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Get On Up: Una película con mucho “soul”

La vida del legendario James Brown llega a la pantalla grande.

DIRECTOR: Tate Taylor

GUIÓN: Jez Butterworth, John-Henry Butterworth y Steven Baigelman,

ELENCO: Chadwick Boseman (James Brown), Nelsan Ellis (Bobby Byrd), Dan Aykroyd (Ben Bart), Viola Davis (Susie Brown), Lennie James (Joe Brown), Fred Melamed (Syd Nathan), Craig Robinson (Maceo Parker), Jill Scott (DeeDee Brown) y Octavia Spencer (Tía Honey)

DURACIÓN: 139 minutos

“No te fijes en la letra; escucha el ritmo”, le dice el representante de James Brown a un escéptico promotor musical cuando le presenta la canción “Please, Please, Please” en 1956. Esas palabras podrían resumir el espíritu de la película Get on Up y la atinada decisión de su director, Tate Taylor, de no hacer una biografía cronológica de Brown. Tratar de capturar en una narración lineal esa  fuerza indomable de la naturaleza que era el artista afroamericano, hubiera sido un error. Solo su magistral música pudo contener a Brown en vida, y solo a través de su música podemos entenderlo ahora. El llamado “padrino del soul” era nada menos que la voz de su raza alzándose por encima de la opresión sus tiempos. En ese sentido, los personajes más destacados de Get on Up son las diferentes épocas que le tocó vivir—y  sobrevivir.

Nacido en plena depresión económica en el sur profundo de Estados Unidos (1933,  Carolina del Sur), Brown llevaba el sino de la desgracia; creció en la pobreza más abyecta en una cabaña en el bosque. Hijo de un padre abusivo y una madre que lo abandonó a los cuatro años, Brown pudo expresó su infortunio a través del ritmo.

Apenas completó la primaria, Brown dejó la escuela y tuvo que ganarse la vida lustrando zapatos, recogiendo algodón y hasta robando. Brown era todo un delincuente juvenil cuando conoció en prisión al hombre que le cambiaria la vida, el también músico Bobby Byrd, cuya familia lo acogió. Ambos crearon el grupo The Famous Flames, abrevando primero de los sonidos del góspel y eventualmente de algo único que Brown creó. Aunque se le trató de encajonar como autor e intérprete de música “para negros”, Brown trascendió las fronteras de su raza; la juventud anglosajona también se sintió representada en sus ritmos y energía desbordada. Junto con otros músicos afroamericanos, Brown creó el funk, una nueva forma musical que combinaba el soul, jazz y R&B.

Chadwick Boseman, James Brown, en la película Get On Up

UNIVERSAL PICTURES

Chadwick Boseman en su rol de James Brown en Get On Up.

La carrera de Brown despegó en los años 60, durante el movimiento de los derechos civiles.  En 1968, su hit "Say It Loud, I'm Black and I'm Proud", se convirtió en un símbolo de orgullo para la raza negra. Sus sonidos discordantes capturaron el groove de la contracultura y además inspiraron a músicos tan disímbolos como Mick Jagger, Serge Gainsbourg, David Bowie, Prince, y Michael Jackson.

Get on Up le debe también su triunfo a Chadwick Boseman, quien ya se había distinguido como Jackie Robinson en 42 (Dir. Brian Helgeland, 2013). Boseman hace gala de movimientos y energía equiparables a Brown. La fotografía de Stephen Goldblatt y la direccion de arte de Jesse Rosenthal capturan la esencia de cada época y el ritmo frenético en el que se desarrolla la vida de Brown arriba del escenario y atrás de él.  Vemos momentos claves en su ascenso a la fama y su transformación como artista y como hombre; sus tropiezos con la ley y adicciones.

Aunque sobre el escenario podía escapar de su turbulento pasado, abajo, este lo perseguía y se reproducía en actos de crueldad y violencia con quienes lo rodeaban. Get on Up se concentra en su amistad con Byrd y su deterioro a través de las décadas es también el de Brown como ser humano—que no como artista. Prácticamente hasta su muerte en 2006, Brown siguió trabajando y dejando su alma en el escenario y ese es el principal legado que captura la película. Get on Up nos deja como “I Feel Good”, uno de los mayores éxitos de Brown.

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