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Estrategias para manejar conductas difíciles

Sigue estos consejos que te pueden facilitar tu labor al prestar cuidados.


Cuando los niños muestran conductas inaceptables, los padres buscamos ayuda, hablamos con otros e incluso tomamos estos comportamientos con cierto humor. Cuando nuestros adultos mayores asumen conductas que pueden reconocerse como infantiles (por ejemplo, dejar de bañarse, comer y cepillarse los dientes, y a veces dar pataletas), no siempre sabemos cómo reaccionar o cuáles podrían ser las causas del comportamiento.

Para alguien que cuida de una persona de edad avanzada o con principios de demencia puede ser muy difícil manejar este tipo de conductas, conocidas como disruptivas, inapropiadas o enojosas. Puede convertirse en un constante desafío y fuente de desgaste para quien cuida de otro.

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Si te encuentras en una situación como esta, te aconsejo descartar razones inmediatas y manejables que esté sintiendo tu ser querido:

  • Cansancio
  • Hambre o sed
  • Sueño
  • Frío o calor
  • Dolor crónico o agudo
  • Incontinencia
  • Frustración

Si no se identifica ninguna de estas posibles causas de conductas inapropiadas, acude a un profesional de la salud quien podría descartar la posibilidad de algún proceso orgánico, como:

  • Antecedentes de trauma craneal,
  • Tumores y procesos que aumenten la presión del líquido céfalo raquídeo,
  • Desordenes metabólicos,
  • Deficiencias de vitaminas,
  • Intoxicación con alcohol y otras sustancias,
  • Medicamentos como los sedantes, agentes hipnóticos y otros,
  • Demencia de varios tipos; y
  • Depresión, entre otros.

Una vez se hayan descartado estos problemas de salud y tu ser querido esté bajo la supervisión de un profesional que monitoree los medicamentos en uso, puedes adoptar las estrategias que quieras y veas que funcionan para disminuir las conductas disruptivas. Por ejemplo, los cambios en horarios y rutinas, preferencias de alimentos y actividades, y los lugares en donde se lleven a cabo las actividades, todos pueden cambiarse o “negociarse” mientras no representen ningún peligro ni para ti ni tu ser querido.  

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Conoce las posibles causas de preocupación

Con frecuencia el adulto mayor puede parecernos enfadado, irascible, y disgustado. Esas son las palabras que tal vez usemos para describir conductas que en el fondo son expresiones externas de miedo, de sentirse sin control sobre las circunstancias, frustrado en algún esfuerzo o vulnerable ante el tiempo. Este sentimiento puede parecernos irracional, pero es muy real para un adulto mayor preocupado por:

  • su integridad física,
  • su estabilidad económica,
  • el declinar de sus funciones vitales,
  • el entendimiento de que tal vez le quede poco tiempo, y
  • el afán de trascender y dejar un legado.
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Un resultado de esa preocupación puede ser que el adulto mayor adopta conductas disruptivas para ganar algo de control sobre su vida.

Es entonces muy importante reconocer las actividades en las que aún se le puede involucrar, dar control y que cumplen un papel importante. Por ejemplo:

  • Escuchar música de su agrado y en especial la de su juventud.
  • Ver películas de “su época”.
  • Conversar del pasado mientras se ve un álbum de fotografías.
  • Construir un libro de recuerdos (scrapbook o memory book).
  • Escribir para legar historias de la familia.
  • Leer libros que documentan hechos históricos.
  • Contar historias de su vida y en general hacer reminiscencia.

Estas actividades pueden servirte como estrategia para distraer a tu ser querido cuando se encuentre confundido o cuando necesites proponer alternativas para lograr algo como el aseo personal, o simplemente cuando necesites una pausa en el día.

Entonces, ¿qué otras estrategias puedes emplear? Aquí te presentamos dos ejemplos de situaciones comunes y te damos ideas de cómo lidiar con ellas.

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spinner image Mujer sentada sonríe a alguien que le pone una mano sobre su hombro - Estrategias para conductas difíciles de manejar
Foto: Blend Images/Alamy

¿Es necesario el baño diario?

