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'Nightcrawler', el sórdido mundo del crimen

Un periodista juega con el sensacionalismo — y su propia vida.

DIRECTOR: Dan Gilroy 
GUIÓN
: Dan Gilroy
ELENCO: Jake Gyllenhaal, Rene Russo, Riz Ahmed y Bill Paxton
DURACIÓN: 117 minutos

Aunque Nightcrawler se vende como una sátira, le falta humor para funcionar como tal. La película es más bien una solemne denuncia al apetito por la nota roja de los noticieros televisivos locales y la avidez de las audiencias por los detalles más sangrientos. Nightcrawler retrata el mundo de corrupción tanto de los directivos como el de los camarógrafos que venden sus imágenes al mejor postor. En su debut como director, el guionista, Dan Gilroy (Real Steel, 2011; The Bourne Legacy, 2012) trata de capturar el tenebroso universo subterráneo de los bajos fondos de Los Ángeles. La ciudad es una trampa que devora tanto a las víctimas como a los fotógrafos que viven de retratarlas. Louis Bloom (Jake Gyllenhaal), el reportero que se arrastra durante las noches olfateando la sangre, es el Nightcrawler del título, y las cadenas televisivas que sin el menor pudor muestran las imágenes, sus cómplices.

Cuando primero lo conocemos, Bloom es un raterillo de poca monta que apenas sobrevive con sus malas artes. Sin embargo, no es un criminal cualquiera; con una fijación que raya en lo patológico estudia en libros de autoayuda las fórmulas para convertirse en un hombre exitoso. Con una cámara y una falta total de escrúpulos, Bloom comienza a perseguir entre las sombras las escenas de accidentes y hechos violentos que arrojan victimas sangrientas, muertas o decapitadas. A pesar de su apariencia vampiresca (Gyllenhaal bajó treinta libras para el papel), Bloom logra colarse en una televisora local y convence a Nina, la directora del noticiero matutino (Rene Russo) de que le compre sus imágenes. La carrera de Nina está en picada y ¿qué mejor que contar con los detalles visuales más sórdidos para subir los ratings? En palabras de Nina, la historia perfecta para su noticiero es: “una mujer con una cortada en el cuello gritando por las calles de un barrio lujoso de Los Ángeles.” Bloom está más que dispuesto a complacerla.

Jake Gyllenhaals, en la película Nightcrawler

CORTESÍA DE OPEN ROAD FILMS

Jake Gyllenhaal en una escena de 'Nightcrawler '.

A Bloom le empieza a ir tan bien que incluso se da el lujo de contratar como asistente a Rick (Riz Ahmed), un joven también desesperado por la falta de opciones. Además, Bloom se compra un radio con el que puede interceptar las señales de la policía y así llegar a las escenas del crimen antes que nadie. Los diálogos entre Bloom y Rick son los que proveen los mejores toques de humor. El primero le exige cada vez más a su empleado, en consonancia con los consejos de cómo ser un hombre de éxito que saca de los libros de autoayuda que se sabe de memoria.  El éxito que obtiene con sus descarnadas imágenes alimenta su ambición y lleva a Bloom a transgredir los límites de la legalidad.

El mayor acierto de Gilroy es la forma en que la ciudad misma se convierte bajo sombras en una trampa tanto para las víctimas como para los fotógrafos que viven de retratarlas. Sin embargo, siempre la vemos a distancia ya que el guión no nos permite acercarnos demasiado. En ese sentido, Nightcrawler no cumple con su mejor promesa. La personalidad del  protagonista exigía un desarrollo y un desenlace que nunca se da. Bloom es un personaje límite cuya carga de violencia tendría que haber desencadenado algo más y, no obstante, termina igual que como empieza. De la primera a la última toma sabemos que la cinta es una crítica a la violencia que ilustran los noticieros locales. Se podría decir que el destino es el mismo desde el arranque, pero eso no quita que el viaje mismo sea muy disfrutable.

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