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Mercedes Soler: “Somos lo que comemos”

Confiesa que la comida le da placer y, aún así, la presentadora cambió su dieta para cuidar su salud.

Mercedes Soler

Víctor Rodríguez

Mercedes Soler

Mercedes Soler se encuentra quizás en su mejor momento, disfrutando la cosecha de una vida con propósitos claros y prioridades definidas. Descontando los éxitos profesionales, que son muchos, si hay algo digno de admirar en esta reconocida periodista es cómo ha conservado su esbelta figura a lo largo de una carrera de más de dos décadas. En su caso no es solo vanidad.

La presentadora de Realidades en Contexto, un programa diario en vivo de CNN en Español, nos cuenta de los desafíos que ha encarado y conquistado para cuidar de su salud.

¿Cómo ha cambiado tu estado físico?

Yo creo que el cuerpo de uno va cambiando a través de los años y, en mi caso, yo he notado diferencia en cuanto a la manera que reacciono a ciertos alimentos. Hace poco me hice unos estudios para ver si había desarrollado alguna alergia y me quedé muy sorprendida de que sí. No solo había desarrollado alergia a alimentos que ni siquiera me sospechaba, como las habichuelas, la leche, la espinaca, las almendras y la miel —cosas que yo consumía constantemente porque las consideraba muy saludables— sino que además tenía una infección bacteriana que había colonizado mis intestinos.  Me di cuenta por la mala digestión por molestias estomacales.

¿Cuál fue el tratamiento que seguiste?

Tuve que empezar tratamientos prebióticos [que facilitan el desarrollo de los probióticos] para restaurar mi flora intestinal y le recomiendo a cualquiera que una vez al año se haga un estudio de sangre para determinar si ha desarrollado algunas alergias alimenticias que pudieran afectar la absorción de nutrientes. [Nota del editor: Antes de hacerte cualquier estudio, consulta con tu médico.]

Además de usar prebióticos, hace años decidiste excluir el gluten de tu dieta. ¿Por qué?

Lo dejé de comer porque estaba sintiendo inflamación, estaba sintiendo retención de líquidos y, sin darme cuenta, estaba afectándome un poco cognitivamente. Cuando dejé de digerir todo lo que contiene el gluten —que está escondido en todas partes, hay que leer muy bien las etiquetas, desde la salsa de soya hasta cualquier panecillo hecho con trigo puede incluirlo— me di cuenta de que se me despejó mucho la mente; volví a sentir agudeza intelectual. Creo que es muy importante que la gente entienda que lo que come le afecta; de que somos lo que comemos.

También has dejado de comer el azúcar. ¿Qué precipitó esa decisión?

Lo dejé después de leer el libro del doctor David Perlmutter... Grain Brain. Es una compilación de más de 200 estudios de todo el mundo que demuestran que la combinación del azúcar con el trigo industrializado contribuye al desarrollo del Alzheimer y de la demencia. Y porque yo tengo Alzheimer en mi familia —de hecho, mi madre padece demencia y yo la cuido—  he dejado de consumir azúcar por ese temor; porque tras leer ese libro quedé bastante convencida.

¿Hay algo más que has cambiado de tu dieta?

Antes quizás yo hubiera comido arroz tres o cuatro veces a la semana, ahora un día y no tanto. La carne, yo soy muy carnívora. Anteriormente yo hubiera comido carne probablemente cinco días a la semana; ahora trato de hacerlo mucho menos, quizás una o dos veces a la semana. El vino. Yo antes me tomaba una copa de vino al día, con la cena; hoy día, si me tomo una copa de vino al mes, es mucho.

Entonces, he rebajado la cantidad de los alimentos que me parece que me pueden hacer más daño, pero no necesariamente los descarto completamente porque hay que estar claros, la comida nos da placer. Yo no me voy a dejar de comer un trozo de tarta para celebrar mi cumpleaños, por ejemplo.

Se dice que el ejercicio no puede faltar para gozar de la buena salud. ¿Cuál es tu rutina de ejercicios?

Lo que hago diariamente son ejercicios de bajo rendimiento porque mi salud requiere un entrenamiento específico. No me agoto mucho; no hago largas caminatas, pero sí hago pesas de cinco libras y ejercicios para las piernas primordialmente, porque tengo dolor crónico en lo que es la zona sacro. Entonces hago ejercicios particulares para esa zona.

Conjuntamente con un buen régimen de dieta y ejercicios, algo que yo constantemente hago es tomar agua y tratar de dormir bien. Muchas veces me acuesto a las ocho y media o nueve de la noche. El sueño y el agua restituyen la salud.

¿Un consejo final?

Creo que cuando somos personas saludables no nos damos cuenta del precioso regalo que es la salud. Creo que es muy importante no esperar a sentirnos mal para reaccionar. Es preferible ser proactivos; tratar de llevar una buena dieta y un régimen de ejercicio.