Vida Sana
A menudo, los hijos adultos jóvenes vuelven como un bumerán a la seguridad de la casa de sus padres cuando el dinero es escaso, la vida se hace dura o se avecinan tiempos difíciles. Décadas más tarde, los hijos de mediana edad a veces se convierten en la red de seguridad de sus padres. Para algunos padres mayores, la opción correcta es mudarse a la casa de un hijo adulto.
La vida multigeneracional puede ser una maravillosa oportunidad para vincularse y para que vuelvas a conocer a tus padres de una nueva manera. Ayuda a que tu padre de mayor edad evite sentirse aislado y deprimido por vivir solo. A esta altura de la vida, ambos han establecido maneras de hacer las cosas. Los gustos de ambos, lo que no les gusta, los valores y las personalidades han evolucionado. Sin importar qué tan cercana y amorosa sea su relación, agregar a otra persona al hogar cambia la dinámica para toda la familia. El viaje será más tranquilo si tú y tu ser querido saben qué esperar.
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Primer paso: Antes de acomodar a tus padres en el cuarto de huéspedes, hazte estas preguntas.
- ¿Cómo afectará la mudanza a mi cónyuge, hijos y hermanos?
- ¿Cómo la presencia de mis padres afectará nuestra rutina familiar, las actividades y la privacidad?
- ¿Existen asuntos sin resolver entre mis padres y yo? ¿O entre mi cónyuge y mis padres?
- ¿Significa que tenemos que remodelar nuestra casa o agregar un dormitorio o un baño?
- ¿Espero que otros familiares colaboren monetariamente?
- ¿Podemos darnos el lujo de tener el gasto extra?
- ¿Una parte del ingreso de mis padres debería cubrir los gastos de subsistencia?
- ¿Tendré que dejar de trabajar o alterar mis horarios?
- ¿Llevaremos a mis padres de vacaciones con nosotros o pediremos cuidados de relevo?
- ¿Tenemos que solucionar problemas como fumar, beber o de mascotas?
- ¿Mis padres tienen alguna tendencia que me molesta? ¿Se pueden domar?
- ¿Cómo estableceré los límites?
- ¿Cómo se sienten mis padres con respecto a la mudanza?
- ¿Cómo me siento al aceptar este rol?
Paso 2. Tus padres deberían considerar estas preguntas.
- ¿Me alejará la mudanza de las personas o actividades que me gustan?
- ¿Mi hijo hace algo que me molesta?
- ¿Me gusta estar en compañía de mi familia durante períodos largos?
- ¿Debería contribuir parte de mis ingresos o ahorros a los gastos de subsistencia?
- Si la casa necesita remodelaciones para acomodarme (un baño nuevo, por ejemplo), ¿puedo ayudar a pagarlas?
- ¿Ayudarán otros miembros de la familia?
- Si no me gusta algo que hace mi hijo, ¿me siento cómodo discutiéndolo?
- ¿Cómo me siento acerca de ser dependiente?
Paso 3. Hablen abiertamente sobre sus expectativas, temores, finanzas y asuntos pendientes. Puede que les incomode, pero este es el mejor momento para resolver el tema o cambiar la forma de pensar. A veces, es fácil hablar de lo que los hace sentir incómodos. La otra persona podría no tener idea, y quizás no le molestaría hacer un cambio.
Temas de conversación
- Cuando tus padres manifiestan una preocupación, repítela para que todos sepan que entiendes.
- Reconoce que es difícil renunciar a la independencia.
- Asegúrales a tus padres que no serás sobreprotector ni les dirás qué hacer. Y cúmplelo.
- Comprende que ambos han evolucionado y pueden no compartir las mismas opiniones, estándares, políticas, valores o sistemas de creencias. No juzgues al otro (al menos en voz alta).
- Busca una manera de dar privacidad y de obtenerla.
- Acepta mantenerte alejado de las críticas.
- Cumple con las reglas de la casa.
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