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Existe un gran margen para mejorar el porcentaje de ataques cardíacos y derrames cerebrales

Los CDC instan a los pacientes y médicos a aumentar sus esfuerzos de prevención.

Hombre en una trotadora

GETTY IMAGES

In English |  Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) publicaron nuevas estadísticas sobre los ataques cardíacos y los derrames cerebrales  esta semana, que muestran que en solo un año hubo 2.2 millones de hospitalizaciones relacionadas con estas enfermedades y 415,000 muertes. 


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¿Qué es lo que más se destaca entre estas estadísticas tan enormemente graves? Que el 80% de dichos resultados tan costosos y mortales pudieran haberse evitado con pequeños cambios en el estilo de vida o con el uso de medicamentos relativamente económicos y ampliamente disponibles. De hecho, según los datos de la agencia, las oportunidades perdidas para tratar las enfermedades cardiovasculares incluyen cosas como por ejemplo no tomar aspirina cuando se debería tomar (9 millones de adultos en Estados Unidos), no tomar estatinas según se indique para el control del colesterol (39 millones de adultos), no dejar de fumar (54 millones) o no mantenerse activo físicamente (71 millones), esto último considerado el factor que más oportunidades tiene de mejorar.

Las estadísticas también sirven de introducción a un nuevo capítulo en lo que hasta ahora ha sido una historia algo rara de éxito en la medicina preventiva: la mejora continua a lo largo de muchos años en la salud cardiovascular de los adultos en Estados Unidos. "Sin duda, en los últimos 20 años hemos logrado grandes adelantos en esta área, pero ahora estos adelantos se han estabilizado", dice Ragavendra Baliga, cardiólogo en el Ohio State University Wexner Medical Center, que enfatiza que muchos de los medicamentos, tales como las estatinas, para tratar las causas "sumamente prevenibles" de las enfermedades cardiovasculares ahora son "genéricos y económicos".

Específicamente, dice él, además de ayudar a los fumadores a dejar de fumar, en el esfuerzo para lograr que las estadísticas vuelvan a su trayectoria positiva se les debe asignar la "máxima prioridad" a las terapias de bajo costo para controlar el colesterol o la presión arterial. (Aunque la terapia con aspirina también forma parte de la solución, Baliga señala que según investigaciones recientes, dicha terapia es clave para evitar un segundo ataque cardíaco pero, para aquellas personas sin antecedentes cardiovasculares, no siempre vale la pena correr el riesgo de sufrir una hemorragia interna). Supone un desafío lograr que las personas tomen esos medicamentos, dice él, porque lo cierto es que se sienten perfectamente bien sin tomarlos. Según lo explica él, “Aunque necesiten medicamentos para bajar la presión, los pacientes pueden no presentar ningún síntoma... pero entonces sufren un derrame cerebral o insuficiencia cardíaca".

Un posible motivador podría ser saber que por cada aumento de 20 milímetros en la presión arterial sistólica —digamos aumentar de 120 a 140— "el riesgo de mortalidad por derrame cerebral, enfermedades cardíacas o vasculares se duplica".  Las señales de advertencia de los problemas cardíacos frecuentemente se ignoran, especialmente en las personas afroamericanas y las mujeres, lo que las hace correr un riesgo aún mayor.