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Camino al Tepeyac

Una fotógrafa capta el peregrinaje de fieles mexicanos a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.

Vienen miles, millones. Vienen por separado o en familias enteras. Pero nunca solos. Pues todos llegan cargando la imagen de la Virgen de Guadalupe, haciendo camino a la cima de Tepeyac para orar en el sitio donde ella primero apareció el 12 de diciembre de 1531.

Para muchos de los fieles, el peregrinaje a este sitio lo hacen con fe y esperanza de que Nuestra Señora los ayudará, los sanará, o los protegerá. Unos 6 millones de fieles llegan a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México todos los años, uniéndose ante un solo propósito: el de contemplar la imagen radiante, que de acuerdo con tradición Católica, apareció milagrosamente y queda preservada en la tilma de San Juan Diego, a quien la Virgen apareció.

En su obra “Camino al Tepeyac”, del 2010, la artista visual mexicana Alinka Echeverría capta imágenes de los fieles que colectivamente conforman “una experiencia caleidoscópica de las múltiples representaciones de la imagen sagrada” por medio de la cual, dice Echeverría,  quiso explorar “la conexión histórica y cultural entre la imagen y la fe”. Al despojar la imagen de su contexto, se le permite al espectador enfocarse en cada imagen individualmente; así, quizás ver el camino de cada individuo dentro de la colectividad de este fenómeno cultural.

Alinka Echeverría: Imágenes sin título, de la serie Camino al Tepeyac, México 2010

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