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Cómo controlar el uso de opioides

10 pautas para el manejo del dolor que permiten mantener una vida independiente y activa.


spinner image Mujer mayor sostiene un recipiente con medicamentos para el dolor en una farmacia.
Fotostorm/iStock

Es posible que hayas escuchado en las noticias acerca de uno de los problemas más significativos en el sistema de salud de Estados Unidos: la crisis de adicción a los opioides. Quizá pienses que este no tiene que ver contigo. Sin embargo, el uso de medicamentos opioides para tratar el dolor tiene que ver con todos nosotros y, especialmente, con el control o el manejo del dolor en los adultos mayores.

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¿Qué son los opioides?

Los opioides son medicamentos que derivan del opio y se usan para reducir la señal de dolor que percibe nuestro cerebro. Son efectivos como analgésicos; sin embargo, los opioides pueden hacer que la persona sienta euforia, somnolencia, confusión mental, desorientación, estreñimiento, y que respire demasiado lento. Como los opioides pueden causar un estado de euforia, es muy importante seguir las indicaciones de los profesionales de la salud, porque el uso desmedido de estos puede llevar a la adicción. Los opioides han dejado de ser la piedra angular en el tratamiento del dolor por las innumerables muertes causadas por sobredosis. Esto no quiere decir que no sean útiles para controlar el dolor, sino que el uso debe restringirse a casos estrictamente necesarios y con la supervisión de profesionales.

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¿Cuáles son los medicamentos opioides?  

Aunque no están todos en esta lista, estos son los nombres de los medicamentos más comunes: la codeína, la hidrocodona (i.e., Hysingla, Zohydro ER), la hidrocodona con acetaminofén (i.e., Vicodin, Norco, Lortab), la morfina (i.e., Kadian, MS Contin), la oxicodona (OxyContin, Oxaydo), la oxicodona con acetaminofén (i.e., Percocet, Roxicet), la hidromorfona (Dilaudid, Exalgo), la meperidina (Demerol), el fentanilo (i.e., Duragesic, Fentora, Abstral). Algunos son más potentes que otros. Tal vez hayas escuchado hablar del tramadol (Ultram), un analgésico opioide sintético que, aunque menos potente que otros opioides, también presenta riesgos muy serios.

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Opioides en el adulto mayor 

Sería irresponsable de mi parte afirmar que los adultos mayores no deben tomar medicamentos opioides. El manejo profesional de estos medicamentos juega un papel muy importante en el tratamiento del dolor agudo y crónico, a pesar de los efectos que tienen en el sistema nervioso central. Efectos como:

  • Sedación, somnolencia y alteración del sueño;
  • Impedimento cognitivo, alucinaciones, delirio y pesadillas;
  • Hiperalgesia (incremento en la sensibilidad al dolor);
  • Toxicidad; y
  • Tolerancia (necesidad de dosis más altas para controlar el dolor).
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El hígado, los riñones y el sistema nervioso de los adultos mayores son mucho más sensibles a los medicamentos. La Beers Criteria, un listado publicada por la Sociedad Americana de Geriatría (AGS), incluye a los opioides como medicamentos potencialmente inapropiados para el adulto mayor, y que deben ser usados con suma precaución, especialmente en personas que:

  • Tienen un diagnóstico de demencia o impedimento cognitivo;
  • Han sufrido caídas o han tenido fracturas;
  • Han sufrido de delirio (la meperedina, por ejemplo, puede inducir o empeorar un episodio de delirio);
  • Tienen epilepsia o convulsiones crónicas (el tramadol puede producir convulsiones, aparte de ansiedad, resequedad en la boca, y cambios severos del estado de ánimo); y
  • Toman antidepresivos, antipsicóticos, o benzodiacepinas (Valium, Serax, Xanax, Restoril, Ativan, Halcion, Librium, entre otros).

Con los efectos negativos de los medicamentos opioides y la epidemia de adicción que han generado, es crucial realizar un manejo personalizado del dolor. La Dra. Jeanette S. Ross, catedrática de la división de Geriatrics, Gerontology & Palliative Medicine y directora de la Geriatric Medicine Fellowship de University of Texas Health Science Center at San Antonio, compartió algunas pautas del manejo del dolor que pongo a tu consideración, puesto que administrar medicamentos opioides a nuestros adultos mayores puede tener consecuencias negativas.

  1. El objetivo central del tratamiento del dolor es que el adulto mayor pueda mantenerse independiente y activo.
  2. El poder controlar el dolor permite aumentar la actividad, que, a su vez, contribuye a romper el círculo vicioso de la falta de actividad debido al dolor.
  3. La causa principal del dolor debe ser identificada y controlada o corregida. No se trata de recetar medicamentos y aumentar su dosis para suprimir el dolor.  
  4. El dolor y la depresión van de la mano y, por tanto, deben evaluarse ambos. Los antidepresivos son útiles en el manejo del dolor y su uso no debe verse como una debilidad de la persona.
  5. El aprender técnicas de relajación contribuye a controlar la ansiedad y lograr un estado de reposo para autocontrolar el dolor. El equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu juega un papel primordial en el tratamiento del dolor.
  6. Las terapias no farmacológicas deben ser parte integral del tratamiento. Por ejemplo, el ejercicio, como los aérobicos acuáticos, no tienen efectos negativos y contribuyen a la producción de endorfinas (hormonas de la felicidad), que, a su vez, actúan como analgésicos naturales. La meditación, el dibujo, la música, la aromaterapia y otras terapias no farmacológicas pueden ser más efectivas que un aumento en la dosis de un medicamento opioide.
  7. El tramadol, como los medicamentos opioides tradicionales, debe ser usado con precaución. Sus efectos secundarios incluyen nausea, mareo, somnolencia, temblores, confusión, y alucinaciones, entre otros.
  8. Nunca se debe compartir los medicamentos opioides, ni usar los recetados a otras personas, y se debe tomar la precaución de mantenerlos fuera del alcance de los adolescentes.
  9. Los medicamentos para el dolor deben tomarse cuando aparecen los primeros síntomas de dolor. Esperar a que el dolor sea intenso para entonces tomar el medicamento no contribuye al manejo adecuado del régimen farmacológico ni a la capacidad de la persona de mantener un buen nivel de actividad. 
  10. Los sobrantes de cualquier medicamento, pero especialmente de los opioides, deben ser descartados de manera segura. Si no puedes deshacerte de estos en el Día Nacional de Devolución de Medicamentos Recetados, o descartarlos en recipientes designados en tu farmacia, debes mezclarlos con sustancias como café molido o arena para gatos, ponerlos en una bolsa plástica o un envase hermético y desecharlos en la basura. Los parches de fentanilo tienen instrucciones para desecharlos en el inodoro.

Si cuidas de un ser querido, toma en cuenta que el control o el manejo del dolor en nuestros adultos mayores, con y sin medicamentos opioides, puede contribuir a su bienestar, independencia y mejor calidad de vida.  

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