​16 pautas para envejecer bien, según Linda Lavin

Sé amable

​Estaba recluida en mi apartamento con mi perrito, Mickey, una mezcla de Jack Russell y beagle. Pasó la pandemia conmigo en la ciudad de Nueva York, y tenía un tumor en el hígado. Empezó a decaer. Cuando Steve regresó de Costa Rica [allí viven sus hijos adultos], nos mudamos al norte del estado y Mickey vivió dos meses y medio más. Lo sacrificamos. Era el momento. No queríamos que siguiera sufriendo. Nuestro maravilloso veterinario dijo: “Esto no va a mejorar”. Todavía lo echo de menos.​

Sé generoso​

Rescatamos otros dos perros: [uno es] parte malamute/pastor belga/sabueso, tiene 7 meses y pesa 50 libras. El otro es un pequeño de 20 libras, mezcla de cairn terrier. Los adoptamos al mismo tiempo en la SPCA de Westchester, y son como hermano y hermana.

Sé receptivo

La tercera es la vencida. Este matrimonio es una relación maravillosa, entrañable, placentera y profunda. Hablamos de todo. Trabajamos en nuestra relación desde varios puntos de vista: espiritual, psicológico y emocional. Hemos crecido a nivel personal y como pareja.

Sé firme​

Sin duda, uno de los aspectos favorables de la pandemia y de sus estragos fue el aislamiento, la soledad y la separación. Creo que muchas personas que estuvieron apiñadas en su pequeña vivienda aprendieron a vivir juntas. Steve y yo aprendimos a convivir por separado y volver a estar juntos incluso más fuertes que antes. No tiene nada de mágico. Requiere esfuerzo, y nosotros nos esforzamos. 

Sé aventurero

​Soy una especie de caracol. Me traslado de un lado a otro con mi propia casa alrededor. Estamos comenzando una nueva aventura aquí [en Los Ángeles, donde ahora se graba B Positive]. Steve y yo ya lo hemos hecho cuatro o cinco veces en los últimos siete años. Nos encanta hacerlo. Sabemos lo que se necesita para trasladarse y comenzar una nueva vida. Tenemos algo de vagabundos. Realmente me ha obligado a salir de mi zona de confort.

Sé razonable contigo mismo

​Me encanta comer. Me encanta cocinar. Camino para ejercitarme. El año pasado compré una bicicleta, pero todavía no la sacamos de la caja. Me mantengo ocupada con el trabajo, y ahora que tengo perros, paseo y juego con ellos. Tengo una rutina ocasional de meditación, pero nada concreto. Vivo un día a la vez. Vigilo lo que como o dejo todas las restricciones de lado. Hace unos años me hice vegana y subí diez libras, así que eso no dio muy buen resultado. Tenía hambre todo el tiempo.

Sé cordial

​En mi vida tengo muchos amigos buenos y saludables con quienes paso el tiempo. Me relaciono con personas positivas y sanas, y ese es mi compromiso con la vida.​​

Sé persistente​

Fue muy difícil entrar en la televisión en los años 60 en la ciudad de Nueva York. No era lo suficientemente rubia ni lo suficientemente delgada. Siempre decían que era demasiado étnica. Pensaba que no lo iba a lograr. Conseguí un trabajo en la telenovela The Doctors. Se transmitió la semana en que asesinaron al presidente Kennedy. Un recuerdo increíble para mí, ¿verdad? ​​

Sé valiente​

Alice fue una gran sorpresa para mí, y surgió de mi audacia y valor para trasladarme a Los Ángeles a buscar trabajo en los años 70, cuando todo se desmoronaba en Nueva York: el teatro, la bolsa de valores, la vivienda.

Sé flexible

​Conseguí un pequeño trabajo en el piloto de un programa de Warner Bros./CBS. El director de CBS TV se acercó y me dijo: “¿Nos dejarías hacerte un contrato? Encontraremos un programa para ti”. Pensé que estaba bromeando, porque fue un año muy difícil para mí: no podía encontrar un agente, no podía llegar a ver gente. Por fin conseguí este pequeño papel en un piloto. El piloto nunca se vendió, pero lo que surgió fue un contrato de dos años con Warner Bros., y durante ese tiempo me presentaron a Alice. Y el resto es historia. [Ahora] vuelvo a estar en el mismo estudio donde filmamos Alice. Muchos recuerdos, mucho déjà vu otra vez.​​