El baño diario es parte de la rutina de muchos, pero quizás no sea la preferencia de un adulto mayor cansado o que quisiera evitar sentir frío al salir del agua. Si no hay incontinencia fecal o urinaria, ¿es realmente necesario el baño diario? No. Si la persona no está obviamente sucia o si sus actividades son relativamente pasivas, no le hará daño dejar de bañarse diariamente.

Es importante explorar por qué tu ser querido no está motivado para mantener su aseo personal. Es posible que se sienta inseguro en el baño, que tema resbalarse y caer, o que esté sintiendo frío. Modificar el ambiente, instalar barras de seguridad, adquirir una banca para la ducha y mantener una temperatura tibia en el baño son opciones que pueden explorarse.

Cuando ya no puede posponerse el baño, dar algún control a la persona puede ser útil. Puedes darle la opción de bañarse antes o después del almuerzo, permitir que escoja la ropa que va a vestir o dar a escoger entre dos actividades que sabes le gustan y que harán después. Sin entrar en conflicto le das opciones y las respetas, dándole así control sobre algún aspecto de su vida.

Para un hijo que conozco, la peor parte del día para su padre era desvestirse antes de bañarse. El hijo redefinió las condiciones para ducharse: él se vestía en traje de baño y los dos conversaban bajo el agua mientras el aseo personal se llevaba a cabo. Mientras el adulto mayor esté seguro, no hay reglas que no puedan modificarse.

A la hora de cepillar los dientes

En ocasiones el cepillarse los dientes se convierte en un reto. Debes revisar las cerdas del cepillo —que no sean ni muy duras ni muy blandas—, revisar la boca para ver si tiene ulceras o alguna lesión que le produzca dolor al cepillarse, y asegurar que la pasta dental o el enjuague bucal no sean demasiado fuertes y estén provocando incomodidad. Intenta usar una pasta dental de diferente sabor o color, y cepíllate los dientes a la misma vez que la persona que cuidas.

Si la raíz del problema es dolor en las articulaciones de las manos, puedes adaptar el cepillo de dientes para hacer su mango más grueso y cómodo de agarrar. Usa algo de distracción a tu favor y pon música del agrado de la persona que cuidas a la hora de cepillarse los dientes.

Cuando surgen las rabietas o las discusiones

Es importante reconocer que para el adulto mayor y para quien lo cuida hay un cambio de roles. Quien fue el padre, protector, y persona independiente es ahora la persona que depende de otra para muchas cosas. En el evento de conversaciones que se tornan en discusiones que van escalando, te recomiendo hacer lo siguiente:

  • Escucha con mucha atención lo que dice el adulto mayor. No completes las oraciones, pero sí acepta la posibilidad de que sus momentos de silencio son para formular respuestas.
  • Asegúrate de que pueda escucharte. A muchos no les gusta aceptar que no oyen bien y que están perdiendo partes de la conversación. Pronuncia las palabras más despacio y claramente. Evita usar tonos altos (especialmente una voz aguda).
  • Mira al adulto mayor cuando le hables y procura no tener que competir con el volumen de la radio o televisión.
  • No le hables como si fuera un niño. Infantilizar a la persona solo empeora las cosas al percibirse como un robo de dignidad.
  • Evita dar consejos si no te los piden. Al contrario, cada vez que tengas la oportunidad, pide la opinión del adulto mayor y hazle saber que valoras su experiencia.
  • Acepta que se pueden tener opiniones diferentes sin tener que entrar en conflicto. Se puede aprender a estar en desacuerdo respetuosamente.
  • Utiliza la distracción como técnica para cambiar el foco de atención. Esto es especialmente útil en las personas que viven con demencia.

Las pataletas

Las pataletas pueden ser muy frustrantes. En otra columna te presentaré estrategias eficaces para encarar estas situaciones cuando la persona que cuidas tiene demencia.

Cada vez que puedas, trata de reír con tu ser querido —y no a expensas suyas—; el humor puede ser muy útil para darle un giro positivo a una discusión. La risa puede ser el mejor remedio.

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