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‘Film Stars Don’t Die in Liverpool’: De mujer fatal a mujer mortal

Annette Bening interpreta a una actriz en el ocaso de su vida.


DIRECTOR
: Paul McGuigan
GUION: Matt Greenhalgh (basado en el libro homónimo de Peter Turner)
ELENCO: Annette Bening (Gloria Grahame), Jamie Bell (Peter Turner), Julie Walters (Bella Turner), Kenneth Cranham (Joe Turner), Vanessa Redgrave (Jeanne McDougall) y Stephen Graham (Joe Turner Jr.).
DURACIÓN: 105 minutos

La verdadera tragedia de Gloria Grahame fue que nunca pudo aceptar el paso del tiempo. Reconocida sobre todo por sus roles de mujer fatal en la década de los 50, Grahame era, además de guapa, buena actriz. Aunque nunca alcanzó nivel de superestrella, llegó a ser una cotizada celebridad que incluso ganó un Óscar por su actuación en The Bad and the Beautiful (Dir. Vincent Minelli, 1952). El problema es que ni en su vida privada podía dejar de actuar como vampiresa. El título mismo Film Stars Don´t Die in Liverpool encierra la paradoja de su vida: Grahame ni era una estrella, ni murió en Liverpool. Pero, la perspectiva que se nos presenta es la de Peter Turner, el autor de las memorias en las que basa la película. Un aspirante a actor de 26 años, Turner veía a la mujer de 56 con ojos cegados por los destellos de su fama (aunque pasada) y —sobre todo— por venir de “fuera”. Es decir, de Hollywood y no de Liverpool, su lugar de origen, al que percibe como provinciano y poco sofisticado.

La historia arranca en 1981. Graham, de 56 años, se encuentra en el ocaso de su carrera —y de su vida—. A duras penas consigue trabajo haciendo teatro local en Inglaterra. En la primera secuencia la vemos preparándose meticulosamente para entrar en escena en una producción en Londres de la obra “The Glass Menagerie” de Tennessee Williams. La imagen es importante porque apunta a lo que indirectamente comprobará la historia: que Grahame actuaba también abajo del escenario el papel de estrella guapa y joven. A punto de salir del camerino, Grahame cae al suelo doblada de dolor. Turner, quien ha vuelto a vivir con sus papás en Liverpool luego de que la actriz lo había abandonado semanas atrás, recibe una llamada del hospital. En realidad, Grahame se había alejado de él para evitarle el dolor de verla morir, pero ahora le pide que la deje recuperarse con él y su familia en Liverpool. Grahame no le revela que le queda poco tiempo de vida y Turner, aún enamorado, acepta feliz. Sus padres también reciben con gusto a la mujer, a la que aceptan sin cuestionar la relación con su hijo. A través de flashbacks vamos conociendo el origen de ese cariño y el desarrollo de la relación que se remonta a Londres en 1979.

Jamie Bell y Annette Bening en una escena de la película Film Stars Don't Die in Liverpool

Sony Pictures/Cortesía de Everett Collection

Jamie Bell y Annette Bening protagonizan la película 'Film Stars Don't Die in Liverpool', basada en la vida de la actriz Gloria Grahame.

Grahame llevaba años refugiada en Inglaterra debido a que su disipada vida personal le había cerrado las puertas en Hollywood. Lo que solo había sido un rumor (que la causa de su divorcio del director Nicholas Ray en 1952 era que este la había encontrado en la cama con su hijo de trece años), se confirmó en 1960, cuando Grahame se casó (por cuarta ocasión) con su hijastro, Anthony Ray, entonces de 21 años —ella de 37—. Su fama de “come hombres” se había extendido a la vida real. Nada de esto se ve en la película (solo se da a entender en una conversación). Por el contrario, la imagen que nos presentan el director y guionista es la de una mujer encantadora; quizás algo excéntrica, pero irresistible. Así la ve por lo menos Turner cuando la conoce a los 26 años. Grahame se acababa de mudar a la misma casa de huéspedes para actores mal pagados donde vivía Turner.

Grahame, sin el menor asomo de pudor, se dedica como una jovencita a seducir al muchacho. Un día lo invita a su habitación para que la ayude a ensayar un número musical para “una clase de danza”. En una de las mejores secuencias de la película, Bening y Jimmy Bell (el encantador bailarín de ballet Billy Eliot, en la cinta del mismo nombre), bailan al ritmo de “Boogie Oogie Oogie” de la película Saturday Night Fever; Bening con tanto o más energía que el mismo Bell (¿quién no se enamoraría de ella?). Todo esta planteado para que el público también la vea con esos ojos. Dado que la cinta está basada en las memorias de Turner, debemos suponer que en verdad fue así. Sin embargo, cuesta trabajo creer que con una diferencia de edad de casi 30 años y con el historial de Grahame, las cosas pudieran haber sido tan fáciles. Cuando Grahame le cuenta a Turner, por ejemplo, que está planeando interpretar a Julieta en la obra de Shakespeare, Turner piensa que está bromeando, pero Graham lo dice con absoluta seriedad. Se insinúa que Turner tenía inclinaciones homosexuales y un apego exagerado a su madre, pero nunca explora la posible conexión freudiana de su atracción por Grahame.

Con una vida tan oscura como las películas “noir” que la lanzaron a la fama, la historia de Grahame se prestaba más para hacer una película al estilo Sunset Boulevard, que al romance convencional e inverosímil que propone Film Stars Don´t Die in Liverpool. En lugar de eso, la película pretende ser una especie de Love Story de un amor otoñal.

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