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Una mujer que lo perdió todo en una estafa romántica encuentra un nuevo propósito

Se convirtió en una “guerrera” que lucha contra el fraude después de que un falso cirujano la dejara casi sin un centavo.


spinner image Una historia de amor en línea terminó siendo una estafa
Ilustración Jarred Briggs

 

Durante más de 10 años, después perder a su marido por culpa de un cáncer, Kate Kleinert había descartado las citas, ya que “todavía me consideraba casada”.

Esta mujer de los suburbios de Filadelfia cambió de opinión en agosto del 2020, cuando un apuesto “cirujano” le solicitó ser su amigo en Facebook. Pronto, él mostró un interés romántico y comenzó a profesarle su amor. “Desde el momento en que me enamoré de ti, siempre te tengo en mis pensamientos”, le dijo. “Solo puedo ver mi futuro contigo. Nunca dejaré de amarte. Rezo para despertarme siempre a tu lado y tenerte en mis brazos para siempre”.

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Pero no había amor ni tampoco un para siempre.

Terminó perdiendo todo lo que poseía, incluida su casa, en una estafa despiadada que se aprovechó su vulnerabilidad emocional y su bondad. Pero no se quedó deprimida: finalmente se levantó de los escombros, decidida a ayudar a otros a reconocer los signos de fraude y evitar nuevas víctimas. 

Comienza la estafa: Un cirujano en una tierra lejana

Kleinert estuvo casada durante 26 años. Dejó su trabajo de secretaria para cuidar a su marido durante los dos últimos años de su vida. Se olvidó de su planteamiento de no tener citas en la viudez después de que su nuevo amigo de Facebook, “Tony”, entrara en su vida en el 2020. Dijo que era un cirujano noruego que trabajaba para las Naciones Unidas en Irak, que tenía dos hijos y que compartía el interés de Kleinert por los perros y la jardinería.

Por sugerencia de él, comenzaron a comunicarse por Google Hangouts, donde hablaron y se enviaron mensajes de texto muchas veces al día. Tony dijo que sus hijos estaban en un internado inglés y preguntó si podrían llamarla “mamá”. Ya que nunca había tenido hijos, dijo que fue el “talón de Aquiles” que la hizo vulnerable.

Más tarde, su “hija” le envió un mensaje de texto para pedirle fondos con el fin de comprar productos femeninos. Kleinert le envió una tarjeta de regalo, y así dejó la puerta abierta sin quererlo. 

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¿Has visto este fraude? 

  • Llama a la línea de ayuda gratuita de la Red contra el Fraude, de AARP al: 877-908-3360 o repórtalo en el Mapa de Rastreo de Estafas, de AARP (en inglés).
  • Inscríbete para recibir alertas de vigilancia gratuitas que ofrecen más consejos para evitar fraudes.

Una señal de alerta: nunca se conocieron en la vida real

Aunque los dos nunca se habían conocido en persona, Tony hablaba de matrimonio, dijo que había comprado un anillo y le pidió que buscara una casa para ellos cerca de donde ella vivía. Mientras tanto, le seguía pidiendo tarjetas de regalo y prometiendo que le devolvería el dinero. Incluso le proporcionó la contraseña de una supuesta cuenta bancaria con un saldo de $2 millones.

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Ambos se iban a conocer el pasado mes de diciembre después de que él volara al aeropuerto internacional de Filadelfia. Ella se había arreglado el pelo y las uñas, y esperaba su llamada en casa llevando puesto su mejor vestido. Tenía una botella de vino enfriándose. Pasaron las horas, sin saber nada de él.

Un día después, Kleinert recibió una llamada de un hombre que decía ser abogado, quien le informó que Tony había sido detenido en el aeropuerto porque alguien había colocado drogas en su equipaje. Le dijo que Tony había sido encarcelado en una prisión de Filadelfia y que necesitaba $20,000 para la fianza; ella no tenía ese dinero. Más tarde, Tony la llamó y le mandó un mensaje para instarla a conseguir el dinero de alguna manera, incluso si eso significaba mentir a su familia. Ella se rehusó. No obstante, sus reservas se disiparon cuando él se quejó de la “horrible” comida en la cárcel y pidió pequeñas cantidades, que ella envió.

Entonces la historia de Tony se volvió aún más loca. Llamó en enero para decir que estaba en Jordania; dijo que había sido liberado para que pudiera reunir el dinero de la fianza. Ella dijo que no era así como funcionaban las cosas: no te dejan salir de la cárcel para reunir el dinero de una fianza. Finalmente, vio el romance como lo que era: más falso que un billete de $3.

Aunque Tony era falso, su angustia era real. Lo que más me dolió, dijo, fue “perder su amor y perder la familia que pensé que iba a tener y lo que serís mi nuevo futuro... eso es mucho más difícil de afrontar que perder el dinero”. 

Pero había perdido mucho dinero ($39,000) a manos del pseudo pretendiente. El estafador se llevó todo lo que quedaba del seguro de vida de su difunto esposo y sus ahorros, Seguro Social y beneficios de pensión. Denunció el crimen al FBI y a la policía estatal, al principio sin éxito. Durante un tiempo, dijo, vivió de las tarjetas de crédito; luego, increíblemente, las cosas empeoraron aún más.

Una señal de alerta: Nunca conocerse en persona
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La pesadilla continúa: “Me redujeron a nada”

Kleinert todavía estaba luchando en el verano de 2022, cuando se le averió el aire acondicionado. “No podía llamar a nadie simplemente para que viniera a verlo porque eso habría costado dinero. En ese momento no tenía ninguno”, dice. Por la noche, llevaba a sus seis perros rescatados a la sala de estar, donde todos dormían junto a un viejo aire acondicionado portátil.

