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Venecia planea cobrar cuota de entrada a los turistas

Las ciudades europeas con exceso de turistas podrían imponer impuestos y limitar el número de visitantes.

Personas caminan frente a la Basílica de San Marco

Alamy Stock Photo

La Basílica de San Marcos es la iglesia más famosa en Venecia, atrae a muchos visitantes cada año.

In English | Venecia le dice "ya basta" a las multitudes de turistas que inundan la Piazza San Marco, porque contribuyen a la contaminación de las vías navegables y congestionan el Puente de los Suspiros: los funcionarios de la ciudad han anunciado un plan para cobrar una cuota diaria de ingreso a la ciudad a los turistas.


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Se cobraría un monto entre 2.50 y 10 euros (cerca de $3 a $12) y todavía están por anunciarse cómo y cuándo se aplicará el cargo, pero los partidarios dicen que la cuota tiene como fin financiar servicios (como la recolección de basura) que usan los turistas, pero quienes pagan son solo los habitantes y los huéspedes de hoteles a través de sus impuestos.

La decisión de Venecia es una solución al creciente problema de turismo en exceso —el fenómeno de tener demasiados visitantes en áreas populares— que ha afectado de una manera particularmente intensa a ciertas ciudades, como Dubrovnik en Croacia y Barcelona en España. Esto puede agobiar a los servicios municipales y a los residentes locales. (Según informes, el alcalde de Florencia también está ejerciendo presión para aplicar una cuota similar a la de Venecia). 

En los últimos años, "la tormenta perfecta se ha creado debido a que las causas se han encontrado y han amplificado el exceso de turismo”, dice Martha Honey, directora ejecutiva del Centro de Turismo Responsable (CREST), una organización sin fines de lucro con sede en Washington D.C. Ella identificó el incremento de aerolíneas a bajo costo, el alquiler no regulado de viviendas como Airbnb, la competencia por publicar la foto de viaje perfecta en Instagram y el aumento de la clase media en los países en desarrollo como China como los motivos del crecimiento en el número de personas que van a los sitios que quieren visitar antes de morir.

Aunque por muchos años las multitudes durante la temporada alta han inundado ciertas atracciones como la Mona Lisa en el Museo Louvre en París o el South Rim del Gran Cañón, el exceso de turismo es un problema constante que continúa con el aumento de viajes por el mundo. La Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas descubrió que el turismo aumentó un 7% en el 2017, muy por encima del 3.8% proyectado. 

Los viajes en crucero también han aumentado a pasos agigantados y contribuyen al exceso de turismo, con enormes embarcaciones que llevan miles de pasajeros al día a ciudades como Ámsterdam y a islas pequeñas como Santorini en Grecia y Mallorca en España. La Asociación Internacional de las Líneas de Cruceros (CLIA), que representa el 95% de las líneas de cruceros en el mundo, proyecta que 30 millones de pasajeros tomarán un crucero en el 2019, un incremento de cerca del 70% de los 17.8 millones en el 2009. A pesar de que la CLIA expresó su decepción sobre la cuota propuesta en Venecia, la asociación manifestó que está trabajando activamente en los problemas de exceso de turismo y que sus cruceros ya han aceptado "voluntariamente" no enviar a la ciudad sus embarcaciones más grandes (las de más de 96,000 toneladas, que a menudo llevan 3,000 o más pasajeros). El 1.° de enero, Ámsterdam empezó a cobrar a los cruceros un impuesto de unos $10 por cada pasajero que llegue y se vaya por embarcación dentro de un plazo de 24 horas. 

Según un comunicado del Consejo de Turismo de Dubrovnik, esta ciudad portuaria cada vez más popular en el Mar Adriático y un sitio del patrimonio mundial de la UNESCO con menos de 2,000 residentes que habitan en su centro histórico, ahora está limitando la cantidad de visitantes por crucero a 4,000 en las mañanas y otros 4,000 en las tardes, para “proteger y conservar el patrimonio cultural e histórico de la ciudad y así permitir que todos los turistas disfruten Dubrovnik debidamente, todo el año”. 

Ámsterdam, que ha visto su Barrio Rojo sobrecargado de visitantes ebrios, recientemente lanzó su campaña tecnológica Enjoy & Respect (disfruta y respeta), que se dirige a turistas entre 18 y 34 años mediante la geolocalización con mensajes sobre lo que se tolera y lo que no se tolera, incluido orinar en público. También se ha prohibido la apertura de nuevas tiendas para turistas (incluso las que venden los populares wafles con Nutella) en el ya congestionado corazón de la ciudad. 

El exceso de turismo también amenaza los parques nacionales en Estados Unidos y Canadá. Los representantes de ambas autoridades participaron en una conferencia sobre el exceso de turismo con CREST el otoño pasado, donde los temas incluyeron la posibilidad de implementar sistemas de reservaciones para la entrada a algunos de los parques más visitados, como Zion en Utah, que han visto cifras récord de viajeros en los últimos años.

“Esas son unas de las instituciones más democráticas, por lo que hay resistencia dentro de los servicios de parques a la idea de establecer mucho control sobre los visitantes”, expresa Honey de CREST. Sin embargo, agrega, en áreas donde han tenido un sistema de reservaciones, “están descubriendo que a los visitantes les gusta la idea porque cuando van saben que entrarán y no habrá demasiada gente”.


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