Mientras navegas por Facebook, un cuestionario te llama la atención: “Responde estas preguntas y descubre qué personaje de Winnie the Pooh coincide con tu personalidad”, por ejemplo, o “¿Qué raza de perro serías?”. Se te pide que nombres a tu primera mascota, tu helado favorito o tu destino de vacaciones favorito. Revelar esas trivialidades parece inofensivo —como una charla divertida con amigos—, así que no te detienes a pensarlo.
Pero esa prisa podría costarte.

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“Los cuestionarios en las redes sociales pueden tener resultados desastrosos en cuanto al robo de identidad”, dice Steve Bernas, presidente y director ejecutivo de la oficina de Chicago de Better Business Bureau (BBB; Oficina de Ética Comercial). Si, por ejemplo, compartes el nombre de tu mascota de la infancia, es posible que estés revelando parte de una de tus contraseñas, advierte.
Tus respuestas pueden incluso coincidir con tus respuestas a las preguntas de seguridad que usas para iniciar sesión en tus cuentas en línea. Si divulgas el nombre de la calle en la que creciste, tal vez ayudes involuntariamente a los delincuentes que intentan acceder a tu informe de crédito, dice Bernas.
Tu primer auto, tu pasatiempo, tu escuela secundaria: esas respuestas se usan con frecuencia para proteger tus cuentas en internet, dice la Comisión Federal de Comercio (FTC), que recientemente emitió una alerta sobre las pruebas de personalidad, las encuestas y los cuestionarios que pueden aparecer en las redes sociales.
“Muerte por mil cortes pequeños”
Incluso si no hay nada intrínsecamente malicioso acerca de un cuestionario en línea, alguien termina por recibir tus respuestas, dice Christopher Budd, gerente sénior de la empresa global de ciberseguridad Sophos.