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Diego El Cigala: Entre el flamenco y la salsa

El cantaor estrella explora el alma de la salsa.

Diego El Cigala

Carlos Alvarez/Getty Images

Diego El Cigala está nominado al premio Latin GRAMMY 2018 en la categoría Mejor Álbum Latino Tropical por su disco Indestructible.

Un gran artista jamás deja de maravillar a su público. Y desde que debutó a los 12 años cuando ganó un concurso de flamenco al mejor cantaor de España, Diego El Cigala nos regala sorpresa tras sorpresa. Cautivó al mundo con Lágrimas negras, junto a Bebo Valdés al piano, grabó un disco de tango argentino (Cigala y tango) y hasta debutó como actor de doblaje dando vida al simpático astronauta Buzz Lightyear en Toy Story 3. En el 2016, Diego volvió a sorprender cuando lanzó un disco de salsa, Indestructible, que está nominado al Latin Grammy al Mejor Álbum Latino Tropical.

Al lanzar su nuevo proyecto con música tropical, el famoso cantaor aclaró el año pasado ante la televisión colombiana que no se considera salsero sino un “gitano flamenco que da mi punto de vista al mundo de cómo yo veo la salsa, que nunca se había dado el flamenco con la salsa; jamás en la historia”.


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Desde entonces, ha dicho que, desde su perspectiva, la rítmica y el mensaje de las letras de amor y desamor, o la manera de llevar el ritmo con los dedos o con las manos, ha hecho que él sienta que la bulería y el guaguancó tienen la misma esencia. “Son urbanos, son música para el pueblo”, comenta.

Su pasión por esta simbiosis musical hizo que, además de grabar ese disco, protagonizara el documental Indestructible, el alma de la salsa, que se estrena el 6 de noviembre por medios digitales luego de haber sido presentado en diferentes festivales de cine por el mundo. En ese documental, explora la evolución de la salsa a través de las ciudades que más influyeron ese género.

No podría haberse involucrado en un doble proyecto de salsa si el género e incluso el proyecto no estuvieran tan arraigados en su corazón. Según reveló su casa disquera, The Orchard (Sony Music), este proyecto fue un sueño compartido por él y su esposa, Amparo, quien falleció de cáncer en el 2015.

"A ambos nos gustaba mucho la salsa, pero la salsa que ya no se escucha, la salsa de los 70, el sonido de Fania, la salsa dura”, dice. “Fue una idea que nació de Amparo. Comenzamos el proceso juntos y después de su muerte lo hicimos realidad”.

Algo tuvo que ver también su relación con Bebo Valdés, el legendario pianista cubano a quien siempre admiró y con quien llegó a vender un millón de copias por Lágrimas negras. “Siempre le tuve mucho respeto al género por todos esos genios que han dejado en la memoria tanta gloria musical. Aunque lo veía con respeto, me sentía muy allegado y cuando conocí a Bebo Valdés, él me ayudó a entender y a conocer la salsa, la Fania, Puerto Rico, Cuba, Colombia”, comenta.

 “Nunca pensé llegar a este punto, nunca pensé en llegar a hacer un disco de salsa sin dejar de ser flamenco; se dio, y nunca dejó tampoco de ser salsa”.

Diego El Cigala

Como expresa en una escena del documental, “Soy un gitano, flamenco, venido del mundo de la guitarra. Yo siempre he cantado con guitarra. Y al escuchar el piano de Bebo Valdés, en paz descanse… se me abrió un abanico sin fin de la música afro-cubana, latina y el bolero

El resultado es que el músico, que en diciembre cumplirá 50 años, está viviendo una realidad que jamás soñó: “Nunca pensé llegar a este punto, nunca pensé en llegar a hacer un disco de salsa sin dejar de ser flamenco; se dio, y nunca dejó tampoco de ser salsa”.

Tampoco había pensado mudarse de España, pero hace cinco años su vida dio un viraje y se fue a vivir a República Dominicana, país que ha dicho amar por su clima y porque lo mantiene cerca de Estados Unidos y América Latina, donde trabaja con tanta frecuencia. Parece, además, que de alguna forma, vivir allí con sus dos hijos lo hace honrar el recuerdo de su difunta esposa: “Fue una idea de Amparo. Soy feliz porque vivir allí me da paz y tranquilidad”.

Claro que tranquilidad es algo que cuesta imaginar en la vida profesional de El Cigala. Además de promover el documental y el disco Indestructible, en estos días el cantante se presentó en San Francisco y de allí volará a Miami para presentarse el 9 de noviembre.

Esa inquietud constante que lo caracteriza fue la razón por la que los hermanos Losada, tres guitarristas con los que comenzó su carrera, lo apodaran “cigala”, una especie de camarón: “Dicen que me movía más que los precios, que siempre estaba para arriba y para abajo y no paraba… y por eso me pusieron el nombre”.

Apodo que le vino como anillo al dedo y que aún ahora, más de tres décadas después, lo describe bien: pues la estrella del flamenco, cuyo nombre verdadero es Ramón Jiménez Salazar, sigue así de inquieto. Imparable.