En un instante, la vida de Cressida McKean cambió totalmente.
Un domingo, esta madre de dos hijos se preparaba para el día luego de desayunar con su esposo, Russell Borthwick. Y, de momento, estaba llamando al 911, pidiendo ayuda de emergencia para él.
A partir de esa mañana, McKean, que ahora tiene 70 años, se unió a las filas de innumerables personas que cuidan de un sobreviviente de derrame cerebral.
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Los efectos a corto y largo plazo de un derrame cerebral varían en función de su gravedad y de la zona del cerebro afectada, pero los resultados pueden ser de gran alcance. Problemas de lenguaje, visión, memoria y percepción espacial, así como discapacidades físicas como la parálisis, son algunos de los muchos problemas potenciales.
Esto puede ser desmoralizador y frustrante para el sobreviviente, que se puede deprimir tras un derrame cerebral. También es abrumador para quienes se convierten en cuidadores. Estos seres queridos deben aprender a apoyar al sobreviviente de manera física, mental y emocional, a la vez que hacen malabarismos con otras tareas, como gestionar las facturas y las citas médicas, preparar las comidas, lavar la ropa y comprar alimentos. Para aumentar la presión, muchos cuidadores son padres o trabajan a tiempo completo.
Como le ocurrió a McKean, si un cónyuge sufre un derrame cerebral, el cuidador puede tener que hacerse cargo de las tareas que antes realizaba el sobreviviente del derrame. Por ejemplo, entre sus muchas tareas, ella también tuvo que "averiguar cómo hacer los impuestos, cómo purgar las tuberías en el invierno", dice.
Al principio, McKean intentó hacerlo todo —asumiendo el papel de "la mejor cuidadora"—, pero eventualmente se dio cuenta de que necesitaba asistencia de los demás para poder ayudarse mejor a sí misma y a Borthwick, quien sufrió el derrame cerebral en el 2007 y ahora tiene 67 años.
Ese enfoque en equipo es esencial para brindar cuidados, afirma la psicóloga de rehabilitación Efrat Hedges Eichenbaum. "Incluso con las mejores intenciones y el mayor nivel de motivación, nadie puede ser cuidador las 24 horas del día", afirma Eichenbaum. "Es importante, si puedes, conseguir tu propio apoyo social y como cuidador".
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