En la mañana del 16 de julio, se despertó y el aire acondicionado “escupió fuego por toda la sala”. Intentó frenéticamente apagar el fuego ella misma antes de tener que huir por la puerta principal, incapaz de encontrar a sus perros, que habían desaparecido entre el espeso humo hacia la parte trasera de la casa. “Ni siquiera podía decir en qué dirección me dirigía”, recuerda. “Sentí que estaba respirando las llamas”.

De alguna manera logró salir por la puerta principal y, aunque llegaron los bomberos, la casa se quemó, con los perros, dice Kleinert, llorando mientras relata el desastre, del que culpa al estafador. “Siento que el incendio fue consecuencia de la estafa porque no tenía dinero para hacerme cargo de la reparación”.

En ese momento, señala, “perdí todo mi dinero y todas las posesiones que tenía. Lo único que tenía era la ropa interior que llevaba cuando salí por la puerta principal”.

El control remoto del auto se había derretido, por lo que ni siquiera podía encenderlo.

“Me redujeron a nada”, dice.

El estafador quiere más

Dos meses después, Kleinert había recibido de su compañía de seguros una pequeña cantidad de dinero para cubrir sus gastos de manutención mientras se investigaba su caso. Estaba viviendo en una habitación de hotel cuando recibió una llamada: Tony.

“Simplemente presioné el botón de respuesta sin pensar”, dice, “y él dijo: ‘Hola, cariño, ¿cómo estás?’”. Ella le dijo que lo había perdido todo, describiendo el incendio y su miseria financiera.

“Eso es terrible”, dijo, según Kleinert, “pero escucha, necesito una tarjeta de regalo de $150. Entonces, ¿puedes enviarme eso hoy?” Asombrada, ella repitió que no le quedaba dinero, dice, “y él dijo: ‘Sé que tienes dinero. Tu amigo abrió una página de GoFundMe para ti’. Se me erizó el pelo de la nuca”.

Ella no le dio nada. “Le dije que esperaba que ardiera en el infierno por lo que me había hecho a mí y probablemente a muchas otras mujeres”.

A partir de ahí, dice, “el único camino a seguir era hacia arriba. Pude haber decidido acurrucarme en una esquina y quedarme allí el resto de mi vida, o podría dar un paso al frente y seguir adelante, que es lo que elegí hacer”.

El contraataque

Poco después de darse cuenta de que Tony era falso, Kleinert se comunicó con la línea de ayuda de la Red contra el Fraude, de AARP (877-908-3360), donde voluntarios capacitados brindan apoyo y orientación a las víctimas de fraude y a sus familiares sobre qué hacer a continuación. Después de ayudarla con sus problemas inmediatos, el personal de la Línea de Ayuda le preguntó si compartiría su experiencia con otras personas, dice, “y lo hice con mucho gusto, y todavía lo hago con mucho gusto”.

Desde entonces se mudó al condado de Lancaster, Pensilvania, “el cual siempre me ha encantado”, dice, donde se unió al coro de una iglesia e hizo amigos. Kleinert es voluntaria de la oficina de AARP en Pensilvania y portavoz de AARP sobre fraude. Participa en teleconferencias sobre estafas y fraudes y comparte su historia en eventos en todo el país.

“Me ha brindado una gran sensación de curación”, dice Kleinert. “No solo contar mi historia, que en sí misma es curativa, [sino] mirar las caras y ver a la gente asentir con la cabeza como, ‘Sí, he estado en esa situación’ o ‘Sé cómo se siente eso’, y que la gente se me acerque después y me susurre al oído cuando me abrazan: ‘Yo también estoy en una estafa’”.

Les ofrece apoyo y consejos, e insta a las víctimas potenciales a confiar en sus instintos: “Si tu instinto te dice que algo anda mal aquí, escúchalo”, les dice. La han llamado una “guerrera contra las estafas románticas”, señala, porque “estoy enojada por esto y por cómo hiere a la gente”.

Kleinert acepta este nuevo capítulo inesperadamente satisfactorio en su vida: “Soy una persona mucho más fuerte. Y soy mucho mejor persona, porque tengo mucha disposición a hablar con otras personas y entregar esa parte de mí a quien la necesite. Aquí estoy, 71 años, y estoy hablando y muy ocupada con estas cosas. Es maravilloso”.

Estafas románticas: un gran problema

La costosa pesadilla de Kleinert no es infrecuente. Las pérdidas reportadas por estafas románticas ascendieron a $1,140 millones en 2023, con pérdidas promedio por persona de $2,000, las pérdidas más altas reportadas por cualquier forma de estafa de impostores, según la Comisión Federal de Comercio (FTC) —en inglés—. La cantidad real perdida probablemente sea mucho mayor, porque las víctimas de fraude a menudo se muestran reacias a denunciar estos delitos.

Los estafadores merodean por la mayoría de los sitios de citas y redes sociales, advierte el FBI, aconsejando:

  • Si sospechas que una relación en línea es una estafa, detén todo contacto inmediatamente.
  • Cuando utilices sitios y aplicaciones de citas, no debes enviar dinero a alguien con quien sólo hayas hablado en línea o por teléfono.

Recursos y ayuda

  • Conoce las señales de advertencia de estafas románticas en el centro de recursos de la Red contra el fraude, de AARP.
  • Llama a la línea de ayuda gratuita de la Red contra el fraude, de AARP (877-908-3360), como se indicó anteriormente, para obtener recursos sobre estafas, orientación para las víctimas sobre los próximos pasos y más.
  • El programa VOA ReST —en inglés— (resiliencia, fuerza y tiempo), una colaboración entre AARP y Volunteers of America, ofrece sesiones gratuitas de apoyo emocional facilitadas en línea para víctimas de fraude. Puedes asistir a tantas sesiones como quieras; simplemente regístrate con anticipación en línea.

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