matrimonio como un callejón sin salida— sino enaltece el valor de lo real, lo tangible, lo terrenal, por encima de los fuegos fatuos de la imaginación. En ese sentido, el único héroe de From the Land of the Moon termina siendo el menos esperado. Es en el sorpresivo final donde podemos entender por dónde se construye su discurso.  

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