Vida Sana
La línea de ayuda de la Red contra el Fraude, de AARP, es una de las operaciones más grandes de su tipo en Estados Unidos y recibe 400 llamadas diarias de víctimas de estafas o de sus seres queridos buscando ayuda y asesoramiento gratuitos. Eso no sería posible sin un equipo dedicado de más de 100 voluntarios que trabajan recibiendo llamadas, escuchan a las personas en apuros y las ayudan a denunciar delitos y a encontrar asesoramiento financiero o psicológico.
No es necesario tener experiencia para convertirse en voluntario, pero muchos de los que se ofrecen han visto de primera mano el impacto del fraude en las personas del país. Los voluntarios realizan aproximadamente 15 horas de capacitación. “El trabajo puede ser emocionalmente agotador”, dice un voluntario desde hace mucho tiempo. “Pero la gratitud que recibimos es realmente lo que nos impulsa, y escuchar al final de la llamada: ‘me alegro de haber llamado’”.
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Nos gustaría que conocieras a algunos voluntarios.
LeDene Lewis, 72 años
Agente de cumplimiento jubilada en Livonia, Michigan
“Quería ser voluntaria en un lugar donde pudiera marcar la diferencia”, dice Lewis.
Ella se molesta mucho con los delincuentes: “Quiero rápidamente encontrar a esas personas y librar al mundo de ellas”, dice. “Pero no puedo. Lo que puedo hacer es consolar [a las víctimas] y empatizar con ellas”.
Agrega que “es como ser lo contrario de un estafador, porque el estafador escuchará sus historias para aprender cómo atacarlos mejor, y yo los escucho para aprender a ayudarlos mejor”.
Margaret Locke, 61 años
Abogada en Denver
“A menudo la primera llamada que hace una víctima es a AARP”, dice Locke, quien ha sido voluntaria en la línea de ayuda durante casi cinco años. “No se lo han dicho a nadie. No se lo han dicho a un cónyuge. No se lo han dicho a sus hijos. Están solos y asustados. Y ahí entonces es cuando se comunican con nosotros”.