Vida Sana
Hace unos años, me empezó a doler el muslo derecho. Como supuse que se trataba de un tirón en un músculo, no le presté atención.
Hasta que, en pocas palabras, afectó mi capacidad para tocar el bombo en mi batería. Ahí fue que por fin consulté a un fisioterapeuta.
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Resulta que mi dolor no venía del muslo; provenía de la zona de la cadera, y más específicamente, de los glúteos. Solo después de muchas sesiones con mi fisioterapeuta y de hacer ejercicios en casa pude volver a golpear los tambores sin dolor.
Si bien muchos mayores de 50 años saben que, cuando hacen ejercicio, deberían concentrarse en los brazos, las piernas y la espalda, es muy posible que pasen por alto otras partes del cuerpo. Probablemente, a ti te pasa lo mismo.
“A medida que envejecemos, quizás nos parezca que somos activos y que estamos haciendo lo que hace falta para mantenernos así”, dice Joe Palmer, doctor de fisioterapia, vicepresidente y copropietario de Active Life & Sports Physical Therapy en Maryland. Dice que muchas veces, cuando los pacientes acuden a sus clínicas porque sienten dolor en los miembros inferiores, eso se debe a que no están manteniendo fuertes las caderas. “Los ejercicios para fortalecer las caderas son los que dan el mayor beneficio”, señala Palmer. “Quienes caminan más despacio por lo general tienen las caderas más débiles, y eso les afecta el equilibrio”. Agrega que lo mismo sucede con las personas a quienes les cuesta trabajo levantarse del piso o de una silla sin ayudarse con los brazos.
Cuando Palmer dice “caderas”, se refiere a los músculos de los glúteos: el glúteo mayor, el mediano y el menor. “Cuando alguien tiene debilidad, es en esos músculos, los estabilizadores principales de la cadera”, señala.
Según Palmer, la gente además muchas veces se olvida de los músculos del tronco. Dice que un tronco fuerte te ayuda a mantener el equilibrio “porque te estiras con deliberación para alcanzar algo o llegar más allá de tu base de apoyo”.
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